Capítulo I.

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Charles tomó el cuaderno de notas, no era un diario pero le gustaba escribir de vez en cuando. En él estaba el pequeño relato de los últimos dos años de su vida que habían pasado como un remolino dejando un desastre a su paso pero también estaba plasmada la esperanza que su esposo había traído a su vida. No era un secreto para el esposo de Charles lo que en él estaba escrito, ya que había sido uno de los protagonistas principales de lo que se narraba en aquellas páginas.

Acomodó el bolígrafo entre sus dedos para seguir escribiendo pero al instante decidió volver a dejarlo para releer lo que para sus ojos ahora parecía una novela de bolsillo. Si alguien le propusiera hacer un pequeño libro o una película, aceptaría sin dudar. No tanto por rememorar su pasado, si no para demostrar que la fe y esperanza de verdad movían montañas.

Vio la caligrafía de la primera página recordando el esfuerzo que había hecho para escribir cada palabra y que ahora con el paso del tiempo había mejorado significativamente, le había servido de terapia en aquel entonces y ahora. Procedió a leer antes de que Chip despertará de su siesta.

Éramos la pareja perfecta, casi un cliché.
Dos universitarios en pleno crecimiento y con miles de sueños y expectativas. Erik era atleta y yo un alumno destacado y presidente del consejo estudiantil. Era un misterio para todos como fue que nos hicimos novios y pareja, si al principio no nos soportamos.
Erik era arrogante y me veía como una especie de ratón de biblioteca, pero una partida de ajedrez y una larga conversación nos llevó a iniciar una relación.

Éramos el ejemplo a seguir, comprometidos con nuestra alma mater, organizando eventos, colectas, bailes, concursos deportivos. Hacíamos todo aquello por que nos apasionaba ayudar y estar al centro de todo.

Los primeros indicios de que Erik era agresivo aparecieron poco después de que empezamos la relación. La copia de su expediente llego a mis manos, alguien lo había dejado entre mis pertenecías con el firme propósito de que yo lo leyera. Erik es un par de años mayor que yo, nunca le cuestione el porqué seguía en la Universidad a pesar de su edad. Pero al leer el expediente pude hacer conjeturas, había tenido problemas en el pasado en su antigua universidad por agredir a un alumno, aquel suceso lo había hecho perder un par de años.

No lo confronte, eso era parte de su pasado y si alguna vez llegaba a tenerme la confianza suficiente me lo diría. Con lo que respectaba a mi, el siempre me había tratado bien, conmigo era cariñoso y con los demás, era frío y distante.

Fue hasta que en una competencia de atletismo Erik golpeó con saña a un competidor de otra universidad, fue sancionado y yo deje pasar aquello. Solo me resigne a ser su apoyo cuando fue dado de baja por algunos días y fui su abogado cuando quisieron removerlo del equipo de atletismo. Abogue por el y dio resultado, lo defendí por ser el mejor y por que dentro de mi, mi amor hacía el no me permitía verlo expulsado de su gran pasión.

Después de aquello las aguas volvieron a su curso y no hubo más altercados.

Estábamos por graduarnos y los preparativos nos mantenían ocupados todo el tiempo, yo con la organización de la ceremonia y el baile, y Erik con la preparación de los nuevos atletas. No tuve tiempo de decirle que mis padres habían organizado a mis espaldas todo para enviarme a estudiar la maestría al otro lado del mundo, propuesta que decline pensando exclusivamente en él. No quería irme y dejarlo solo, iría hasta allá solo si el venía conmigo y eso era un sueño.

Le confíe mi secreto a una persona que consideraba mi amiga y que terminó por divulgarlo, llegó hasta oídos de Erik y todo se fastidió.

Desde la ceremonia de graduación Erik no me despegaba la mirada, no era de esas que me dedicaba cuando estábamos juntos. Era tan incómodo y desconcertante sentir sus miradas con un cierto deje de coraje sobre mi a cada paso que daba.

Al recibir nuestros documentos y diplomas, me dio un beso en la frente y se fue por su cuenta, festejaba con los chicos de atletismo y después desapareció.

Esta demás recordar que no fue por mi a casa de mis padres, tontamente lo esperaba en mi puerta para recibir un corsage a juego con la flor de la solapa de su saco. Pero nunca llegó.

Subí a mi motocicleta y me dirigí con los ojos llorosos al salón en donde se llevaría a cabo el baile. Yo debí llegar antes que todos como organizador del evento pero todos me excusaron al ver mi mal semblante y a Erik ahogado en alcohol bailando en medio de la pista con Emma colgada de su cuello.

No había explicación lógica para lo que estaba sucediendo.

El lugar era esplendoroso con su decoración de "Amor en Paris", tema elegido por ambos. Con los grandes candelabros derramando luz, todos habían entrado en el juego de ser parisinos y el ambiente invitaba al romanticismo.

De repente sentí la necesidad de salir corriendo de ahí, necesitaba aire. Esa era mi noche, la mía y de Erik, había estado esperando ese momento con ansiedad y ahora era una pesadilla. Verlo derrochar cariños con Emma me asqueo.

Caminé con la frente en alto ignorando la mirada de mis amigos y de repente sentí el férreo agarré de una mano en mi muñeca. Volví mi rostro y Erik me veía con furia, sus verdes ojos incandecían.

Me jaló con tanta violencia hasta su auto que sentí un dolor indescriptible en la piel que su gran mano sujetaba. Me soltó tan rápido que no vi venir el fuerte empujón que dio con ambas manos sobre mi pecho, choque de lleno con la carrocería del auto, empezó a gritar ignorando los estudiantes que pasaban por ahí.

La razón de su molestia se debía al rumor que había llegado hasta sus oídos, la mayoría sabía que yo me iría a estudiar a Oxford y según sus palabras, lo dejaría solo.

Me esforcé por explicarle que no deseaba irme a Inglaterra, pero cada palabra que salía de mis labios lo hacía enfurecer más.

Parte de lo que sucedió fue mi culpa, debí negarme a subir a su auto pero me era necesario explicarle que yo no lo abandonaría como tantas otras personas ya lo habían hecho en su vida.

A medida en que avanzamos la velocidad del auto incrementaba.
Suplique para que se detuviese y platicáramos, pero su juicio y razón estaban más que nublados por el alcohol.

Fue una fracción de segundo la que cambió el destino, cuando me di cuenta el auto giraba de modo vertiginoso.

Al principio hubo mucho dolor y después quedé suspendido en una anestesia eterna, me sentí entumecido. Abrí los ojos poco a poco y no había un auto o Erik a mi lado, solo el manto estelar cubriendo el insondable cielo.

Hubo otro intento por mantenerme despierto, solo había luces brillantes y sirenas sonando. No pude hablar, ni moverme. El calor de las lágrimas baño los costados de mi rostro y después la negrura de la noche me engullo por completo.

Nada fue sencillo después de lo sucedido, incluso recordar aún me cuesta trabajo.

Cuando abrí los ojos una vez más, había mucha luz. El movimiento de la ambulancia me causaba malestar, respirar era un tormento y de nuevo la oscuridad. Después un sin fin de luces moviéndose vertiginosas ante mis ojos, voces muchas voces y alguien diciendo que todo estaría bien.


YOU CAN LOVE (CHERIK/XAVIERINE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora