Sudadera [y o o n m i n]

S I E T E

Cuando estuvieron en la habitación de JiMin, YoonGi observó toda la habitación buscando con la vista su sudadera. No la encontró.

Escuchó una risa encantadora y volteó a ver a JiMin, observando con detalle sus facciones y cómo sus ojitos se cerraban, a YoonGi le pareció que la forma en la que sus ojos se curvaban era preciosa.

—Me gusta tu sonrisa.— dijo YoonGi sin pensar y volvió a buscar con la mirada su sudadera.

JiMin alzó una ceja divertido y volvió a reír.

—Gracias.— vió el brillo en los ojos contrario buscando la sudadera. —Deja de intentarlo.— caminó hacia el armario y abrió las puertas. —Lo lavé para devolverlo, espero que eso no te moleste.— sacó la sudadera y se la extendió.

YoonGi la tomó.

—Está bien, está bien, gracias, ¡Muchas gracias!— YoonGi sonrío ampliamente y abrazó a JiMin.

El corazón de JiMin se aceleró levemente, hace mucho que nadie lo abrazaba.

—No hay de qué.— con cuidado rodeó con sus brazos la cintura de YoonGi.

Sé quedaron así por algunos minutos.

Cuando se separaron hubo un silencio incómodo, YoonGi carraspeó.

—Este...— JiMin empezó a hablar. —Te daré mi número por cualquier cosa, ya sabes, sí se te quedó algo o no sé.— tomó una hoja que había en su pequeña mesita de noche junto con un lapicero y comenzó a tomar su número. Cuando hubo terminado se lo dió a YoonGi, quién lo aceptó gustoso.

—Te llamaré.— miró la hora en su reloj y se colocó su amada sudadera. —Tengo que irme, mi madre me espera. Nos vemos luego y gracias.— le dedicó una sonrisa y salió de ahí.

Y JiMin volvió a quedarse sólo.

[...]

Cuando YoonGi entró a su casa lo primero que recibió fue un golpe de un zapato.

—¿¡Dónde demonios estabas, Min YoonGi!?— escuchó la voz enojada de su madre. —Me tenías muy preocupada.—

YoonGi sólo abrazó a su madre.

—Lo lamento, mamá.— YoonGi se separó y se quitó la sudadera. —Estaba con un chico llamado Park JiMin...— iba a continuar con lo que iba a decir, pero su madre lo interrumpió.

—¿Un chico?— dijo en tono pícaro su madre. Ya sabía sobre la homosexualidad de su hijo desde hace tiempo. —¿Es lindo? ¿Cuántos años tiene? ¿Dónde lo conociste?—

YoonGi soltó una risita y negó levemente con la cabeza.

—Sí mamá, un chico.— su madre sonrío más. —Pero no es lo que crees.—

—¿Qué es lo que yo creo?— preguntó de forma recriminante.

—Mamá...— YoonGi entendió las intenciones de su madre. —Él sí es lindo, pero no es nada de lo que crees, tiene unos catorce años y...— hizo una pausa para respirar. —Lo conocí en el autobús, el era el chico que tenía mi sudadera, fuí a su casa para que me la devolviera, es todo.—

—Cariño...— lo abrazó y dejó un beso sobre su cabeza. —Sólo quiero que seas muy feliz, el chico con quién estabas sé que hizo algo más en tí que sólo devolverte tu sudadera.— su madre besó una de sus mejillas y sé fue a su habitación.

YoonGi dió un suspiro y negó, su madre tenía ideas locas.