Capítulo 4 Conflicto Parte 1

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La casa del jefe del pueblo estaba cerca al la plaza central. Pasando la entrada había un gran espacio de trabajo junto a la cocina. Dentro de este cuarto vacío se encontraba una vieja mesa con varias sillas alrededor. Ainz estaba sentado en una de aquellas sillas y observaba el interior.

Brillando a través de las ventanas enrejadas, el sol iluminaba cada rincón de la casa. Incluso sin usar [Visión Nocturna] era posible ver claramente los alrededores.

Ainz miraba a la mujer de pie en la esquina de la cocina y las diferentes herramientas que se encontraban alrededor de la casa. No se veía ningún aparato mecánico en el lugar.

Cuando Ainz comenzaba a pensar que la ciencia y la tecnología eran menos desarrollados en este mundo, inmediatamente se dio cuenta que sus expectativas eran un poco ingenuas. Incluso con magia, la ciencia no avanzaría necesariamente más rápido que en su propio mundo.

Para evitar el sol, Ainz movió cautamente su mano sobre la vieja mesa. La meja de trabajo crujió a pesar de que los guantes de metal no eran tan pesados. La silla también crujió fuertemente reaccionando al peso de Ainz.

Pobreza en el verdadero sentido de la palabra.

Para dejarlo en algún sitio, Ainz reclinó su Báculo sobre la mesa. El báculo reflejaba el sol, lo que creaba varios reflejos brillantes. Aunque estaba en la casa pobre de un pueblo, él todavía se encontraba rodeado de ilusiones de un mundo mítico. Ainz recordaba las expresiones atónitas de los pobladores.
Luego de observar el alto nivel del Báculo que Ainz y sus compañeros habían creado, los pobladores se encontraban maravillados, lo que provocó que Ainz se sintiera muy orgulloso. Sin embargo, este sentimiento fue pasajero e inmediatamente volvió a un nivel de felicidad normal, provocando que Ainz frunciera sus cejas inexistentes.
Realmente le disgustaba esta calma forzada. Sin embargo, hacer las cosas sin pensar en este momento haría que los problemas futuros fueran más difíciles de resolver. Considerando esto, Ainz se preparó para el reto que tenía en frente:

Debía negociar con el jefe del pueblo la recompensar por salvarlos. El verdadero objetivo de Ainz era obtener información en lugar de oro, pero preguntar directamente por información levantaría muchas sospechas.

Aunque este pequeño pueblo no debería representar muchos problemas, Ainz estaba preocupado sobre las autoridades de estas tierras. Si gente así se enterara de que Ainz frecuentaba a los pobladores para obtener información sobre este mundo, entonces podrían inmediatamente manipularlo.

Tal vez estoy siendo demasiado cuidadoso.

Ainz sentía que esta situación era similar a correr a toda velocidad por el camino. Existía la posibilidad de que tuviera un accidente fatal en cualquier momento. En otras palabras, había la posibilidad de que se encontrara con los más fuertes guerreros de este mundo.

La fuerza era relativa.
Ainz podría ser más fuerte que cualquiera que conociera en este pueblo, sin embargo eso no significaba que sería más fuerte que cualquiera en este mundo. También, en este momento Ainz era un no-muerto y a juzgar por las reacciones anteriores de las hermanas, la disposición general de la gente hacia los no-muertos era bastante obvia. Necesitaba conocimientos sobre su situación y tenía que tener cuidado ya que podría ser atacado en cualquier momento por los humanos que lo odiaban.

"Le he hecho esperar."

El jefe del pueblo se sentó en la silla frente a Ainz y su esposa a se mantuvo de pie detrás de él.
El jefe del pueblo era un hombre de piel oscura, musculoso y con la cara llena de arrugas.
A simple vista se podría decir que su cuerpo robusto era resultado de un pesado trabajo manual. La mitad de su cabello ya era blanco.
Aunque la ropa de algodón que llevaba estaba manchada con tierra, no olía mal.
De la cansada expresión de su cara uno podía adivinar que tenía más de cuarenta años. Su edad actual sin embargo era difícil de discernir.
Aparentemente los eventos de hoy habían causado que envejeciera algunos años más. 
La esposa del jefe del pueblo parecía tener la misma edad que él. Aunque antiguamente tendría el encanto de una delgada y delicada belleza, los muchos años de duro trabajo en el campo se habían llevado todo eso casi completamente. Su cara estaba llena de pecas. Ahora sólo era una mujer delgada de avanzada edad con un despeinado cabello negro que le llegaba a los hombros. Incluso viéndolo bajo la luz del sol, su color seguiría siendo opaco.
"Por favor.'
La vieja mujer puso una humilde taza sobre la mesa. No le sirvieron nada a Albedo porque se encontraba todavía caminando por el pueblo.

Overlord I: El rey no-muertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora