Los columpios a través del Lente

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Tome los anteojos y los coloque sobre mi cara

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Tome los anteojos y los coloque sobre mi cara. Las ramas de bambú se mueven con el viento. La luz artificial de los postes caen sobre ellas. Un toque de cuidad, una parte de naturaleza. La noche es oscura, pero las calles son claras. Las mallas de metal sostienen en peso de las grandes almas silenciosas. Sus raíces bajo tierra, las puntas de sus dedos al cielo, danzando al ritmo del ulular de la soplo nocturno.  

Vamos a ese lugar al cual no has vuelto en muchos años. Ese lugar de muchos colores y tonos vibrantes. Donde tus ojos son serenos y brillan con fuerza. Vamos sin tomarle de la mano a tu oso de peluche. Vamos con los recuerdos de tu super héroe mortal, que esta a mil millones de kilómetros a distancia, recuerdos en sepia que se destiñen cuando lloras, pero ahora los repintas con color azul. 

Toma la mano de la cadena. la cadena que sostiene a ese propulsor que te hará volar de atrás para adelante.  Te sientas en la plástico, pero terminas en las estrellas. No hay luna ni estrellas, pero hay vida, luz y oscuridad. El sol se fue y la noche reina. La majestuosa señora de largos vestidos de terciopelo negro no te martiriza la cabeza si la admiras con cuidado y desde afuera. Salúdala con una sonrisa. 

Entonces tu viaje comienza. Vas impulsándote a hacia adelante para luego ir cayendo hacia atrás.  El va y ven de tus mas infantiles recuerdos. Las sonrisas mas puras cubriendo tu rostro. No hay nada que falte ni que sobre. Sentimientos del momento que se quedan contigo, los del pasado se fueron y los del futuro no han llegado. 

En tu viaje de vuelo, ves todo el mundo. Entonces hay una conexión. Ya sabes como es que los demás se sienten también. Antes como un alíen viendo desde su nave espacial, sentías a los humanos lejanos y extraños. Ahora entiendes las pequeñas sonrisas, su calma alegría y disgusto.  

Un chico de suéter amarilla en una bicicleta muy pequeña para su tamaño. Un niño llorando al su padre con consentirle su infantil deseo, una camioneta roja yendo mas rápido de lo que debe. Todo tan mundano y tan cercano. Todo tan mundano y tan insignificantemente satisfactorio. 

Si, es bello, el mundo es bello cuando por fin te das cuenta que necesitas anteojos. La vida tiene muchos colores cuando no eres siego. 

¿Acaso es mi culpa haber sido siega y chocar con paredes?

¿Como sabría que estaba siega, y como sobreviví sin ver tanta hermosura? 

¿Lastimé a tantas personas al golpearles durante el camino sin poder verles? 

Oh perdonar. Perdonar a todos ustedes que se burlaron de estar siega.  Perdóneme ustedes a los que les pase por encima sin darme cuenta. 

Gracias, gracias a aquellos que me tomaron de la mano sin saber que estaba siega y me ayudaron no importa cuantas veces les golpeé. 

Oh que dulce es la vida cuando ya no confundes el vinagre por la miel. 

Oh que cómodas son estas alas transparentes que dan vuelo a mi sonrisa. 

Historias de lo Típico y ExtravaganteWhere stories live. Discover now