Capítulo 16- Carita adorable

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Mis padres habían salido y a Christopher se le antojó tomar el sol, por lo que ahora nos encontrábamos frente a la alberca de la casa, con nuestros trajes de baños que sólo eran unos simples short, aunque claro, los de el eran amarillos, holgados y los míos azules, ajustados.

En mi mente nunca vago la idea que con mi vestuario podía poner duro a Christopher, sin embargo lo estaba, y gracias a la posición en la que estabamos (Sentado en su regazo con una pierna a cada lado y su mano derecha en mi cintura) pude sentir su enorme cosa punzandome el trasero, y se sentía muy bien pero era obvio que nunca se lo diría.

-¿Por qué nunca te habías puesto esto?- entre sus dedos tomó el elástico de mis short, tirando de la parte derecha

-Porque no me gustan, me quedan muy apretados- me acomode mejor, provocando que un gruñido saliera de su sus labios por como me había movido encima de su erección y me arrepentí enseguida de haberlo hecho cuando mordió su labio inferior y su mirada sólo mostró deseó.

-Te quedan perfectos...- me miro con ojos oscuros y le dio una calada al cigarro que tenía entre sus dedos.

Giro el rostro hacia un lado para poder expulsar el humo de su boca y no tirarlo en mi rostro. Cuando lo dejo salir por completo, volvió a mirarme y se acercó para besarme, podía sentir el sabor a tabaco mientras nuestras lenguas se enrollaban entre ellas y no me molesto en lo absoluto, de hecho me pareció bueno y delicioso, tal vez era porque Christopher besaba tan jodidamente bien y aunque tuviera la cosa más asquerosa en su boca, si sus labios se posicionaban sobre los míos me iba a parecer lo más exquisito.

No me agradaba la idea de que fumara pero prefería eso a verlo con sus ojos perdidos por los efectos de la hierba.

-Conseguí un apartamento- mencionó posando su mano en una de mis nalgas.

-¿Te irás?- pregunté con la voz apagada, pues no esperaba esa noticia

-Ese fue el trato que hice con papá-  recordó llevando nuevamente el cigarrillo a su boca -Solo me quedaría aquí mientras conseguía un lugar donde vivir.

-Lo se, pero no pensé que fuera tan pronto- baje la mirada a mis dedos los cuales delineaban el tatuaje de diamente que tenía en su pecho.

-No me he ido y ya me extrañas, eres muy lindo niño- sonrió burlón

-Pff, claro que no- lo mire molesto -Por mi te puedes ir hoy si quieres.

-Esta bien, entonces me iré en este momento- tomó mis caderas para levantarme de su regazo, pero yo fui más rápido y lo detuve por los hombros.

-No seas idiota- pedí, pegando aún más su espalda al respaldo de la silla.

-Tu me estás echando, ¿Cómo quieres que reaccione?

-No te estoy echando, tonto- rodé los ojos

-Entonces si quieres que me quede- volvió a sonreír.

-Y-Yo no dije eso.

-Porque tu maldito orgullo te lo impide, pero sino ya estuvieras arrodillado ante mi rogando porque me quede contigo, o... chupando mi pen...

-¡C-Callate!- tape su boca con mi mano, sonrojandome hasta las orejas -¡Eres un asqueroso!

El lamio la palma de mi mano haciendo círculos con su lengua, fue entonces cuando la quite.

-Solo bromeó, niño- me tomó de las caderas precionandome hacia bajo, oculte un gemido al sentir su erección más potente -Aunque no me molestaría ver tu bonita e inocente cara llena de mi sem...

-¡Q-Que te calles!- ordene en un grito

-Lo siento, lo siento- río en pequeñas carcajadas -Solo me gusta verte rojito como un tomate.

Rodé los ojos con mi rostro todavía ardiendo. Vi el pequeño trozo de cigarro entre sus dedos ya apagado, por lo que decidi tomarlo y tirarlo al piso ganándome una mirada de su parte.

-Ya se había acabado- anuncie cuando me fulmino con la mirada

-Eso no te da el derecho de botarlo.

-¿Qué? ¿Ibas a comerte la ceniza también?- pregunté incrédulo

-No, pero era mío y yo soy el que iba a decidir en qué momento tirarlo.

-Ash, tanto drama por un simple cigarro, mejor dime cuando piensas mudarte.

-Mañana- respondió.

-¡¿Mañana?!- grité con los ojos muy abiertos -¿Tan pronto?

-Ya di la primera paga de la renta, no pienso regalarles el dinero, así que mañana temprano me iré.

-¿Como pagaste?

-Trabajo- sonrió de lado

-No mientas, tu no trabajas- le brinde una mirada incrédula

-No miento, en verdad estoy trabajando.

-¿En que?- me cruze de brazos sonriendole con burla

-En una pizzería.

-Esa es la peor mentira que me has dicho, tu te la pasas aquí todo el día o sales a emborracharte, pero jamás a trabajar y lo he comprobado.

-Recién empeze ayer, niño es por eso que no lo sabes.

-De todos modos no puedes ganar tanto en un solo día como para la paga de un apartamento- alze una ceja y el rodó los ojos.

-Hable con mi jefe y le pedí mi sueldo por adelantado, más los ahorros que tenía guardados- comentó ya molesto -No me subestimes.

-Lo siento esque se me hace imposible creer que un chico como tu este trabajando y gastando el dinero en algo necesario- me reí y tome sus mejillas entre mis manos al ver su gesto mezclado de enojo e indignación -No te enojes, amor. Sabes que te quiero.

-Eres tan listo, mocoso- apretó mi cintura y beso humedamente mis labios- Solo usas tus encantos cuando te conviene y te aprovechas del que no pueda resistirme ante tu carita adorable.

-¿S-Si funciona?- pregunté extremadamente rojo de mis mejillas.

-Si, bebé.

Ambos sonreimos antes de que yo juntara nuestros labios, convirtiendo tal acto en un beso lento y tierno pero que después de unos segundos se volvió rápido y apasionado. Sus manos se metieron bajo mis short y tocaron mi trasero sobre la tela de mi boxer, mientras las mías se adueñaban de los costados de su cuello.

Tuvimos que separarnos por la falta de oxígeno y volvimos a sonreír como idiotas.

Estos eran los momentos que más amaba estando con el, deseaba que fuera así siempre y no como esas veces en las que teníamos que discutir por su maldita adicción a esa porquería llamada droga.

En verdad no entendía como rayos mi corazón podía latir tan rapido.

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Horas más tarde Christopher me vino a dejar al trabajo y después de habernos besuqueado durante quince minutos, me encontraba acomodando libros en un estante el cual estaba muy arriba por lo que tenía que usar un pequeño banquito para alcanzarlo.

-Disculpa, ¿En qué pasillo están los libros de terror?- escuche la pregunta proveniente de una voz un poco ronca y totalmente conocida

Me balancee sobre aquel banco cuando voltee para encarar al hombre a un lado de mi. Me maree un poco provocando que mis pies se enredaran entre ellos, justo estaba esperando el golpe pero esos fuertes brazos amortiguaron mi caída tomándome por la cintura, haciendo que nuestros rostros quedarán demaciado cerca.

-¿Estas bien?- pregunto con los ojos muy abiertos al igual que los míos

-J-Joel...- fue lo único que pude articular.

Seducción Peligrosa - ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora