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Se sintieron tontas al creer que en el sitio protegido por el poderoso medio demonio hijo de Inu No Taisho, una exterminadora, un monje y una sacerdotisa, habría un demonio por esos lares —según sus padres— ningún demonio osaría en pasar por el lugar, claro a excepción de sesshomaru que se creía podría ser más poderoso que Inuyasha si el ultimo no tuviese a colmillo de acero, pero esa es otra historia.

No había de que alarmarse, solo era Inuyasha, solo un Inuyasha despeinado que se confundía a lo lejos como un monstruo por la maraña de cabellos plateados que este poseía.

-¡Tío Inuyasha!.-Min y Kira gritaron al unísono mientras agitaban sus manos de un lado a otro en forma de saludo, estaban preparadas para empezar a realizar el plan.

El de ojos ámbar miro a las menores un tanto extrañado, le estaban esperando y eso solo significaba una cosa, problemas; siempre pasaba lo mismo, debía estar atento o sino terminaría en problemas como aquella vez en la que las niñas le habían tendido una trampa a Sesshomaru y él les ayudó, quien cayó en ella fue Jaken y todos hicieron como si no supieran nada, el pobre no tan pobre de Jaken fue confundido con una gallina, al final los descubrieron y castigaron a las niñas y la anciana le regañó castigándole con que ya no le daría de comer hasta nuevo aviso.

Siguió caminando y al estar lo suficientemente cerca hablo:- ¿Qué están tramando?- Era claro que no se dejaría engañar.

Las menores le miraron sorprendidas, no se esperaban esa pregunta que salió tan de repente, pero rápidamente sus expresiones cambiaron a una mas "inocente".

-Nada.- dijeron al unísono.

El mayor no les creyó, es decir, con tanto que ha vivido con ellas sabía que algo malo se avecinaba y eso que ellas eran apenas unas niñas que ni siquiera habían sobrepasado los cinco años, de pronto como si de intuición se tratara, se sintió un tanto inquieto con el pensamiento de que probablemente en esta ocasión, no solo fueran ellas dos las que hacían parte de su macabro plan, de ahí el apodo de "Monstruitos". Inuyasha afirmaba que las mujeres eran inentendibles y a veces un misterio en el universo.

Por otra parte, las niñas notaron que el mayor no les parecía creer y tenían que inventarse algo para despistarle o hablar sobre ese tema de una vez por todas, sin rodeos, pero una cosa es hablar y otra es hacer.

-No estamos tramando nada tío Inuyasha, lo que pasa es que mamá ya hizo la cena y te estábamos esperando.-Kira miró a Min con reproche.

-¿Es lo mejor que se te ocurrió?.- siseó Kira, Min en respuesta se encogió de hombros

El peliplata con desconfianza, asintió y entro a la cabaña donde hablaban Miroku, Sango y Shippo, y no, Kagome no se encontraba ahí y mal o bien Inuyasha agradecía su ausencia ya que no que no tenía que verla.

Ambas niñas suspiraron aliviadas siguiendo a su tío al interior del recinto para después sentarse al lado de su progenitora.

-¡Inuyasha!.- Shippo miró al alto y mostró una sonrisa divertida,- el pervertido de Miroku dice que las mujeres son diferentes, unas más lindas que otras y yo le pregunté que como era Sango y él dijo "Ahí se va".-Shippo empezó a reír como loco.- Por eso está así.- Señalo al monje que en este momento estaba lleno de golpes.

-Nota mental... No hablar sobre este tipos de cosas de nuevo.- Dijo más para sí mismo que para los demás el monje con actitud lastimera.

-Es tu culpa por pervertido.-Habló Inuyasha sentándose al lado de Sango frente a la caldera. Las niñas se miraron y comenzaron a susurrarse cosas.

Sango observó a Inuyasha y le sirvió un poco de la comida que seguía calentándose en la olla.

Curiosos por saber lo que habían hablado Kagome e Inuyasha todos lo observaron de hito e hito incomodándolo de sobremanera.

Superación  [SesshInu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora