Pensaba que no merecía ser amado.
Aún que ella le dijera que estaba bien que todos cometían errores.
Pero para el la traición que les hizo no tenía perdón.
Por que lo único que era es ser un traidor.
Como cualquier día normal, en su triste vida, se levantó de su cama y se vistió.
Ese día se había levantado más temprano de lo normal, no sabía si era el que ya tendría respuesta a sus dudas el día de hoy lo que le espanto el sueño, o el que Emma no había estado la noche con el en la biblioteca molestando lo que hizo que pudiera dormir lo que en un principio debería de dormir, sus hermosas 8 horas, aunque con o sin Emma nunca duerme lo suficiente.
Todo fue normal en el desayuno y en los test diarios a diferencia que lo felicitaban sus hermanos y su madre...
Cuando fue su hora libre tomo uno de tantos libros que leía y fue por la gran puerta se sentó en uno de los árboles por donde empezaba el bosque.
Recordó el día, todo normal como si fuera cualquier otro día aunque Emma y Norman no lo felicitaban como sus otros hermanos, lo veían y saludaban, pero creyó que por lo menos ellos dos insistían en pasar todo el día con el, pero tan rápido como anunciaron el tiempo libre ellos dos desaparecieron de su vista.
Emma como el creyó no se le despegaría de su lado, y tendría que inventarse una excusa para escaparse de ella y llegar a la gran puerta.
Pero no...
Por eso llego tan temprano a ese lugar que no había citado a su madre pero sabía que pasaría por ahí.
Ya la había visto, a veces desaparecía y recorría por ella misma los grandes muros que había en el orfanato, siempre terminando en dónde está el.
Se metió tanto en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando empezó a entonar esa canción, lenta y suavemente sin prisas algunas tratando de apreciar la melodía que el mismo cantaba, hasta que unos pasos vinieron a el.
Ya había llegado.
Lo observó ¿impresionada? ¿Espantada? ¿Herida? No lo sabe no sabía cómo se pudo sentir ella en esos momentos, de lo que está seguro es que quedó en un pequeño shook, y aún más con lo que le dijo.
—Nee mamá... Porqué me tuviste.
Lo sabía pero no lo quería creer, ¿Tan poco pensó en el ser que dió a luz?, ¿Tan poco le importo el que viviera en ese podrido mundo lleno de mounstros? Que si no eres los que ellos esperas mueres sin que nadie lo noté.
Solo un método de sobrevivir más. Eso es lo que el era... Y lo que todos sus hermanos también eran.
—Dejame adivinar nos eligen por el tamaño del cerebro.
No el no podía morir, o por lo menos no aún.
—Mamá te ofresco un trato.
Norman, su amigo, el único que pido llegar a ¿entenderlo? No lo sabe solo sabe que le empezó a agradar su compañía, el no era tan ruidoso o tan infantil, el podía pasar tiempo con sus hermanos pequeños pero cuando trataba con el no era como si tratara con Don o Gilda y hasta también Emma tratando los con esa actitud inocente y tranquila no, con el lo tomaba encerio, no con esa inocencia en el, podía jurar que hasta era malicioso y manipulador. Norman lo tomo como alguien de su altura no como alguien con quien tenía que ponerse esa mascar de niño bueno.
Y Emma.
En contraste con Norman Emma si era ruidosa, insoportable, infantil y muy molesta. Entonces...
Desde cuando le empezó a gustar eso de ella, por que ahora le gustaba estar con ella jugando con los demás. Emma lo motivo a encontrar una razón para poder sobrevivir de mientras en ese mundo.
Emma es un sol, uno muy brillante y el no dejaría que se apagará en ese oscuro mundo.
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