~~~°°° Santuario °°°~~~

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Un sueño, una visión, Saori puede sentirlo crecer desde el interior de su santuario, el cosmos del dios de los muertos se ha levantado una vez más...

Dokho de libra, sabio anciano que vigila el mundo lo ha visto, lo ha sentido. La muerte de Saori Kido, Athena

-No sólo se trató... de un sueño, ¿Cierto? -

Pronunció a los cielos desde la cascada, con sus ojos bien abiertos y su corazón ansioso

-Entonces, al fín ha llegado el momento, esperaba que... tan sólo fuera mi imaginación pero... Finalmente ha llegado el día en que el sello con el que Athena encerró el mal hace 243 años durante la última guerra sagrada perderá su fuerza y se romperá -.

Su voz cobraba vida lentamente, más nerviosa, más preocupada

-Otra guerra sagrada empieza ahora -

Dijo por fin, presagiando lo inevitable.

En el santuario, mejor dicho, en el cementerio del santuario, el firmamento se agitaban bajo una hermosísima lluvia de estrellas, un cuerpo se levantaba de ultratumba...
Shaina de Ofiuco vio emerger el mal, descubriendo que no habían robado los cuerpos faltantes, sino que habían emergido los caballeros mismos del interior de sus tumbas, era el inicio de la guerra, el despertar del mal.

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{ Casa de Aries }

-Cuánta nostalgia me da el regresar a casa -

Murmuró Shion bajo su manto negro, observando la grandeza de la casa de Aries,

-Siempre ha sido lo mismo, ¿No lo crees Afrodita? -

Preguntó Deathmask con media sonrisa, piscis asintió con la cabeza

-No pensé que nos separaríamos, ¿Camus y Shura...? -

Preguntó Afrodita, tomando un pequeño descanso entre las escaleras

-Estaran del otro lado, salvarán distancia desde el Coliseo, esperarán abriéndonos paso hasta llegar a tu templo -

Respondió Shion bajando la velocidad de su paso, Afrodita bufó molesto

-¿Eso significa que pudimos acortar medio camino y decidiste ir desde la primera casa? -

Shion giró su cuerpo para hablar a los otros dos sapuri

-Ustedes, manténganse al margen y busquen el momento para escapar... Soy yo quien tiene que hablar con mi muchacho -

Regresó la vista al frente, sentía un enorme cosmos, una sonrisa se ocultó en las sombras de su capucha, su hijo, su niño pequeño, ahora era un hombre, un caballero dorado, el orgullo le inflaba el pecho.

-Así que era eso... ja -

Deathmask se burló de forma involuntaria, Afrodita le fulminó con la mirada, pero Shion parecía absorto.

Se acercó sin temer ser descubierto, aunque sabía que no podía darle el recibimiento que deseaba, se conformó con ir solo, no podía reconocer los nervios que sentía y esa forma en la que el estómago se le revolcaba, encendió tenue su cosmos para llamarle

-No puede ser... -

Le escuchó murmurar antes de que apareciera Mü en su rango de visión, al verle de pie ante su casa, su pecho se sacudió, había crecido bastante, portando la armadura dorada con el mismo orgullo que cuando tenía sólo 7 años, se podía haber llenado de sentimentalismo absurdo

-Alto, ¡Quiero que te detengas! -

Su voz tan firme, no necesitaba gritar para imponer, luchaba contra sus sentimientos mientras le miraba. ¿Cuánto le separaba de su hijo? ¿Tres escalones? Tres escalones y el saber que no podría estrecharlo entre sus brazos, ni felicitarlo por todo lo que había crecido, ni porque era un caballero digno.
Tuvo que llenar su corazón de orgullo, sus palabras tendrían que ofenderlo, romperle el ideal de padre con el que había partido.

Casi FácilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora