Dulce Luna

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Ladeo su pequeña cabeza, su flequillo demasiado largo corriéndose de lado. "Me debí arreglar mas..". Pensó para si misma. Tomo aire mientras lo observaba. Sacudió la cabeza y simplemente presidio a dar un brinco, planeando sus alas de libélula multicolor. Calló sobre lo que parecía una gran planicie de tela, pero para nosotros, los humanos, una simple manta. Pegó brinquitos saltándose las irregularidades y arrugas de esta misma. Por fin llego a los dedos que yacían sin moverse, pero aun así cálidos por el natural calor corporal al dormir.  Tomo impulso y voló torpemente, gracias al nerviosismo, hasta el rostro de él. Trato de caer lo mas delicadamente posible, poniendo la punta de su dedo gordo y luego estirando la planta del pie. Dejo caer todo su peso con cuidado y exhalo con fuerza aliviada. 

  — Vaya, eso estuvo cerca, es que si toma trabajo...— Susurró para si misma, pero fue interrumpida por un ronquido muy alto e inesperado. 

"Vaya pero que si es extraño y no hace sonidos tan agraciados al dormir". Se puso el pelo detrás de las orejas y aun que el fleco le tapaba casi que todo los ojos, miro boca abajo,  hincada sobre su cela su ojos derecho.

"Es tan grande que llega a ser terrorífico". Pensó entrecerrando los ojos. Suspiro y decidió por sentarse de piernas cruzadas. Siguió observando los kilómetros curvaturas y bajadas, como planicies que poseía ese ser. Le recordaba a una montaña, pero al parecer una montaña que podía levantarse y realizar funciones. Se quedo así quieta, repasando con su mirada cada detalle. Piel morena, nariz pequeña y redonda, labios ligeramente rosados y oscuros, carnosos, una barba que ya debía de rasurarse, cabello negro y rizado, muy muy corto, casi que a ras. Una baba trasparente de baja de lado. Dientes color marfil, lengua rosada y humeada por esta. Ella arrugo la nariz ligeramente dando una corta carcajada aguda. 

La luz amarilla de la lampara forma una sombra del lado izquierdo de su cara. Lentamente gateó por la frente de este, sintiendo su piel suave y tibia. Paro de cuatro patas sobre el puente de la nariz, estiro su mano con el puño abierto viendo como su pequeña sombra aparecía sobre la curva y amplia sombra de la nariz. Tomo ambas manos y creo la sombra de varios animales, desde cocodrilos hasta un par de pájaros enamorados. Río por lo bajo mientras sus mejillas se iluminaron y una especie de brillantina tan  ligera como el polen que las flores sueltan al moverse con el viento, emanaba de todo su ser. El chico que yacía bajo ella sonrió en  sueño y pronto empezó a estornudar, como si lo que ella emanara le diera una especie de alergia. Sus piernas temblaron y se tapo la boca inmediatamente, como si fuera la voz de ella lo que lo pudiera despertar, cuando ni si quiera esta hablando. 

Ya somnolienta, iban a ser la 2 de la madrugada. La noche anterior no durmió mucho ya que, agitando las cobijas que le cubrían en la noche, no podía esconder su emoción de por fin salir a ver mas de cerca a esa criatura. Aún así ya habían pasado muchas horas desde que que estaba por allí bailando por encima del cuerpo inconsciente de él. Termino por acostarse boca arriba sobre la nariz de el, dejando caer sus extremidades a los lados. Miró el cielo raso de el cuarto del chico y se imagino que probablemente eso era lo primero que veía al despertarse. Probablemente es lo único que verían en común, ya que ella era tan pequeña...y él tan grande. "Bueno, obvio." se dijo a si misma antes de caer en un relajante sueño.  

Algo jalo de sus alas, sintió sus pies guindando. sus ojos se abrieron con lentitud, su vista era borrosa pero logro ver sus pies guindando sin fuerza alguna, sobre las piernas del chico. Apenas se dio cuenta de esto sacudió la cabeza y miro hacía arriba; Un brazo gigantes era lo que la estaba jalando. ¿ Lo cual significaba que una mano estaba sosteniendo sus alas. Él único que tenía un cuerpo gigante era...él. Su corazón se quería salir de su pecho, voltear su cabeza no se pudo haber sentido mas lento, aun que lo hizo con la mayor rapidez posible. En frente de ella un par de anteojos estaban enfrente de un par de ojos. Como bolas de cristal gigantescas, una pupilas del largo de su mano y un iris color caoba, brillante con curiosidad, y él incrédulo.      

   —De donde...?

Se rasco la cabeza y termino por concluir que debía ser de esos sueños cuando te levantas y aun estas soñando. "vaya que se siente tan nítido". Se acomodo los lentes y luego solo solto las alas de la criatura para que cayera en su otra mano. Aún así la pobre chiquilla estaba tan asustada que en él segundo en que la soltó voló velozmente lejos de él. Sin que este la pudiera ver se escondió detrás de la lampara. 

 —Mierda... — Murmuro por lo bajo a sí mismo, suspiro y luego dijo en vos alta dejándose caer en la cama. — Vale, no importa, solo es un sueño, voy a intentar despertarme.

Sus palabras se fueron distorsionando mientras caía dormido, sin darse cuenta que en realidad era todo los contrario. Justo cuando ya se estaba alejando de su consciente escuchar un batir de alas, un aire frió acaricia su oreja. 

   — ¿Me entiendes? — Una voz, tan delicada como aguda, lo despertó ligeramente, ya que era tan agradablemente supernatural, que parecía proveniente de un sueño. Él por supuesto contesto:

  — Sí claro.

  — ¿No me vas a matar y luego embarnizar como los demás animales? ¿Hacer experimentos? ¿No me vas a usar para hacerte famoso en Internet? 

Todas las preguntas de esa voz tan hermosa, dulce, articulad y lenta le parecían un chiste. La comisa de su labios se movió ligeramente, sonriendo somnoliento.

   —¿Por que haría eso?

   — Por que no soy...como tú. 

 Él chico ahogo un risa. Despertando cada vez mas. 

  — ¿Por que deberías de ser como yo? Todos somos diferentes, ya eso es objetivo de ciencia, cada uno de nosotros es irracional o complicado a su manera, ni si quiera nos podemos entender. 

  — ¿Humana? No soy eso. 

Él espero por algo que parecía ser un chiste sin terminar pero eso nunca llego. Entonces frunció el ceño y decidió por voltearse a ver la voz que le estaba hablando. Volvió a ver a esa pequeña criatura que le miraba con una mezcla de temor e incertidumbre. Tenia ambas manos detrás de su espalda, piernas juntas y alas estiradas. Él parpadeo varias veces y decidió por tomar el ultimo recurso: Pellizcarse el brazo. Apenas sintió el dolor agudo empezó a dudar de todo. "Cuando uno sueña uno nunca piensa en pellizcarse los brazos y menos aun dolería." Ella observo como su mirada pasaba por el cielo raso y lentamente bajo hasta ella. 

  —Solo sé, que nada es completamente cierto.—Dijo él chico encogiéndose de hombros y sonriendole al hada.—¿Quien eres tú?

  —Me llaman Mahees.— Dijo bajando la cabeza en reverencia, su piel gris brillando con fibras delicadas tornasol, como las venas de las hojas de una planta. Su pelo corto pero ondulad y espero espeso flotaba sin que la gravedad le afectara, se movía como si estuviera bajo el agua, pero como la melena de un león. La luz de la luna iluminándola y dibujando sombras, dandole un aire mágico. 

—Yo soy Vicente.—Murmuro él sonriendo de lado.

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Partes 2 pronto...

  

Historias de lo Típico y ExtravaganteWhere stories live. Discover now