La tristeza manchada se encoge bajo la nieve que cae como polvo...

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—¿Qué? —pronuncio, apenas y con aliento.

—Se lo prometí a Odasaku antes de morir —responde, con un tono tan triste que, me hace entender muchas cosas.

Y siento que se me cae el mundo...

La tristeza en sus pupilas, me fragmenta el corazón...

Aquella noche que se marchó sentí un dolor tan profundo como el que nunca creí volver a sentir, pero que, se acaba de repetir...

—Vete...

—Chuuya, lo...

—¡VETE YA, MALDITA SEA! —le grito y por inercia, saco un cuchillo de mis ropas y lo encajo en la pared, hiriéndole si apenas la mejilla izquierda, la cual, le comienza a sangrar.

Me doy la vuelta y miro como el último rayo de luz desaparece del lugar. El silencio solo es roto por el ruido del cuchillo saliendo de la pared y el del cortar el aire cuando él me lo avienta de regreso. Lo tomo, pero, no quiero voltear a verlo, no cuando siento que las lágrimas de mi rostro saldrán en cualquier momento.

—Dime donde está Atsushi-kun —me pide, acercándose a mí, quedando a mi lado derecho.

—Solamente sé que Akutagawa se está encargando de la operación. Está con él.

—Gra... —me dice, pero lo interrumpo.

—Vete.

Y eso hace: se aleja sin voltear atrás. Y es mejor así.

Cuando su cuerpo se desparece escaleras arriba, las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos y me tiro al suelo, sin fuerzas, cansado de pelear contra mí mismo.

Debí saberlo, debí suponer que había sido por Oda.

Me siento tan estúpido, tan fuera de lugar. Dazai de seguro estaba enamorado de él, y jamás lo noté...

Mi llanto no cesa. Lloro de rabia, de cómo corté mi libertad al atarme a un sentir de culpabilidad por no haber podido hacer nada por mi amigo, por el hombre que amaba, cuando, a él lo único que le importó fue prometerle algo a quien tenía meses de conocer, a un hombre tan débil y tan efímero en la Port Mafia como lo fue Oda.

Todo tiene sentido. Esos meses, donde Mori-san nos daba misiones separadas y nos alejamos, fueron las precursoras porque, en efecto, Dazai hacía equipo con Oda y con Sakaguchi.

Lo odio...

Me odio...

Odio a Oda...

Cuando salgo a la noche, no hay una sola estrella y si muchas nubes. Comienzo a andar, sin saber a dónde voy, y es entonces cuando quisiera tener tanto trabajo que me permitiera sacar todo lo que siento, matando a unos 200 o 500 hombres a la vez.

No hablamos durante estos años y ahora que lo hicimos, como tanto lo desee, ya no quisiera que volviera a suceder.

Al final, llego al edificio de la Port Mafia. Siento que me arden los ojos de tanto llorar, mientras subo para ver al Jefe: debe de escucharme, después de engañarme para ver a Dazai. Cuando llego a su puerta, siento a alguien detrás de mí.

—Acompáñame.

—Onee-san.

Es Kyouyou-san.

Decido seguirla y llegamos a su oficina, desde donde se ve toda Yokohama.

—Perdónalo, no te llevó a esa misión para molestarte —me dice, sentándose en un sillón.

—¿Lo sabías? ¿Lo que me hizo?

For the tainted sorrrow... Soukoku Bungou Stray Dogs FINALIZADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora