Epílogo ۵

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Vi a Ruggero entrar por la blanca puerta, tras un ramo de rosas, su tierno rostro apareció. Matteo, de la mano de su papá, sonrió ampliamente y quiso zafarse del agarre de Ruggero.

-¡Mami!-gritó Matteo y llevó a rastras a Ruggero.

-Espera, hijo-dijo Ruggero y le soltó la mano.

Mi esposo se volvió y cerró la puerta de la habitación.

-¡Te he extrañado mucho!-dijo Matteo y apoyó su rostro en el borde de la camilla.

-Ay, mi amor, yo también-dije y acaricié su pequeña mano.

-Valentina se ha ido, le dije que se quedara contigo hasta que volviera con Matteo-se quejó Ruggero y se acomodó a un lado de la camilla-. ¿Estás bien?

-Muy bien-le sonreí débilmente.

-¿Mis niñas?-preguntó Ruggero.

-¿Mis hermanas?-preguntó Matteo.

Ruggero me dio el ramo de rosas y besó mis labios.

-Te amo, Karol.

-Yo también te amo, Ruggero-volví a sonreírle-. La enfermera me ha dicho que están muy sanas y que son hermosas.

-Con una madre como tú, de seguro son hermosas.

Ruggero desvió la mirada y la posó en Matteo. El niño, estaba inclinado sobre la cuna de Sol y le sonreía con ternura.

-¿Ella es Sol?-preguntó.

-Ella es, Sol, tu hermana menor-le dijo Ruggero y cruzó la habitación para ir con Matteo.

-¿Me tomas en brazos, papi? No veo a Luna.

Ruggero tomó a Matteo en sus brazos y se inclinó un poco sobre la cuna de Luna. Matteo sonrió y se tapó la boca con ambas manos.

-Es igual a Sol.

Reí levemente y Ruggero se unió a mis risas.

-Son gemelas, Matteo-le explicó Ruggero.

-Oh mi Dios-dijo Matteo-. ¿Cómo haremos para saber quien es quien?-preguntó.

-Es fácil-respondió Ruggero-. Observa los ojos de Sol, son como los tuyos y los míos-Matteo frunció el ceño.

-Sol está dormida.

-Lo sé, hijo. Pero, cuando despierte, puedes fijarte en eso.

Luna se movió un poco y refregó una de sus manitas en sus ojos. Abrió lentamente uno y luego el otro. Matteo la observó atento y luego alzó su mano para agitarla en un saludo.

-Ella es Luna-le dijo Ruggero-. Es quince minutos mayor que Sol.

-Pero no mayor que yo-dijo Matteo observando a Ruggero-. ¿Mami me sigue queriendo?

No hablé, estaba débil, no tenía casi fuerzas. El parto de las niñas había sido terriblemente doloroso, y sufrir en medio del parto no era nada agradable. Ruggero, luego del parto, había estado pendiente de mí, pero sus insistentes preguntas me sacaban de quicio y terminamos por tener una pequeña discusión. La cual, se arregló cuando nos dieron a las niñas, sanas y limpias.

-Mami te ama, al igual que yo y al igual que van a amarte tus hermanas.

Matteo sonrió y pasó sus pequeños brazos por el cuello de Ruggero, lo abrazó fuertemente.

[...]

Dos días después, me habían dado permiso para salir del hospital. Mientras Ruggero cargaba a las niñas, Matteo se encargaba de llevar los globos y yo, llevaba el bolso.

Llegamos a casa, alrededor de las once de la noche. Matteo venía durmiendo en el asiento trasero del auto, a la derecha, mientras que sus hermanas, iban en las sillitas.

Ruggero me explicó como debíamos hacer para que Matteo no se despertara y pudiéramos bajar las cosas del auto. Sin decir más, Ruggero tomó en brazos al niño de dos años mientras que yo me quedaba en el coche, esperando por Ruggero.

Cuando él volvió, bajé del auto. Ruggero tomó en brazos a las niñas y yo bajé con el bolso y los globos.

-Me siento fatal-admití arropando a Sol.

-Cariño, debes descansar-dijo Ruggero haciendo lo mismo que yo, pero con Luna-. Los niños duermen, yo no molesto, puedes irte a la cama.

-Gracias, Ruggero-me acerqué a él y lo besé.

-No tienes por qué agradecerme, las gracias debo dártelas a ti, por darme una hermosa familia.

-No hubiera podido darte niños, yo sola-le sonreí.

Rió y volvió a besarme.

Tres y media de la mañana. Luna comenzó con un leve lloriqueo, Sol la siguió y juntas dieron una serenata de llantos durante veinte minutos.

Ruggero estaba en la mecedora de mimbre, con Luna en brazos y los parpados ya se le caían. Sacudió la cabeza y acomodó a Luna entre sus músculos. La niña hizo una mueca y siguió durmiendo.

Dejé a Sol en su cuna. Extendí los brazos frente a Ruggero y me dio a Luna, se puso de pie y abandonó la habitación.

Una noche terrible.

Seis y media de la mañana. Sol decidió despertar a todos en la casa. Ambas tenían hambre y Matteo reclamaba su desayuno desde la habitación.

-Ve tú-le dije a Ruggero.

Él enterró la cara en almohada y suspiró. Alargué el brazo y acaricie su espalda mientras mantenía a Sol sobre mi pecho.

-Estoy cansado.

-Lo sé, amor-respondí-. Yo también lo estoy, pero, Matteo va a ponerse celoso si nos ve a ambos con las niñas y nadie quiere darle el desayuno.

Ruggero asintió y se puso de pie. Arrastró los pies hasta la puerta y salió de allí. Observé a Luna durmiendo entre dos almohadones, para no caerse de la cama. Sonreí y quité a Sol de mi pecho. Con los ojos cerrados, movió la boca mientras la dejaba al lado de su hermana.

Ruggero hizo el desayuno para Matteo, él y yo. Las niñas quedaron en la segunda planta, mientras nosotros desayunábamos soportando los gritos emocionados de Matteo, intentando no dormirnos sobre el tazón.

Tres niños, un marido ejemplar. Una historia extraña, pero, a la vez fascinante. Cualquiera que sepa donde Ruggero y yo nos conocimos, juraría que no ibamos a soportar más de dos años juntos.

Y véannos ahora, con tres hijos, una casa hermosa y amplia, una tía hermosa para que jueguen los niños, Antonella y Bruno siempre brindando su apoyo, amigos que nos ayudan y quieren.

Si pudiera volver a vivir esto, lo haría. Sin contar con la pérdida de mis padres y el mal rato que pasamos Ruggero y yo al principio. Pero todo pasa por una razón y cuando Bruno se negó a que Ruggero viera a su hermana, nos escribió el destino más hermoso que cualquier persona pudiera escribir. Deberíamos detestarlo, pero, nunca podría ser así, sin el pequeño empujón de Bruno, nosotros dos no estaríamos juntos y tres niños no habrían sido concebidos.

Recuerda, siempre que llueve sale el sol. Y todo pasa por una simple razón. Antes de ser feliz, se pasa por muchas tristezas. Así que, si sientes que tu mundo se derrumba por una persona, no te des por vencido, y observa esta historia:

Una huérfana cae en una subasta, es comprada por un joven, el joven la desprecia, la obliga a casarse con él, ella confiesa todo el amor que siente, él se aleja, él confiesa que no sabe amar cuando es amado, ella le enseña, sufre un pequeño incidente, él le confiesa que la ama, se vuelven inseparables, llega el primer niño, las gemelas y el amor que crece día a día es increíblemente difícil de creer.

[1] La Bella y La Bestia » Ruggarol [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora