Capítulo 10

1.2K 56 1
                                    

Narra Álvaro

Suena la alarma de mi móvil asique ya es hora de ponerse en pie. Me levanto hoy con una sonrisa más grande de lo normal. El otro día por un momento pensé que perdía a Ari para siempre pero ayer, por casualidades de la vida o quizá porque el destino así lo tenía escrito, nuestros caminos se volvieron a cruzar y gracias a su capacidad de comprensión al final lo arreglamos de la mejor manera posible. Me paso una mano por el pelo al recordar ese momento y sonrío aún más. Madre mía. La verdad es que me sorprendió bastante. Jamás pensaría con esa carita de no haber roto un plato que tiene en que sería en la cama como es. Nunca había estado con alguien así. Sacudo la cabeza intentando sacar esos pensamientos de mi cabeza o si no no me moveré de aquí nunca y me voy hacia el baño. Me doy una ducha rápida y al salir me envuelvo una toalla a la cintura. Me arreglo un poco la barba, me peino y vuelvo a la habitación. Me visto con unos vaqueros, camiseta roja y playeras y listo. Antes de ir a desayunar dudo si mandarle a Ari un mensaje de buenos días o algo por estilo pero recuerdo que ella para esas cosas es un poco reacia. Más bien diría que lo odia y a mi esa faceta suya que la hace tan diferente a las demás me enamora aún más. Voy hacia la cocina y ahí me encuentro a mi madre. Ay, como me gusta despertarme y verla. Esto de estar todo el día de aquí para allá me gusta pero de vez en cuando también gusta eso de estar en casa rodeado de tu gente. Me preparo mi desayuno: cola-cao, tostadas y un poco de fruta y me despido de mi madre. En media hora he quedado con Blas y como no me dé prisa me da que no llego. Salgo de casa y me monto en el coche. Dirección: Madrid.

Consigo aparcar cerca de la cafetería donde he quedado con mi mejor amigo y al llegar ahí le veo en la puerta. Tan puntual como siempre. Le saludo, entramos y nos sentamos en una mesa.

-Bueno, ¿se puede saber qué es eso tan importante que me tienes que contar? - me dice apoyando los codos sobre la mesa

-Tengo chica - lo suelto así, sin más rodeos mientras que Blas abre los ojos como platos

-¿Qué me estas contando? Pero esto... ¿desde cuándo?

-Pues a ver, liarnos lo que se dice liarnos nos hemos liado la semana pasada, pero ya llevábamos tonteando unas tres semanas

-Y ¿se puede saber quién es la desafortunada? - Blas y sus bromas de siempre. Este chico no cambiara nunca

-Se llama Ari, tiene 21 años y es de Santander

-¡¿De Santander?! Joder más lejos no te la podías haber echado no

-Blas, ¿tú me has oído? Me he liado con ella anteayer. Vive aquí imbécil. Está estudiando periodismo

-Ah. Claro también es verdad. Oye ¿y cómo la conociste?

-¿Te acuerdas de la boda de mi prima? - asiente con la cabeza - Pues resulta que ella es prima del novio y nos sentaron juntos en la mesa. Pero tío, te juro que nunca me había pasado algo así. Es que nada más verla tuve la necesidad de saber más de ella y claro me sentaron al lado suyo... Pues ya sabes que yo para hablar no tengo problema. Estuvimos hablando toda la noche y a la hora de bailar pues nos echamos unos cuantos bailes. Y ya después nos dimos los teléfonos

-Y empezasteis a quedar hasta que por fin surgió el beso - me interrumpe

-Exacto

-Ois que monos ellos - me hace con gesto de chica y a mí me da por reír

-Si pues calla que el otro día casi la cago - ladea la cabeza a modo de pregunta - Resulta que ya sabes lo que te paso a ti con la chica esa que se nos hizo creer que no nos conocía para ligarte. Bueno pues yo a Ari no la dije que era cantante. Estaba esperando justo a que la cosa empezara. Y va y días después de besarnos me pilla. Y casi la pierdo para siempre

Arriesgar sin pedir cuentas (Álvaro Auryn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora