Capítulo 4: Las Fiestas de Pueblo
Llega la noche del 13 de junio de 1964, la más esperada, pues era el día de inicios de las Fiestas de Pueblo de San Gregorio, pueblo donde la tiranía y maldad de Rómulo Ballesteros reinaba.
Ballesteros llevó con él a sus dos hijas y a su esposa, la cual era abnegada a su marido. Era una mujer dulce, servicial y muy educada, pues siempre quiso ser maestra, pero sus padres se opusieron.
Mientras Ballesteros se encontraba haciendo los actos protocolares de inicio de fiestas, ve a lo lejos que llega Fernando Ruiz, el joven estudiante de leyes, el mismo que deseaba estar a su lado para aprender.
Rápidamente la cara de Ballesteros cambió, pues la presencia de aquel joven no era del agrado de Rómulo. Era algo que sentía, no podía permitir que se acercara a sus hijas y esposa, algo que fue inevitable.
Renata, Regina y Bernarda se encontraban en las escaleras de la iglesia, cuando éste, llega a su lado, sin saber que son la familia de su opositor políticamente. Regina lo mira y se sonrió con él. Bernarda, muy diligentemente le ofrece sentarse en un espacio disponible, espacio que era de Ballesteros, y él acepta. Frida observa que Fernando está sentado y hablando con las 3 mujeres más importantes de Rómulo, y decide ir a contárselo.
Acercándose lentamente a donde se encontraba el canciller, Frida le comenta en el oído que el negro está sentado plácidamente con su familia. Rápidamente él envía a los guardias a que lo saquen de al lado de su esposa e hijas, y lo inviten amablemente a sentarse cerca de los funcionarios de gobierno, aquellos que se encontraban allí obligados. Los guardias llegan a las escaleras de la iglesia, y le extienden la invitación a Fernando, él acepta, pero Bernarda le recuerda la cita para comer luego de las Fiestas de Pueblo.
