Capítulo 18

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Narra Ari

Las 12. Medianoche. Según me ha dicho Blas en el mensaje que me acaba de enviar llegarán en, aproximadamente, media hora, asique recojo todo lo que había sacado y me doy los últimos retoques. Ahora solo queda esperar.

Narra Álvaro

-¡Buah tío, ha sido increíble! - se sube de un salto Dani encima de David

-Creo que ha sido uno de los mejores conciertos de mi vida - digo yo todavía emocionado. Y es que, aparte de que el concierto ha sido en la playa, algo que de por sí ya lo hace especial, ha habido un momento en el que todo el público me ha cantado el "Cumpleaños feliz" y Salva y Magi han tirado confeti desde los costados del escenario.

-Bueno y ahora ¡fiesta! - grita Carlos levantando los brazos

-Sí, pero antes pasamos por el hotel a ducharnos y cambiarnos. No me seáis guarros ¿eh? - nos reímos todos y después de recoger todo nos subimos a la furgoneta. Ahora viene la odisea: salir de aquí. Arranca Magi y después de traspasar la gran masa de fans gritando y golpeando el vehículo, por fin logramos salir de aquí. En unos minutos llegamos al hotel, aparcamos en el garaje y subimos a recepción a por las llaves.

-Bueno, bueno, bueno... - dice Blas sacándose un pañuelo del bolsillo haciéndome temer lo peor

-¿No se te ocurrirá...? - doy un paso atrás

-Sí, ven aquí

-Nooo. Joder, no me gusta que me tapen los ojos... Además ¿otra sorpresa?

-Hazme caso y ponte esto anda - le hago caso y me pongo la venda

-Venga vamos - dice esta vez David- yo me muevo con la ayuda de Blas y nos subimos en el ascensor. Pero noto algo raro

-Chicos, ¿no hemos pasado ya nuestra planta? - pregunto confuso

-No - contestan todos al unísono. Bueno, me habrá parecido. Salimos del ascensor y nos encaminamos hacia, supongo, mi habitación. De repente nos paramos y oigo como golpean la puerta a modo de llamada. Vale, ahora sí que no entiendo nada. Se abre la puerta y me quitan el pañuelo, pero cuando me giro ya no están. Me encuentro solo ante una puerta entreabierta. Miro a los lados y me doy cuenta de que, como yo creía, no estoy en nuestra planta. Tras pensarlo unos segundos finalmente me decido a entrar y me quedo impresionado. Ante mis ojos decenas de velas iluminan una lujosa habitación decorada también por pétalos de rosa. De fondo se escucha una música un tanto ¿erótica? a un volumen bajo. Doy unos pasos en esa enorme habitación y de repente no puedo creer lo que tengo ante mis ojos. Ari. Esta preciosa con un conjunto de lencería fina negro. Madre mía, creo que me va a dar algo. Esta increíble. Miles de cosas sucias se me pasan por la cabeza para hacer con ella

-¿No vas a decir nada? - me saca de mis pensamientos mientras camina de forma sugerente hacia mí y con una mirada que transmite fuego. De pronto reacciono y corro hacia ella levantándola por los aires mientras ella ríe como una niña

-¡Te quiero! ¡Te quiero! ¡Te quiero! - la digo mientras damos vueltas. Ella baja la cabeza y se tira a mi boca como si llevase sin probarla años. Me encanta. La bajo de mis brazos y seguimos besándonos como si no hubiese mañana. Poco a poco la temperatura va subiendo y la ropa empieza a sobrar. Ella mete sus delicadas manos por debajo de mi camiseta y consigue deshacerse de ella sin mucho esfuerzo. Yo me separo un poco de ella y tras mirarla otra vez detenidamente la doy la media vuelta y comienzo a desabrocharla poco a poco el corsé mientras la doy besos por el cuello y la espalda. En unos instantes cae el corsé al suelo. La vuelvo a girar y esta vez la tiro sobre la cama. Conduzco mis manos por sus piernas hasta llegar al final de sus medias. Las voy bajando suavemente mientras voy dejando un reguero de besos por sus piernas mientras ella suelta algún que otro gemido. Cuando por fin lo he conseguido es ella quien esta vez se coloca encima de mí. Me desabrocha el pantalón y me deja en bóxer en un abrir y cerrar de ojos. Me voy a tirar encima de ella cuando de repente me frena

Arriesgar sin pedir cuentas (Álvaro Auryn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora