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HP5

—...así que, ¿esta es tu primera cita, Potter?

—...ya ni siquiera sé cómo explicarles que el libreto no dice esto.

—La verdad, sí —Harry sonríe a medias, encogiéndose en el asiento. Draco, en el lado contrario de la mesa, tiene los codos apoyados en el borde y la barbilla recargada en las palmas, y lo observa con ojos brillantes y una sonrisa boba.

—¿Estás nervioso?

—¿...saben qué? vamos a dejarlos que jueguen un rato y grabamos cuando terminen...¿alguien quiere ir a comer? Por cierto, ¿a dónde está Cho Chang?

—¿Tú estás nervioso? —Le devuelve la pregunta con otra, entrecerrando los ojos en un desafío absurdo. El Slytherin suelta un bufido.

—No te diría si lo estuviese.

La música de fondo del salón de Madame Tudipié es extremadamente melosa. Pero, sin duda, lo peor es la decoración rosa, extravagante, y los cupidos. Harry desvía la mirada hacia un conjunto de corazones por un instante.

—¿No te parece que esto es horrible?

—Tú eres el que iba a venir aquí —Replicó Draco, encogiéndose de hombros—. Si la cita hubiese sido conmigo, te habría llevado a un partido uno-a-uno en el campo de Quidditch y después por cervezas de mantequilla.

Se observan un momento, en silencio. Harry vuelve a sonreír.

—¿Sabes algo? Eso es perfecto.

Lo último que se ve en la toma es a dos chicos que salen del local, hablando en voz baja. Draco le roza los dedos a Harry, como si se tratase de un simple accidente, y terminan con las manos entrelazadas.

—Corte—

Secretos reveladosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora