~~~°°° Eleysum °°°~~~

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El calor del sol sobre su piel, la suave brisa acariciando su cuerpo, el aroma de la hierba y los frutos frescos y maduros...
La muerte.

Abrió sus ojos, la sonrisa fue inmediata al ver el río cristalino bañado por un sol artificial y perfecto, una ninfa ofrecía ante él una copa de agua pura, pestañeó un par de veces, tomó un pequeño trago y su mente se sacudió, el río frente a él comenzó a descender, vislumbró el fondo y entonces miró su túnica, blanca por completo, suave como el algodón, el calor era tan agradable, hace unos segundos, ¿Qué estaba haciendo?

Un trago más, esta vez invitado por la ninfa, empujó la copa al suelo cuando una ansiedad repentina le invadió, recuerdos de sus manos manchadas en sangre, los ojos de los jueces infernales, Albafica.
Ese fue un detonante, su mente se desmoronaba pero esa sonrisa no se iba, la profundidad de sus ojos azules, cruzó el río Lete de un salto, la voz en su cabeza era única

"Seremos polvo de estrellas... "

Sentía entre sus manos aquellas manos blancas, sentía en sus labios el cosquilleo de su boca, esos ojos azules que le atravesaron el alma y esos cabellos turquesa, el aroma de las rosas rojas y la sangre.

Corría por el prado, miraba hacia atrás y todo se tornaba en sombras, su pecho desbocado trataba de enfocar alguna de las figuras lejanas, los recuerdos se le escurrían antes de poder mirarlos y ante una bellísima fuente de cuarzo blanco lo encontró, sus cabellos largos y azules, bien peinados hacia atrás, sus facciones delicadas, Shion había olvidado ya su propio nombre, pero al ver a ese hombre, su mente encendía alarmas, trataba de recordar su nombre mientras sus ojos se encontraban, jadeaba cansado por la carrera, sus labios buscaban formar una palabra que no encontraba

-¡Albafica! -

No reconoció la palabra, pero al pronunciarla, aquellos ojos azules brillaron, frente a frente, el lemuriano le abrazó con fuerza, se iba borrando lentamente lo último de su mente, pero ese abrazo calentaba su pecho, no entendió porque, cuando se separaron había olvidado todo, ni siquiera podía recordar porqué lo abrazaba, ni quién era él, pero la belleza de su cuerpo, la suavidad de su piel y el fuego en su mirada

-¿Te conozco? -

Preguntó aquél hombre entre sus brazos, aún cuando tomaba sus hombros y su vello se erizó, su mente no reaccionaba

-Eso creo -

Escuchó su propia voz como un eco, algo se sentía ajeno en ella, fueron un par de sonrisas, Albafica miró al cielo, separándose de sus brazos caminó hacia las colinas sin preguntar ni detenerse, Shion le siguió, la oscuridad lentamente se fue cerrando, sus manos se tocaron en silencio, sus cuerpos se reconocían, pero ambos se habían sumido en el olvido.

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