Capítulo V (Editado)

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Hogwarts, años después

Cuando Orión sintió al sombrero rozar su cabeza, sintió una presencia deslizándose por su consciencia. Era una sensación extraña, pero a su vez era agradable. Podía sentir cómo revisaba sus recuerdos, su carácter, su manera de ser. 

Lo tenía claro, ese sombrero era una verdadera joya de la magia.

Cuando sintió el retiro de la presencia, oyó una voz en su interior. Era una voz ronca, antigua, llena de sabiduría.

- Veamos... Otro Black más... Bienvenido a Hogwarts. Veo grandeza en tu interior, serías una gran adición a Slytherin, donde los Black llevan generaciones yendo. También podrías ser un buen Ravenclaw, sé lo que opinas sobre el conocimiento. A pesar de tener cierta lealtad, puedo ver que es únicamente hacia ti, por lo que Hufflepuff queda descartada. Y si bien puse a tu tío en Gryffindor, tú simplemente no encajas allí. Bueno, el tiempo sigue su curso, y yo he de decidir a qué casa irás, así que... ¡Slytherin!

~oOo~

Su abuela estaría orgulloso de él. Después del deshonor que trajo Sirius Black a su familia al quedar clasificado en Gryffindor, él había quedado en Slytherin, acabando por fin con las dudas sobre si los Black eran o no verdaderas serpientes.

Hogwarts era tal como su abuela le dijo: un castillo con una arquitectura impresionante. No era lujosa, como las típicas mansiones de las familias sangre pura, pero tampoco tenía ese aire humilde de los castillos muggle. Era simplemente mágica.

Muros de piedra grisácea de una altura considerable, con tapices y cuadros adornándolos. Un Gran Comedor con 4 grandes mesas alineadas en paralelo, las insignias de cada casa marcadas en cada una. El techo era una verdadera proeza mágica, un regalo de Rowena Ravenclaw hacia el castillo y sus estudiantes; en él se veía una copia del cielo del exterior.

Después de haber derrotado a Voldemort, el recién nombrado Ministro Tom Ryddle había puesto en marcha un plan de renovación de Hogwarts, argumentando que habían pasado siglos desde que el castillo había sido construido, y que nunca había sido renovado, ni siquiera había tenido revisiones periódicas. Así que se cerraron las alas del castillo no esenciales para los estudiantes, como por ejemplo el tercer piso. También se ordenó a los elfos domésticos que hicieran una limpieza exhaustiva del castillo. Todos coincidían en que los cambios habían sido para bien, incluido el director Dumbledore.

Cuando acabó la selección, apareció comida sobre las 4 grandes mesas: eran platos de aspecto delicioso, y cuando Orión los probó, supo que su vista no le engañaba. Se sentía observado, más de uno quería ver al huérfano de la anteriormente ilustre casa Black, ahora caída en desgracia por sus relaciones con Voldemort. Pasó la cena sumido en sus pensamientos, respondiendo brevemente y con cortesía a las preguntas que le hacían sus indiscretos compañeros de casa, como la insulsa Pansy Parkinson, que le había preguntado que se sentía no tener padres. 

Después de cenar, uno de los seis prefectos de la casa Slytherin los empezó a guiar hacia las mazmorras, que era donde residirían hasta que se graduasen. Les explicó por el camino hacia donde iban algunos pasillos y escaleras, donde se encontraban las clases o el despacho del director Dumbledore. Orión intentaba prestar atención, pero no pudo evitar prestar atención a su primo lejano Draco Malfoy, quien parecía brillar en la penumbra del pasillo en el que se encontraban, acompañado por sus dos amigos, o gorilas, Crabbe y Goyle. Recordó las fastidiosas reuniones familiares que su abuela Walburga organizaba cada seis meses, donde Draco solía ser el centro de atención debido a su carácter egocéntrico e infantil. Realmente hacía mucho tiempo que no lo veía.

Finalmente, llegaron a la sala común de Slytherin: se detuvieron delante de un muro simple, gris, de piedra; sin nada que llamase la atención, pero cuando el prefecto pronunció la contraseña, "purum sanguinem in aeternum", una serpiente metálica apareció en el suelo y comenzó a trepar por la pared, dando lugar a una puerta que daba a la sala común. Era como su abuela le había descrito, majestuosa y digna, elegante, y un tanto verde. Otro prefecto se encargó de guiarlos hacia las habitaciones de los estudiantes de primer año, que eran habitaciones dobles. En cada puerta había una placa de plata que mostraba dos nombres, los de los ocupantes del cuarto. A cada habitación, dos alumnos abandonaban la hilera de alumnos que recorría el pasillo. La penúltima habitación era la de Orión, que iba a compartir cuarto durante toda su vida escolar, 7 años de su vida, con...

Draco Lucius Malfoy

Qué sorpresa. Por un instante, Orión creyó que el castillo podía leer sus pensamientos, y había escogido colocarlo con Malfoy para burlarse de él. Pero, al fin y al cabo, era solo un castillo, debía ser solo casualidad. ¿Verdad?

Draco entró primero a la habitación y decidió quedarse unilateralmente la cama frente a la ventana que daba al lago. Orión se adentró en la habitación, observándola atentamente; no le faltaba espacio y era del mismo estilo que la sala común, paredes oscuras, camas de madera negra con dosel, grandes armarios, negros también, un par de escritorios y todo ello con toques verdes y plata. En un extremo de la habitación había una puerta, que Orión supuso que daba al baño. No era como su habitación en Black Manor, pero no estaba mal. 

"Espero que no te importe que haya elegido esta cama", le dijo Malfoy, "Mi padre me dijo que por la ventana a veces se puede ver a la gente del agua, e incluso al calamar que vive en el lago"

"Está bien", contestó. Se dirigió hacia su baúl, que seguramente había sido llevado hasta ahí por elfos domésticos, y se dedicó a guardar su contenido en el armario de delante de su cama.

"Veo que no eres muy, digamos, hablador. Espero que esta no sea nuestra dinámica, porque si no, prefiero que me cambien", su aguda y petulante voz le sacó de sus pensamientos. 

Orión no contestó, pero hizo una mueca que, desgraciadamente, Malfoy no vio, porque siguió hablando sobre su magnífico padre, sobre su fabulosa mansión y sobre lo genial que era en pociones, ya que el profesor era su padrino. ¿Tan bajo habían caído los estándares del sombrero? Según su abuela, antaño la casa Slytherin había tenido a los magos más astutos y ricos de toda Inglaterra. En su opinión, Draco Malfoy era aún un niño que no podía hacer nada sin el permiso de su padre, quien cumplía todos los caprichos que su hijo pudiese tener. ¿Dónde había quedado la parte Black de la que Malfoy descendía? No lo sabía, pero no estaba en Draco.

"Bien, como tú quieras. Si no me vas a prestar atención, yo a ti tampoco", y se cruzó de brazos, sentado en la cama. 

"Eso espero", suspiró y se metió al baño sin siquiera dirigir una mirada a Draco.


~OoO~

Bueno, vuelvo después de un largo tiempo... No tenía ni inspiración, ni ganas, de seguir con esta historia. Pero bueno, supongo que ha vuelto a surgir la inspiración desde algún recóndito lugar de dentro de mí. 

Este capítulo no significa que las actualizaciones vayan a ser periódicas, ni me comprometo a seguir esta historia. Es solo que, después de darme un largo tiempo alejado de aquí, he decidido retomar desde donde había dejado y ver hasta donde puedo ir. 

Y, mientras no actualice esta historia, siempre podéis leer "A New Order of Chaos", la traducción que estoy llevando a cabo, donde ya hay 28 capítulos publicados y más que se vienen.

Como siempre, no olvidéis que, en caso de cualquier duda, podéis comentar, ya que intentaré resolverlas en el menor tiempo posible. Tampoco os olvidéis que no está prohibido votar.

Y muchas gracias por vuestro apoyo.

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Publicado el 10/04/2024

𝕃𝕠𝕣𝕕 𝔻𝕒𝕣𝕜 (𝔼𝕟 𝔼𝕕𝕚𝕔𝕚ó𝕟)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora