El ambiente era cálido, perfecto para salir a recorrer los inmensos terrenos de bosque que se expandían delante suyo y los alrededores. El viento fresco acariciaba su delicada tez mientras desordenaba su melena traviesa.
— Deja de correr juguetona...— atrapo Ethan a la pequeña Thais mientras esta reía estando en el aire en las manos de su padre — tienes demasiada energía.
— Y solo tiene tres años — dramatizo Daniel — no quiero ni pensar cómo será cuando tenga cinco... o dieciséis y tenga que correr con su novio de turno.
— Ni de coña — gruño — ¿verdad que tu solo querrás a papá? — la pequeña Thais asintió — ves, ella solo me amara a mí.
— Sigue soñando lobo, sigue soñando... — decía el joven vampiro mientras caminaba hasta la casa del lago — a ver si dice lo mismo en unos años — grito esto último, solo para molestar al viejo Alpha.
El sonido de un celular empezó a sonar, el Alpha bajo a su pequeña hija mientras atendía la llamada, siempre vigilando que no se fuera a caer o le pasara cualquier cosa, pero lo que no sabia es que a unos metros se encontraba una vieja conocida, alguien que prometía más desgracias de las que imaginara, aquella chica de cabello rojo sonrió con malicia cuando vio al Alpha distraerse por un momento y dejar de posar la vista en la pequeña Thais.
Empezó a hacer crecer flores frente a la niña, llamando su atención, el camino poco a poco se fue construyendo y la chiquilla no tarde en recorrerlo, se sumergieron en una burbuja de tiempo donde este no se detenía mientras todos fuera de este se mantenía quieto.
— Hola Thais — menciono, atrayendo consigo la atención de la pequeña — ¿te han gustado las flores? — pregunto, mientras enrollaba un mechón de la melena de Thais en su dedo, la niña asintió — eres muy guapa, le traerás demasiados dolores de cabeza a tu padre — sonrió — que te parece si yo te doy esta rosa — hizo aparecer una hermosa rosa roja en su mano, llevándose la fascinación de la niña — y tu me prometes que seremos amigas — la pequeña Black asintió entusiasmada, la magia siempre le ha traído a sobre manera — pero será nuestro secreto ¿de acuerdo?
— Si — asintió Thais mientras tomaba entre sus manos la delicada rosa.
— Ahora ve con tu padre que debe estar echo una histeria — sonrió con malicia — nos volveremos a ver Thais, te lo prometo...
En un segundo la niña se encontraba de nuevo en el lugar de antes; todo estaba exactamente igual, su padre aun habla por teléfono, el camino de las flores ya no estaba, pero aún conservaba aquella delicada rosa roja.
— Debemos irnos cariño — Ethan guardo el teléfono en su bolsillo y fue por su hija — ¿de donde la has sacado? — pregunto cuando ya la tenía entre sus brazos.
— De allí — señalo la niña el bosque.
— Ya no vuelvas a entrar ahí tu sola ¿entendido? — la pelinegra asintió — muy bien, debemos irnos ahora.
La noche cayó, haciendo que las energías de la pequeña poco a poco se fueran agotando; había estado corriendo y brincando por toda la casa y alrededores, no paraba jamás, era muy traviesa e inquieta, le daba alegría a aquella casa. Leah termino de ponerle su pijama para recostarla en su cama.
— ¿Cansada, cariño? — un bostezo y restregada de ojitos por parte de Thais lo confirmo — descansa — deposito un beso en su frente mientras la arropaba.
No tardo en dormirse aquella chiquilla traviesa, así como no tardo en tornarse negra la hermosa rosa que descansaba en el buro de la habitación, solo fue cuestión de segundos para que se convirtiera en cenizas.
Aquella rosa no solo prometía dolor, sino exterminación.
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Rencor [3]
WerewolfThais Black puede ser la hija perfecta, el ejemplo a seguir que toda manada requiere, pero ella se niega ser algo que nunca quiso, algo que no le nace. ¿Quién dijo que ella sería la salvación? Porque ella no. Tercera parte de la trilogía "Lazos roto...