Jung Yoorim había vivido toda su vida con curiosidad hacia el amigo de su hermano, Christopher Bang. Su cara sin emociones, sus escuetas sonrisas, su forma ser en general, le causaba una curiosidad que no había sentido con nadie más.
Cuando el amig...
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Después de esa conversación, mi hermano se fue de la casa y Chris y yo nos quedamos a solas. Yo rápidamente me fui a mi habitación y me tiré a la cama, pensando en todo.
Una semana después, todo había cambiado notablemente. Chris casi no estaba en casa y nunca venía a recogerme como solía hacer y estaba preocupada por él.
Al salir de clase, me monté en el coche y le propuse a Jin, el chófer, si me podía hacer un favor.
— Claro, señorita Yoorim. ¿Qué sucede?
— Me gustaría saber qué... Qué está haciendo Chris en estos momentos. No me quiero entrometer, solamente quiero saber si está bien. Chris apenas pasa por casa y cuando le veo está cansado. Estoy preocupada por él. — Vi a Jin sonreír por mis palabras.
— Usted es muy dulce, señorita Yoorim. El señor Bang está últimamente muy ocupado por unos asuntos del clan. Yo también le veo cansado, pero es muy cabezota y hasta que no termine no descansará. Si se siente mejor con ello, cuando acabe podrá ayudarle haciéndole la comida mientras él está en la cama. — Mi cara cambió a una de asombro.
— ¿Acaba tan cansado como para quedarse en la cama? — Ahora sí que me encontraba preocupada.
— Sí. Seguro se pone muy feliz de que usted le cuide. — Me sonrió y yo le devolví la acción.
— ¿Puede hacerme un último favor, Jin?
Y ahí estaba, entrando por la puerta, siendo medio-ocultada por Jin mientras andábamos entre el tumulto de gente y varias personas se quedaban mirándome.
Porque sí, estaba en el edificio del clan de Chris. Le había pedido a Jin que me llevara para intentar encontrar a Shin. Jin conocía a la chica, así que él la buscaba mientras yo me encontraba escondida detrás suyo.
Nadie sabía quién era, así que corría peligro de que me dañaran.
Seguimos andando durante unos cinco minutos hasta que Jin se paró, escuchando una voz que no era del hombre.
— ¡Jin! ¡Hola! — La voz de mi amigo Felix se escuchó y me escondí aún más detrás de Jin.
— Hola, Felix. ¿Sabes dónde está Shin?
— Eeeh, creo que está en el despacho de Chris.
— Gracias, Felix. Nos vemos luego. — Empezó a andar y yo detrás de él cuando sentí un agarre en mi brazo.
