Capítulo 7

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27 de Junio de 2019 - Nueva York, 12:00 hs

-Sam, qué esTAS HACIENDO AQUI? -Le dije gritando muy enfadada

-Es que mi mamá te quitó la radio que yo te había dado para comunicarnos, así que quise traértelo para estar en contacto.

-Sabes lo peligroso que es estar aqui, Sam? -Preguntó John mientras bajaba la velocidad del auto

-Espera, John. Vuelve a casa, hay que llevar a Sam

-Ya estamos a mitad de camino y a esta cosa no le queda mucha gasolina

-No tengas miedo, Emilia - Dijo Sam. Abrió la mochila que traía y sacó un martillo de juguete -Soy Thor, hijo de Odín. Yo te protegeré -John y yo sonreímos

-No te alejaras ni un centímetro de mi. Entendiste Sam? Tu madre debe estar muy procupada. Como llegaste sin que te viéramos?

-Estaba atrás de ustedes cuando salieron la primera vez. Cuando entraron a la habitación detrás del pequeño perro, trate de abrir la puerta del garage pero no pude, estaba cerrada con llave. Asi que me puse a buscarla, apenas llegue al segundo piso las encontré en el suelo. Baje rápido porque escuche ruidos raros ahí arriba y me dio miedo. Los vi cuando salían con una niña y el perro. Abrí la puerta del garage, entré y me encerré por si algun hombre raro quería entrar. Tengo 10 años, no soy tonto.

-No pensaste que nosotros queríamos entrar? -Dije enojada

-Bueno, si soy tonto, pero ten. Aquí esta tu radio -Extendió su brazo para entregarme su juguete

-Puedes decirme John Bennet si quieres

-Genial. Tengo un nuevo amigo

-Sam, ésta radio no sirve a grandes distancias -Apreté todos los botones que tenia sin poder escuchar nada mas que estática -tienes algo en tu mochila que nos pueda servir?

-No. Entre el martillo y el escudo de Capitán América, elegí traer el martillo. Ah, y una linterna.

-Llegamos -Dijo John interrumpiendo nuestra charla

Aún quedaban un par de calles pero ya podíamos verlo debido al gran tamaño que tenía el supermercado. El estacionamiento era enorme, al aire libre y estaba antes del supermercado. Había que dejar el auto por ahí para poder entrar.

12:11 hs

Dejamos el auto lo mas cerca que podíamos de la entrada al supermercado por si teníamos que salir rápido de ahi. Apagué la radio de juguete y tome la linterna. El lugar estaba obscuro. Era como la cueva de un monstruo que esperaba ser despertado. Nuestra pequeña linterna no alumbraba más de un par de metros de distancia. El olor a carne podrida se hizo presente, era bastante fuerte pero podíamos resistirlo.

Paso a paso nos adentrabamos mas en los oscuros pasillos de ese gran laberinto. Sam venía al lado mio. Caminaba con los ojos cerrados, John venía a mi izquierda. Intentaba no parecer asustado pero lo estaba.

Al final del pasillo en donde había mas bifurcaciones propias de un gran supermercado, encontramos un carrito. Pondríamos ahí todo lo que necesitábamos. Fuimos llenando el carrito a medida que avanzábamos. Yo alumbraba las góndolas mientras John se fijaba que sea útil o comestible y no esté vencido. John tomo su mochila y metió comida hasta que esta se llenó. Yo hice lo mismo mientras Sam sostenía su linterna con una mano y su martillo con la otra.

12:33 hs

Ya habíamos llenado dos carritos y nuestras dos mochilas. No entraría nada mas en el auto así que comenzamos a volver hacia la entrada, o eso intentábamos. Mientras regresábamos, la luz de la linterna se hizo mas débil, un minuto después se apago y quedamos en completa oscuridad. Sam empezó a llorar, e intente calmarlo para que no haga ruido. Lo subí al carrito que yo empujaba y tomé la mano de John, que empujaba el otro carrito.

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