La tarde cae en la tristeza manchada sin que yo pueda hacer nada...

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—¡Ya lárgate! —grito, descontrolado, temblando, y, una vez más huyo, dejándolo ahí, dirigiéndome a mi alcoba, para encerrarme ahí, cuando siento como, justo al entrar, jala mi mano izquierda, la cual no me suelta, y me voltea al momento, abrazándome a su cuerpo con su brazo izquierdo, a la altura de mi cintura.

Nuestros cuerpos, mojados, no dejan ni un milímetro de separación.

—Dime que no me amas y me iré Chuuya. Niégame que lo que veo en tus ojos, que el motivo por el que se desbordan tus lágrimas no es por amor. Dime que todos estos años no has querido correr una tarde para encontrarnos en la bahía con el único afán de mirarnos de nuevo a los ojos; que no te has desvelado imaginando este momento, en el que podríamos estar así solos tú y yo. Niégame que no sentiste en ese beso lo que te amo, y que lo que yo sentí me hace no querer soltarte hasta que me digas que me equivoco, y que si me lo dices, sé que me estarás engañando, y entonces, esta vez, pelearé contra lo que sea, por ganar el amor que una vez tuve y dejé perder. Dime lo que sientes, ¡dímelo!, por favor... —declara, y entonces, mi alma me susurra lo que mi corazón sabe bien: si en ese momento no lo suelto, quizás, ya no lo volveré a ver.

—Si te amo Dazai, quizás te amé desde el día que me rescataste de ese infierno donde te convertiste en mi cielo. Y quise decírtelo muchas veces, pero sabía que te perdería... Y cuando, me soltaste, cuando te fuiste, supe que, aún pasara la eternidad, serías al único que siempre querría. ¿Es lo que querías escuchar?, ¿lo que querías saber?, pues eso es lo que siento, con toda mi alma aún desgarrada, y en todo mi cuerpo donde está escrito tu nombre y que te amo. Quisiera poder recuperar el tiempo perdido, y poder estar contigo por siempre. Es la verdad. Poder despertar perdido en tu mirada, y que todos sepan que eres mío y solo mío. Nunca más volver a sentir el dolor que me trajiste con tu partida. Conocer de ti todo lo que antes no conocí, que podamos mirarnos por horas, y que esas vendas en tu cuerpo ya no existan, porque ya no sientes más dolor. Eso es lo que quiero... Eres todo lo que quiero Dazai...

—Chuuya... —susurra, sonriendo, como nunca antes le había visto, y, me entrega así un beso que me hace cerrar mis ojos. En el que me entrego a su vez...

¿Es así como se siente la felicidad?

Si...

En ese beso correspondido ya no hay lágrimas, solo amor que se escapa ante cada vez que nuestras bocas se separan para tomar aire y poder seguir besándonos, con nuestras manos enlazadas y nuestros cuerpos tan juntos.

Las mariposas en mi estómago se liberan mientras crece el calor en mi pecho, y mi respiración se va agitando. Pero también, mientras mi miedo se desvanece, lo hace la ropa que traemos puesta.

Dazai comienza a desvestir mi cuerpo: mi camisa, y yo, la suya, nuestros pantalones, caen y cuando me doy cuenta, nuestros cuerpos, fríos aún, se pegan sin más tela que nuestras pieles a la luz del plenilunio sobre la madrugada.

Nos abrazamos, nos besamos y vamos a recuperar el tiempo perdido, cayendo sobre mi cama. Siento tantas cosas de golpe, tantos sentimientos, tanta dicha, amor y placer, que, si esto fuera un sueño, pediría quedarme en el para siempre.

Pero, cuando vea la callada sonrisa de Dazai, al mirar mis ojos, o rozar mi cara, sé que no estoy soñando, no cuando cada beso en mi cuello, en mi abdomen, en mi alma, van juntando los fragmentos de vida que me faltaban.

Sus dedos largos, recorren mi cuerpo, me tocan de una manera que nunca antes nadie. Y quisiera borrar el pasado para no haberle dado mi cuerpo a nadie antes...

—Debes de saber, que, yo antes...

—No eres el único. Pero, Chuuya, no es lo mismo entregar el cuerpo a entregar el corazón... —responde, y, recordando que eso mismo pensé minutos atrás en nuestro primer beso, siento ese amor que me pidió aceptar y sonrío, mientras rozamos nuestras miradas...

For the tainted sorrrow... Soukoku Bungou Stray Dogs FINALIZADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora