Jung Yoorim había vivido toda su vida con curiosidad hacia el amigo de su hermano, Christopher Bang. Su cara sin emociones, sus escuetas sonrisas, su forma ser en general, le causaba una curiosidad que no había sentido con nadie más.
Cuando el amig...
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Siempre me había preguntado qué veía mi hermano en Christopher Bang. Eran amigos desde los cinco años, y nunca se habían separado, y desde mis 3 años cuando le conocí, sigo sin encontrarle algún rastro de diversión o de felicidad en su cara. Cabe decir que desde los tres años le había visto sonreír dos veces. Una fue cuando yo tenía cinco y ellos siete y le agradeció a una señora que le ayudó cuando se cayó, y otra cuando a los trece años mi padre le contó un chiste.
Y me pareció tan raro el hecho de verle los dientes o una cara diferente que no fuera sin vida, que me quedé en shock y fingí que me sentía mal cuando me vieron rara. Era más extraño cuando volvía a pensar en eso y me daba cuenta de que el chiste que mi padre le había contado ni siquiera era gracioso, pero él se había reído como unos dos minutos y ahí es cuando oí por primera vez su risa.
Christopher era tan raro, y tal vez por eso desde los tres años me interesé bastante en intentar averiguar algo de su vida. Pero claro que tuve intentos fallidos, como cuando a los siete años decidí preguntarle a mi hermano el porqué de que Chris nunca sonriera, a lo que mi hermano me sonrió y me dijo "Yoo, esas cosas no se preguntan." A los siete años no entendí porqué me decía eso, yo quería tener amigos, y las influencias de mi hermano también eran influencias mías, y el ver la forma de ser de Chris me producía una curiosidad que ninguna otra persona me producía. Yo lo achacaba a que Christopher me emitía un tipo de respeto que no me emitía ninguna otra persona, y eso me hacía sentir cohibida; y al mismo tiempo que me producía curiosidad me hacía querer estar alejada, algo muy difícil de explicar.
También tuve otro intento fallido a los trece años, esa noche en la que le vi reír por primera vez fui a preguntarle a mi hermano esas palabras que me dijo cuando tenía siete y que recordaba perfectamente. A lo que él volvió a responderme unas palabras que tampoco entendí: "Cada persona es un mundo, Yoo, y cada uno tiene su forma de ser feliz o de afrontar las cosas en la vida."
Nada más decirme eso, decidí no volver a tocar el tema, porque tenía trece años, pero no era tonta; mi hermano podría malinterpretar ese interés y pensar que me gustaba su amigo, cuando claramente no era así. Así que cuando cumplí catorce me dije a mí misma que no volvería a preguntarle ni a mi hermano ni a nadie nada sobre Christopher Bang.
Y para mi sorpresa, fue fácil, porque cuando menos lo esperé, Christopher Bang apareció un catorce de diciembre en la puerta de mi casa diciendo que se iba a ir de viaje fuera del país durante un tiempo. Mi madre, mi padre y mi hermano estaban demasiado preocupados, y yo no entendía porqué, porque Christopher afirmaba que se iba con su tía a Australia, su país de origen, y que volvería. Pero aún así, mi madre lloró en los brazos del chico y cuando le vi los ojos a Chris me sorprendí cuando los vi brillar producto de las lágrimas. Chris se despidió de todos y cuando llegó a mí, me dijo unas palabras que aún habiendo pasado cuatro años no se me han olvidado.
