Holland's one shots

Sam Holland

Título: Némesis
Advertencia: esta medio asco srry.
_____________________________________

La clase de biología comenzó. Mierda.

Si bien, biología es mi materia favorita desde que entré a la preparatoria, este año las deidades decidieron que merecía ser castigada por alguna extraña razón, y colocaron al idiota más grande de la galaxia justo a mi lado.

Me quería arrastrar por el pasillo camino al aula, enserio no quería soportar al imbécil, pero tenía que ir porque Sam ya me había visto por los pasillos y le diría a la profesora que me salté su clase ¡Solo para molestarme! lo odio.

Cuando llegue al salón, pude ver desde la puerta a Sam ya esperándome en el pupitre, a lo que solo suspiré aguantando mis ganas de hacer un berrinche en pleno pasillo.

- Hola Tn.- dijo tranquilo mientras me miraba.

- Hola imbécil.- contesté de mala gana.

- Veo que sí te dignaste a venir hoy. Qué bueno, porque si no, me hubiera visto obligado a reportarselo a la profesora.- exclamó burlándose, disfrutaba hacerme molestar.

Volté rápidamente la cabeza en su dirección con una expresión de muerte.

- Tal vez no me guste venir porque hay cierto DE-GE-NE-RA-DO- deletreé para hacer énfasis.- que no me deja en paz.

El solo se limitó a mirar al pupitre mientras sonreía, otra clase arruinada por este chaval de mierda.

La maestra no tardó en llegar para empezar a escribir en el pizarrón y provocar un silencio perfecto. De no ser por la maldita pluma de Sam.

-¿Quieres dejar de hacer eso, maldito imbécil?- dejó el mecanismo de la pluma en paz por un segundo y me miró.

-¿Que? ¿Esto?- dijo, presionando una y otra vez el botón de la tinta.

-Ok, suficiente- traté de alcanzar la pluma con mis manos para quitársela, mientras el solo se reía de mi alejándola de mi agarre.

Estábamos empezando a ponernos agresivos, hasta que un mal movimiento hizo que la mesa se moviera unos cuantos centímetros, haciendo que un ruido estremecedor inundara la sala.

-Sam, compañía, afuera- exclamó la maestra sin poner atención a nuestros intentos de objeción.

Recogí mis cosas al igual que Sam, dedicándole un bufido y una mirada cargada de odio. Caminamos hasta la puerta y la abrí dejándola ir sobre su cara cuando estuve afuera del salón, él la sostuvo en el momento correcto antes de golpearse y solo siguió hacia afuera.

Me senté en el suelo al lado de la puerta mirando los mosaicos del piso, hasta que los pies de mi odioso compañero me bloquearon la vista.
Miré hacia arriba y noté que me miraba.

-¿Qué carajos quieres? ¿No te bastó con que me sacaran por tu culpa? Eres un idiota.- el solo me vio con indiferencia y tranquilidad en su rostro.

-Tal vez fue mi culpa, pero si el prefecto te ve en los pasillos, no seré responsable de que te lleven a la oficina del director.

-¿Y qué sugieres? Ahi parado no te ves tan discreto. - contesté de forma despectiva a comparación de su tono calmo. Me puse a pensar en lo extraño que era que ese día, no me había insultado ni hecho nada además de lo de la pluma. En un día normal mínimo le dejaba un ojo morado, pero ese día se veía diferente, se veía cansado o triste, pero no me importaba, el jamás mostró piedad.

-Conozco un lugar donde nadie nos verá y podremos pasar el resto de la hora sin cuidado.

Lo miré con desconfianza, al notarlo, me extendió una mano para levantarme, pero yo lo rechacé levantandome sola y respondiendo con un mal tomo, como siempre.