Quédate conmigo

¿Quieres ser mi novio?

Joaquin

Había una reunión en su casa, ya había pasado mucho tiempo desde que habíamos empezado a convivir y salir juntos, así que me sentí confiado de pasar con él otro día juntos, además de que al vivir solo era muy común para él invitar a sus amigos para pasar el tiempo con ellos y me parecía buena idea comenzar a formar parte de cosas tan importantes para él como esa.

En un momento no me di cuenta y mientras caminaba hacia la comida en busca de una rebanada de pizza, me tropecé y derrame todo el contenido del vaso que tenía en la mano sobre mi playera, Emilio se dio cuenta y rápidamente se levanto de su asiento y me dijo que lo acompañara, fuimos hasta su habitación y me ofreció una sudadera. 

-Gracias y perdón, sabes que aveces no me fijo bien por donde camino- dije soltando una pequeña risa mientras me quitaba la playera sucia, él se río mirándome con ternura.

-Si no te tropiezas caminando no eres Joaquín Bondoni- dijo casi en un susurro como si estuviéramos rodeados de personas y no quisiera que lo escucharan, pero estábamos solos así que fruncí un poco el ceño pero de pronto ambos empezamos a reír. 

Terminé de ponerme la sudadera amarilla que me prestó y noté que me quedaba bastante grande, lo mire y me di cuenta que no dejo de verme en todo este tiempo, nos quedamos viendo fijamente a una distancia algo corta entre nosotros, comencé a sentirme nervioso y poco a poco pude darme cuenta como empezaba a ponerme rojo, lo que me sorprendió fue que a Emilio también le pasó, ambos bajamos la mirada hasta que él rompió el silencio que había de una manera extraña. 

-Al rato derrama comida en tu pantalón- se quedo viéndome con las mejillas completamente enrojecidas por parte de ambos, lo miré confundido y él solo dio la vuelta dispuesto a salir de la habitación, por alguna extraña razón lo detuve tomándolo del brazo, escuché como dejó salir un suspiro, se dio la vuelta hacia mi y me besó, me tomó por sorpresa así que solo me quedé quieto sin saber que hacer, cuando sentí que se empezaba a alejar abrí lentamente mis labios dándole permiso de profundizar lo que comenzó, no espero ni un segundo, pude sentir como sonrió antes de atrapar mis labios entre los suyos, fue un beso tierno, sentí una explosión de emociones dentro de mi, el corazón se me aceleró como nunca antes y el mundo a nuestro alrededor se detuvo un instante. 

Cerré los ojos dejando salir un suspiro para después obligar a mi mente a regresar al hospital, a mi presente, puedo ver que la cirugía aún continúa, siento qué lleva mucho tiempo y prefiero buscar a mi familia, así que cuando veo a uno de los presentes salir en busca de algo, lo sigo fuera de quirófano dejando, según entendí, solo una parte de mi vida en manos de los médicos,  camino por el pasillo blanco y veo a lo lejos pasar a mi mejor amiga Nicole, le grito para que se acerqué a mi, o al menos que me mire pero no me escucha y sigue su camino, la sigo hasta la sala de espera.

-Vine en cuanto me enteré- dice acercándose a mis amigos que ya se encontraban ahí, Andrés, Ale, Leo y Nike, todos se encaminaron a la recepción acompañados de mi abuelo y preguntaron por nosotros, una mujer con un traje muy elegante que resalta sobre todos los uniformes y batas blancas de los médicos y enfermeros se acercó a ellos.

- Soy Lidia, la trabajadora social, me acaban de asignar su caso, siento mucho lo que sucedió, no he podido hablar con los médicos de ninguno pero sé que Anthon y Joaquín siguen en cirugía, seguramente irán a cuidados intensivos, no hay información de Elizabeth en el sistema aún, pero Renata estaba consciente cuando llegó, le están haciendo un encefalograma, pónganse tan cómodos como puedan yo vendré a buscarlos en cuanto tenga más información- se alejó de ellos dejándolos desconcertados, tanto o más que a mi.

-Oigan intenté llamar a Emilio y le dejé un par de mensajes pero no me ha respondido- dijo Nicole a los demás y en ese momento al escuchar su nombre otro recuerdo vino a mi como un flashazo.

Estábamos jugando como un par de niños en un parque, después de un rato nos sentamos agotados debajo de un árbol recostándonos en él, desde ese primer beso que nos dimos unos días atrás no habíamos hablado del tema, por alguna razón ambos hicimos de cuenta que no paso y no había incomodidad entre nosotros pero tampoco se sentía como antes, era algo confuso y había considerado la idea de hablarlo pero no tenía ni idea de como hacerlo, hasta que Emilio tomó mi mano y lo saco a flote en ese momento.

-Joaco creo que deberíamos hablar de lo qué pasó en mi casa- asentí y con la mirada le cedí la palabra -desde hace tiempo hemos estado saliendo y conviviendo mucho, desde ese concierto al que fuimos juntos no puedo dejar de pensar en ti y sentir que algo entre nosotros cambio, entre más convivimos más me doy cuenta de que.... de que me gustas Joaco, creo que algo lindo está naciendo entre los dos y nunca me había sentido tan enamorado como me siento contigo, quiero que estemos juntos- sus palabras me toman por total sorpresa, digo evidentemente sabía que algo pasaba entre nosotros, no es como que nos besáramos solo porque si pero que diga que le gusto y quiere que seamos novios no lo esperaba, abrí los ojos de par en par, al ver sus ojos llenos de sinceridad y una auténtica esperanza de estar conmigo una gran sonrisa se formó en mi rostro, me lancé hacia él y lo besé, al principio se sorprendió pero siguió el beso enseguida. 

Al separar nuestros labios pude decirle lo que sentía -tú también me gustas Emi, me gustas mucho, me encanta pasar el tiempo contigo y tampoco me había enamorado nunca, bueno hasta ahora qué te tengo frente a mi y se que eres para mi- Emilio sonrío de la manera más bonita de lo que había hecho antes y saco de su bolsillo un par de collares, al verlos sentí que explotaría de la emoción, era un dije de corazón a la mitad.

-Una mitad es para ti y la otra para mi porque nuestros corazones se complementan estando juntos, Joaco ¿quieres ser mi novio?- soltó sin más, sonreí sintiendo mi corazón latir fuerte, asentí frenético mientras las lágrimas se esparcían por mis mejillas, cerramos ese hermoso momento con un tierno beso, abrazados sin importarnos el mundo al rededor porque estando juntos nos íbamos a nuestro propio mundo donde solo existíamos él y yo, nadie más.