Habían pasado un par de horas desde que Neville había salido de la enfermería y claro que había recuperado su recordadora gracias a Harry. Después de eso, me decidí a pensar que él era una buena persona, puesto a que se dirigió a mí de una manera bastante amable y se había en cierta forma preocupado porque Neville tuviera su regalo nuevamente.
Ese día, después de leer por un buen tiempo en la biblioteca, quise bajar a mi sala común para estar más cómoda. Salí con el libro que había decidido llevarme en la mano y empecé a caminar hacia las escaleras, pero entonces vi a Nev.
Él ya estaba en las escaleras, pero no cerca de donde yo debía dirigirme, sino más bien sentado en un costado que sabía no se movería. Sus manos sobre su cabeza me hicieron darme cuenta de que estaba preocupado y también algo cansado. Así que me acerqué con la intención de saludarlo, y además preguntarle si todo estaba bien.
—Hola Nev ¿Todo está bien?
—S.. bueno, no. Es que olvidé la contraseña que debo decirle a la dama gorda par entrar a..
—¡Aah! —lo interrumpí— ¿Yo debería saber eso?
—Por Merlín, no, no tendría que habértelo dicho.
—Está bien, no pasará nada porque no le diré a nadie —le aclaré buscando tranquilizarlo—. La.. verdad es que quisiera poder ayudarte, pero no tengo idea de cuál será la contraseña.
—Sí, lo entiendo, es que no tendrías por qué saberla, aunque yo sí debería.. —exclamó— está bien, supongo que nos veremos entonces —me saludó con una sonrisa de lado, queriendo minimizar la situación.
—Está bien, me quedaré hasta que llegue alguien que pueda ayudarte a pasar.
—¿No.. tienes sueño?
—No, no. Estoy bien por ahora. No te preocupes, me quedaré contigo.
—No tienes que..
—Neville, tranquilo. Después de todo, no era una pregunta —le sonreí de la misma manera que él lo había hecho antes.
—.. Gracias.
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Pasaron los minutos, y siendo sincera todo fue bastante tenebroso para nosotros. Es decir, dos niños de once años que se hallaban solos algo tarde en la noche, por donde al Barón Sanguinario le gustaba pasear. Este ya me estaba impacientando un poco, pues aunque tenía la idea de que los fantasmas serían tan agradables como algunos magos vivos, o incluso mejor compañía, él disfrutaba de atemorizarnos por más que fuera con acciones inofensivas. Fue cuando logré ver a Harry, Hermione y a aquel muchacho pelirrojo; llamado Ron. Lo había supuesto gracias a que así era como lo llamaban.
—¡Hermione! Hola, Harry.. R-ron —los saludé, aunque aún con dudas de cómo llamaba al de pecas.
—Qué bueno que nos encontraron.
—Hola Neville, hola Josephine —exclamó Harry.
—¿Saben? Nos gustaría quedarnos pero tenemos que ir a otro lado.. —comentó al que ya había dado por sentado le correspondía el nombre "Ron", debido a que no me había corregido.
—¡No! ¡No me dejen!
—Sí, por favor. Neville y yo estuvimos esperando a que alguien de su casa llegara desde hace como cuarenta minutos. Él no recuerda la.. no sabe cómo entrar.
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•|Ollivander y Longbottom|• {Libro 1} (EDITANDO)
Roman d'amour"Al acabar bajé de mi asiento, y me encontré con el niño viéndome aún más sorprendido que cuando le ofrecí ayuda. Sus ojos se notaban muy grandes, y su boca pasó de estar algo abierta, a sonreír levemente. -Bien, entonces.. ¿Cómo te llamas? -Neville...