Tony Stark y tu - Solo por una noche

Capítulo 7: Sobreviviente

Decir que no has podido dormir sería minimizar la situación. No solo no has pegado un ojo en toda la noche, sino que también has recorrido tu apartamento de una punta a la otra múltiples veces. Ania por poco te ata a tu cama para evitar que des más vueltas, pero inclusive ella se ha quedado preocupada tras escuchar el por qué de tu inquietud. 

La verdad es que Ania tiene más razones que nadie para odiar a Loki. Una de las pocas cosas que nadie habla de la invasión de hace unos meses es la cantidad de vidas que realmente se perdieron. Manhattan quedó casi hecha cenizas y las calles estaban repletas de cuerpos. Una vez destruido el portal y desvanecida la nube de polvo que se acumuló por el derrumbamiento de diversos edificios, las imágenes golpearon a todo el mundo, pero a nadie más fuerte que a Ania quien, tras llamar a gritos tan desesperados que se volvieron dolorosos a su novia, Pam, la encontró con un agujero en el pecho y sumida en el descanso eterno. 

Recuerdas que una vez que todas esas criaturas simplemente se desactivaron de un momento a otro, lo primero que se escuchó fue el silencio. Ni sirenas, ni disparos, ni gritos ya sea de felicidad o de horror. Por unos buenos treinta segundos el mundo se paralizó al notar que, increíblemente, habían sobrevivido... pero a un alto costo. Luego, todo llegó de golpe, pues la realidad se hizo evidente. 

Ese día una vez había finalizado todo te reuniste en el centro como todos los demás habitantes que habían sobrevivido y necesitaban ayuda de los paramédicos, pues llevabas un corte bastante profundo en el brazo que era mejor fuese atendido por un profesional. A pesar de que el lugar estaba repleto y la gente se movía con miedo buscando a sus seres queridos, notaste a Ania sentada con otros sobrevivientes con una manta sobre sus hombros. Su rostro vacío y las lágrimas no dejaban de deslizarse por sus mejillas. Cuando ella te ve, se reincorpora y, cojeando un poco, corre hacia ti. Ambas se fusionaron en un abrazo y rompieron en llanto al mismo tiempo. Lo primero que Ania te dice es que Pam está muerta y, si bien sabías que la relación era reciente, también notabas al igual que todos los que se encontraban en la misma habitación que ambas, que lo que sentían la una por la otra era realmente intenso. 

Ania es una de las personas más fuertes que conoces, siendo las únicas otras dos personas que la igualan tu padre y Jodie. Evidentemente Manhattan no se puso en marcha hasta varias semanas luego del incidente, lo que le dio bastante tiempo a Ania de volver a ponerse de pie. El gobierno también se encargó de subsidiar a varios terapeutas en la ciudad para ofrecer grupos de apoyo y cosas por el estilo, a los cuales Ania asistió hasta que se sintió lo suficientemente fuerte para continuar con su recuperación ella sola. También siempre fue muy creyente y su fe la ayudó a encontrar paz. Sin embargo, Pam siempre será una cicatriz que Ania llevará en su corazón. 

-Tenemos que hacer algo.-Te dice. Sus ojos están llenos de dedicación que nublan la presencia de su resentimiento. 

-Ania, no estamos seguras.- Le dices mientras te frotas la sien en desesperación. 

-¿Por qué otra razón John actuaría así?- Encojes los hombros en respuesta a la pregunta y aprietas los labios. 

-¿Drogas?- Preguntas, intentando no llegar a la misma conclusión a la cual llegas cada vez que quieres darle una explicación a el comportamiento de su amigo. 

-No seas ridícula.- Te dice.- John ni si quiera toma alcohol. Además eso no explica la cosa azul brillante que viste o que crea sin pensarlo dos veces que la radio de su abuela es tuya. 

-Tienes razón pero, joder Ania, intento no pensar que tenemos a un maldito psicópata con súper poderes viviendo literalmente a tres pasos de nuestra puerta.- Dices queriendo gritar de la frustración pero solo susurras. 

-Llama a Tony. Ya mismo.- Te ordena, tomando tu teléfono de la mesada y depositando el mismo en tu mano. 

-¿De verdad crees que no lo he intentado ya? Va directo a mensaje de voz.- Miras al aparato con recelo. Maldito Tony, no sabes por qué sigues confiando en él.