Capítulo 2: Las acciones
Dentro del gobierno de Ballesteros no había cabida para las buenas obras, pues el tipo de gobierno que Ballesteros corría era uno totalitario, pues se le consideraba un canciller malvado, que todo lo que hacía era a su conveniencia y no en la del pueblo.
Un día, éste se topó con Fernando Ruiz, un joven estudiante que hacia internado en el pueblo que él gobernaba. Fernando era de tez trigueña, con ojos claros y muy bien representado. Tenía una mirada muy significativa, pues decía mucho con solo mirar. Este joven estudiaba leyes, pues quería contribuir de una manera u otra al pueblo.
Ballesteros le dio la bienvenida al humilde pueblo, y le comentó sobre la población de la capital y otras cosas, todas a mitad, sin completárselas. Fernando ya sabía de las malas acciones de Rómulo, pues su madre, fue secretaria en la jefatura del gobierno, puesto que se ganó con esmero y dedicación, pero obviamente, no le duro mucho. Fernando iba dispuesto a aprender de Ballesteros y luego, sacarlo del poder.
