Capítulo 7

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Salgo del portal de Ari y comienzo a correr por las callejuelas de la zona, completamente preso por la ira que recorre ahora mismo mi cuerpo. ¡¿Cómo he podido ser tan gilipollas?! Paso cerca de unas cajas de cartón que están en la basura y las pego un par de patadas hasta que casi las rompo. Ya un poco más relajado camino hasta el coche y pongo rumbo a Alcalá. Llego a casa no se ni como porque me he pasado todo el trayecto llorando. Aparco el coche y entro a casa. Nada más entrar dejo las llaves en el mueble de la entrada y veo que la casa parece estar vacía. Qué raro. Subo a mi habitación y al pasar por la de mi hermana la veo allí, enredando con unos planos.

-Hola Fanny – la digo apoyándome en el marco de la puerta aun con la voz entrecortada

-¡Ay, Álvaro que susto! – me dice pegando un pequeño bote en la silla y girándose para poder verme – Ey ¿y esa cara?

-¿Podemos hablar? – una lágrima se me escapa y Fanny se levanta asustada

-Pues claro que si enano – a pesar de tener casi 24 años, mi hermana seguirá llamándome siempre así, cosa que aunque de pequeño odiaba, ahora lo adoro – Ven anda, siéntate aquí – me señala la cama y nos sentamos uno frente al otro – A ver, cuéntale a tu hermana

-La he cagado Fanny. La he cagado y bien – escondo la cabeza entre las manos y un par de lágrimas vuelven a resbalar por mis mejillas

-Álvaro... - pasa su mano por mi hombro y empieza a acariciarme - ¿Qué ha pasado?

-¿Te acuerdas de Ari? La prima de Adrián, la de la boda...

-¿La chica con la que estuviste bailando?

-La misma – suelto un pequeño suspiro y continúo – pues veras, después de estar toda esa noche juntos nos intercambiamos los números de teléfono, porque para que te voy a mentir, Ari me atrajo y mucho. Total que esa semana estuvimos muy liados con los conciertos y demás y a pesar de que no deje de pensar en ella ni un solo día me fue imposible mandarla un mísero mensaje. Pensaba en ella día y noche. En sus ojos, su sonrisa, su voz... Incluso Blas, que ya sabes lo bien que me conoce, me pregunto si me pasaba algo. Total que al final el sábado conseguí sacar tiempo para llamarla y quedamos para ir a dar una vuelta. Desde ese día no dejamos de hablar ni uno solo y cada vez que podíamos quedábamos para dar una vuelta. Un día me invito a cenar a su casa y después de estar haciendo el tonto paso lo que tenía que pasar. Nos besamos. Un beso que consiguió dejarme completamente KO. Pero el caso es que ella no sabía quién era yo y entonces quise esperar unos días para asegurarme. Acuérdate de Blas. Bueno pues el caso es que hoy había quedado en ir a su casa y cuando he llegado me he encontrado con la sorpresa de que ya lo sabía todo. Y me ha echado... - comienzo a llorar, esta vez un poco más fuerte

-Anda ven aquí – me acerco a mi hermana que no ha dejado de escucharme ni un solo momento y me acurruco entre sus brazos – Lo mejor ahora es que la dejes unos días para pensar. Es normal que se haya puesto así y más si es una chica con carácter como parece Ari. Piensa que se ha enterado por terceras partes de que su chico es cantante de uno de los grupos más famosos del país – me dice enjugando mis lagrimas

-Ya Fanny pero es que no te haces a la idea de cómo me ha calado. Hacía mucho tiempo que ninguna chica conseguía hacerme sentir las cosas que me hace sentir Ari

-Álvaro no te preocupes cielo. Seguro que cuando hayan pasado un par de días y haya pensado las cosas fríamente te llama aunque solo sea para que le expliques todo. Y ya verás que cuando la cuentes el motivo te perdonara

-¿Tú crees? – la pregunto mirándola a los ojos

-Creo no. Estoy segura. Y ahora ve al baño y pégate una buena ducha para despejar esa mente y alegrar esa cara. Que un tío bueno como tú no puede tener ese careto – me revuelve el pelo y consigue sacarme una sonrisa.

Salgo de la habitación de mi hermana no sin antes darla un beso en la mejilla y sigo su consejo. Me voy directo al baño a pegarme una buena ducha. Me pongo un poco de música de fondo y dejo correr el agua tibia por todo mi cuerpo. Estoy un buen rato bajo el chorro de agua y después de secarme salgo a mi habitación aun con la toalla enroscada a mi cintura. Me asomo a la ventana y tras comprobar que ya está cayendo el sol, decido ponerme ropa de deporte y salir a correr por la zona del rio. Me encanta esa parte del pueblo para salir a hacer deporte. Se respira paz y además nadie te molesta. Se está realmente bien. Me coloco los cascos y empiezo a correr.

Estoy así unos 45 minutos y decido volver a casa. Cuando llego, al pasar por el salón, veo allí a mi hermana y a mi madre hablando sobre no sé qué, aunque mejor no saberlo porque vaya peligro que tienen las dos juntas.

-Buenas eh – entro y las doy un beso a cada una. Fanny me mira con cara de circunstancia, queriéndome preguntar qué tal. Yo simplemente le sonrío dándola a ver que estoy mejor, aunque tampoco mucho sinceramente. Solo espero que se la pase el enfado y podamos aunque sea volver a hablar – bueno me subo a la ducha ¿vale?

-Vale cariño, aquí estaremos – me contesta mi madre

Salgo de la ducha y me quedo terminando un trabajo para la universidad en mi habitación. Lo tengo que presentar dentro de un mes y o me doy un poco de prisa o no lo acabo ni de coña. Me encierro en mi mundo entre apuntes y miles de datos con los que tengo que trabajar. Es además la mejor forma de olvidarme un poco de todo lo que ha pasado hoy.

-Álvaro ya está la cena – Fanny consigue sacarme de mi mundo. Me giro y la veo apoyada en la puerta - ¿Qué tal estas?

-Mejor – sonrío mientras apago el portátil y me encamino hacia la puerta – gracias por tus consejos Fanny – la doy un fuerte beso en la mejilla y bajamos a cenar

-¡Ay qué bien se está en familia! – dice Fanny de repente haciéndonos reír a mi madre y a mi

-¿Cuándo vuelves a Canarias? – la pregunto mientras bebo un poco de agua

-Pasado mañana. Ya se me acaban los días – contesta con voz desanimada

-Bueno, pues habrá que ir a verte entonces. Esto de tener una hermana en Canarias es un chollo – la digo guiñándola un ojo

-Hombre gracias eh. Yo también te quiero

-Lo sé, lo sé – me intenta dar una colleja pero la consigo esquivar. Estas son las cosas que echo tantísimo de menos pero tanto el trabajo de mi hermana como el mío no nos lo permiten demasiado

-Bueno chicos, haya paz anda – interviene mi madre

-Si es que Fanny, ya te vale – niego con la cabeza

-¡Oye! ¡Pero que morro tienes majo! Ya me dirás luego que vienes de vacaciones que te va a dejar la casa tu prima

Terminamos de cenar entre risas y comentarios y tras recoger la cocina entre todos a pesar de que mi madre no nos quiere dejar, nos vamos al salón a ver la tele un rato los tres juntos

-Bueno ¿y vosotros cuando tenéis concierto? – me pregunta mi hermana mientras me pone la cabeza encima para que la haga un masaje

-Pues el viernes. En Albacete, asi que iremos y volveremos en el día

Continuamos hablando hasta que llega la hora de irnos a la cama. Me despido de mi madre y de Fanny y me voy a la habitación. Me pongo el pantalón corto del pijama ya que todavía hace mucho calor y es con lo único que duermo y me meto en la cama. Miro por última vez el móvil y como no, me viene a la cabeza Ari. Todos los días antes de dormir solíamos hablar un ratito por Whatsapp. Con el poco tiempo que ha pasado y ya la estoy echando de menos. En fin, será mejor que piense en otra cosa. Abro la aplicación y veo los mensajes que tengo. Alguno de los chicos, o más bien de Carlos que no ha parado de hablar y también del grupo que tengo con los amigos de siempre. Los miro por encima y tras estar un buen rato pensando en Ari por fin caigo en los brazos de Morfeo.

Arriesgar sin pedir cuentas (Álvaro Auryn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora