Capítulo 8

9 2 0
                                    

27 de Junio de 2019 — Nueva York, 14:23 hs

Silencio, era lo único que habia. Un absoluto silencio que recorria todos los senderos a los que íbamos, disfrazandose en ocasiones del suave sonido de la brisa. Antes el sonido era lo único que nos avisaba que todo estaba bien, que nada malo había ocurrido, que teníamos un nuevo día, una nueva oportunidad. A veces eran las bocinas de los autos en las calles, otras veces eran los ladridos de los perros que estaban en la plaza. Pero eso ya no existía. Ahora lo único que nos avisaba que todo estaba bien era el silencio. No solo eso, sino que nos recordaba que en algún momento llegaría algún sonido que rompería por completo ése silencio.

Ya estabamos en la ciudad de vuelta. Los lugares en los que no vieramos sangre eran escasos, como si alguien tomara un pincel con pintura roja y lo apoyara aleatoriamente sobre el papel, en éste caso sería la ciudad. Habia un buen números de cadaveres en la calle que de repente se levantaban y comenzaban a perseguirnos, consiguiendo sacarnos unos buenos sustos a los tres. 

—Supongo que ninguno ha jugado Resident Evil? —dijo John sonriendo

—No —Respondimos Sam y yo al unísono

Nadie dijo más nada hasta que llegamos por fin a casa. No había nadie alrededor, me acerqué a la puerta y le di tres golpes, esperé cinco segundos y le di un cuarto golpe. Del otro lado se escuchaban muebles moviéndose, así que respiré aliviada. Dije mi nombre y mi apellido y la puerta se abrió. El primero que me recibió fue el pequeño perro que saltaba a mi lado moviendo su cola, luego mi mamá que me dio un rápido abrazo.

Me di la vuelta para ayudar a entrar las cosas. Sam bajo y entró rápido a la casa. Mientras John y yo bajábamos las cosas del auto, mi mamá las metía a la casa. Pude ver a los vecinos de enfrente vigilandonos por una ventana. No me preocupé por eso, de hecho estaba feliz de que hubiera más gente que no se hayan transformado.

Después de bajar todo, entramos a la casa. Cindy vino corriendo hacia mi gritando mi nombre y apellido. Me abrazo como si no me hubiera visto hace años y yo la abracé de la misma forma

—No vuelvas a dejarme así sin avisar — dijo regalándome

—Lo siento, es que estabas dormida y era mejor que te quedaras 

—Emilia, la próxima vez dejame decidir eso

Sólo la miré y asentí con la cabeza. 

  27 de Junio de 2019 — San Francisco, 19:30 hs.

Hola princesa:

                        Muchas cosas malas han pasado estos ultimos dias. Es 27 de junio, siempre recuerdo la fecha en la que estamos con la esperanza de recordarla el día que nuestras vidas se reanuden normalmente, y que no sea un nuevo inicio, sino la continuación de algo ya escrito. Espero que pienses como yo, que tengas la esperanza intacta. Pensarás que escribir esto es torturarme a mi mismo porque es imposible que leas ésta carta, pero se que lo harás. Tendrás ésta carta en tus manos temblorosas como están ahora las mías escribiendo ésto, y sabré que la habrás leído porque estaré al lado tuyo. Aunque parezca que estoy tranquilo, que es lo que te quiero transmitir, no lo estoy. Trataré de darte esta carta personalmente, no importa lo que haya afuera o lo que tenga que recorrer. Y cuando llegues hasta este punto quiero que sepas que LO LOGRÉ. Hasta pronto, princesa. Te amo

                                          Tu Papá

Nueva York, 20:24 hs

Ya mucho mas tranquilos, con todas las cosas ordenadas en su lugar y después de nuestro reencuentro en el que le contamos a todos todo lo que paso en el viaje y luego de aguantar a la Sra. Fletcher gritandole a Sam, solo en ese momento...era hora de sentarnos en el living con nuestro nuevo perro que llamamos "Chappie".

Pusimos los nombres que le gustaba a cada uno en un papel y elegiriamos al azar. Ganó el nombre de Sam, y estaba bien porque era el que mas se preocupaba por el perro y podría decir a quien el perro mas quería después de la niña. 

La niña. Ella no habló en ningun momento. Según mi mamá se despertó llorando, pudieron calmarla pero no lograron que hable. Es entendible luego de todo lo que paso. Me pregunto como hubiera reaccionado Sam si nosotros no hubiéramos estado con él.

Yo estaba muy cansada así que pensaba en ir a acostarme, y lo hubiera hecho pero algo pasó. Estaba subiendo las escaleras cuando escuché muchos golpes de la puerta. Segundos después supe que pasaba debido a los gritos que provenían de afuera. 

—Habran la puerta!

—Dejen que entremos!

—Sabemos que tienen electricidad!

Los vecinos querian entrar. Todos nos reunimos tras la puerta que iba a ceder en cualquier momento. John lanzó unos gritos para que se calmaran pero no sirvió, al contrario hizo que golpearan con mas fuerza. Entre los gritos pude escuchar a alguien.

—Por favor, denme su auto para ir con mi bebe a la casa de mis padres. Por favor, se los ruego, estoy sola—Miré entre las maderas de las ventanas y la que había dicho eso era una madre, bastante joven, sosteniendo a su bebe que lloraba en brazos. Nadie sabia que hacer. No podía dejarla ahí con su bebe. Lo único que hice fue tomar la llave del auto y lanzarla por debajo de la puerta en la dirección en la que estaba la madre.

Miré por la ventana, la llave cayó justo en los pies de la joven y su bebe, y la hubiera tomado si no fuera porque un hombre la empujo y se la quito. Éste hombre subió a tres chicos que supuse eran sus hijos y se fue en el auto. Quedando todos los demás aún allí. Una sensación de enojo e impotencia corría dentro de mi Por unos segundos los golpes se dejaron de escuchar, pero volvieron acompañados de gritos de terror

—ABRAN POR FAVOR, AHI VIENEN!

—Por favor, tomen a mi bebe!!

John miro por las maderas y con tristeza asintió, esas cosas ya venían. Nadie hizo nada. Nadie abrió la puerta. Ya no había golpes, solo gritos, gritos de dolor y el llanto de una madre y su bebé. De repente, silencio. Un silencio absoluto era lo único que habia.

The JourneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora