QUIÉREME, JODER. ©

Prólogo

Desde pequeña he querido llevar una vida perfecta, sin complicaciones. Lo tenia todo organizado, terminar el instituto, terminar la universidad, conseguir un trabajo, casarme, tener hijos y jubilarme.

¿Bonita vida verdad?

Todo iba a ser así pero con mis apenas 10 años cambio todo. Conocí en un campamento de verano a uno de mis mejores amigos, Kevin Gentille.

De lo que recuerdo de el, es que nos lo contábamos todo y era una persona de fiar.

Pasábamos la mayor parte del tiempo juntos y no importaba si acababa ese absurdo campamento, íbamos al cine o a nuestras propias casas.

Con el, me planteaba como podía pasar el tiempo tan rápido.

Era muy cariñoso, siempre me consolaba e intentaba ayudarme en mis momentos más tristes.

Todos los años por mi cumpleaños me regalaba un precioso cuaderno. En el ponia cada detalle que le gustaba de mi; mis grandes ojos claros, mis pestañas largas, mis diminutas pecas, mi largo cabello ondulado castaño.

Al cumplir mis 13 años; me pidió ser su novia al final de la última hoja del cuaderno.
Fue increíble y nadie nunca se me había declarado, aun así con mucha vergüenza tuve que rechazarle, sentí sus ojos que me decían que le había roto el corazón.

Aunque Kevin haya pensado que se lo haya roto, asintió y todo siguió como antes, pero después de lo que ocurrió me sentía un poco incomoda, igualmente una sonrisa falsa lo disimulaba.