Desplomada
en aquél mar de rojizas hierbas,
aquella perla creía flotar.
No sentía seguridad,
sentía adrenalina que la hacía volar.
Quizá creyó encontrar un lugar
y fue así como sus deseos,
atropellaron su ilusión.
Sumergida
en aquella profundidad,
creyó que el anzuelo
no llegaría allí.
Quiso soñar
y no temer al despertar
ante la idea de verse inmersa,
en aquél mundo alucinante.
Supo que los peces
sabrían sonreír
y entendió además,
que eran capaces de morder.
Aquél rollo era serio,
fue mordida alguna vez
mientras le era otorgada
una sonrisa abismal.
Y el dolor de su mordida
le hizo regresar,
tal como un dejavú
a ese viejo mar, de rojizas hierbas.
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Mil voces en el silencio
PoetryAquí van mis poesías, fiel reflejo del alma y mi sentir audaz que va contra toda corriente.