Quédate conmigo

Decisiones

Joaquin

Era época de Año Nuevo, Emi y yo estábamos junto a nuestros amigos y mi familia festejando un año más juntos, un nuevo año por comenzar y con esa idea en mente empezamos la cuenta regresiva mi novio y yo tomados de la mano, viéndonos frente a frente -5,4,3,2,1..... ¡FELIZ AÑO NUEVO!- gritamos al mismo tiempo, nos fundimos en un beso tierno mientras todos los demás a nuestro al rededor aplaudían emocionados por un nuevo ciclo.

-Aunque están sólo perdiendo el tiempo, no perdían el tiempo, era como si ningún tiempo que pasaran juntos se perdiera- hice un tono de voz dramático mientras hablaba para darle más emoción a lo que decía.

-¿Quién dijo eso?- la cara de Emilio lucia confundida.

-Alguna persona en algún libro- dije entre risas mientras mi hermoso novio me abrazaba más fuerte.

-¿Y de que estaba hablando mi amor?- preguntó con una sonrisa que me derretía de amor, mientras levantaba una ceja y ladeaba la cabeza, su expresión me causó ternura.

-De alguna pareja en alguna película, no sé amor, el punto es que pudo haber estado hablando de nosotros- los dos comenzamos a reír y fuimos acercando nuestros rostros lentamente, Emilio me acaricio la cintura con ternura, mientras jugué con mis dedos en su cuello, nos acercamos aún más y me beso, fue tan dulce. 

Aún con sus labios sobre los míos me pidió algo -prométeme que estaremos muchos años juntos- dejo otro pequeño beso en mis labios, que me dejó pensando que en realidad no podía prometerle algo que ni yo mismo sabía aunque eso quisiera. 

-Aunque estemos en lugares diferentes estarás conmigo- supuse que se refería a la posibilidad de ser aceptado en California al pedirme aquello, así que me aleje un poco para mirarlo a los ojos.

-No, eso no basta, no por videollamada, no por whatsapp, juntos- se acercó a mi y tomó mis manos entrelazándolas con las suyas.

-Amor sabes que no podemos prometernos eso- di un suspiro y baje la mirada, me dolía pensar en no estar juntos por un tiempo pero él tenía planes distintos a los míos y no quería que renunciara a ellos, así como yo no renunciaría a los míos, no quería pensarlo demasiado ya que sabía que de hacerlo dejaría todo por él.

-Entonces ambos sabemos en que terminará- su voz sonaba algo seca y desvío su mirada alejándose de mi.

Pensé demasiado antes de hablar, no quería decir algo que nos hiciera pelear o discutir de nuevo pero creo que sabía hacia donde se dirigía la conversación, se acercaba el final de nuestra relación, no de nuestro amor porque sé que ese es infinito -Si, eso creo- fue lo único que pude decir a sus espaldas. 

El amanecer hizo su aparición justo cuando llegué a mi casa, al encontrarme con mis papás acompañados de sus amigos y mis abuelos en la cocina no pude más y me derrumbé frente a todos, me deje caer de rodillas mientras lloraba, mi mamá que estaba preparando el desayuno en compañía de mi abuela y Renata, hizo una seña hacia mi papá que estaba sentado platicando con los invitados dándome la espalda, me miró y de un salto se levanto para tomarme entre sus brazos mientras todos los presentes al verme tan destrozado sin poder dejar de llorar nos dejaron solos para hablar.

-Perdón, soy un desastre- dije entre sollozos intentando limpiar mis mejillas.

-No eres un desastre hijo, vamos ayúdame a terminar el desayuno que estaba haciendo tu mamá, eso siempre te anima- me ayudó a levantarme del suelo y fuimos hacia la estufa.

-Estoy mal papá, todo este tiempo juntos y ahora vamos en direcciones contrarias- las lágrimas comenzaron a salir de nuevo, para mi suerte siempre tuve tan buena comunicación con mis papás que a veces ni siquiera necesitaba explicar a que me refería, ellos entendían.