La voz de su progenitora al otro lado de la habitación le instó a despertar, si bien hacía varios minutos que Jaebum luchaba con sus parpados para que no volvieran a cerrarse, la vos ajena fue el interruptor que termino con su lucha logrando despertarlo completamente. Jaebum cambio sus prendas y se dirigió al baño para asearse; afuera los sonidos anunciaban el comienzo de otro arduo día de trabajo mientras, Jaebum terminaba de limpiar sus dientes y se disponía a desayunar.
El mundo afuera no era distinto a otro y si bien era de común conocimiento la existencia de otros mundos, este en particular podía decirse era uno de los más antiguos. Colmado de criaturas completamente diferentes conviviendo bajo un mismo cielo. Jaebum pertenecía a la raza más débil del planeta sin embargo los humanos por muy frágiles que lucieran fueron los que condujeron al planeta a la paz que reinaba hoy día.
Cuentan los ancianos que todo fue gracias al amor, sí ese sentimiento que peca de ser insignificante pero una vez arraigado suele ser más fuerte que el titanio. Jaebum no era ajeno a ese sentimiento y no es que él lo haya experimentado por cuenta propia sino que lo había podido presenciar cada día al observar a sus padres desde que tuvo uso de razón. Su padre pertenecía a la raza licántropo en cambio su madre no es más que una simple humana, en sus años de niñez Jaebum aprendió cuán grande era el amor de ellos y cuán poderoso ya que el sentimiento que su madre sentía por su padre logró vencer la llamada "Luna Roja" que vuelve bestias a los licántropos. Desde entonces se había prometido si alguna vez albergaba ese sentimiento en el pecho, lucharía por el sin importar a quien debiera enfrentar.
El último bocado del desayuno sucumbía en la garganta de Jaebum, mientras su madre retiraba los platos recordándole las tareas a realizar para ese día especial. La madre de Jaebum era ama de llaves de la casa de campo de la familia real, aunque decir casa de campo no era más que una falacia ya que la enorme construcción que se alzaba a metros de la pequeña cabaña que Jaebum llamaba hogar no era más que un enorme castillo diseñado sin escatimar ni un centavo en el mismo.
El padre de Jaebum había pertenecido a la armada real y no solo eso sino que era el general de las tropas, cuando aún vivía gozaba del afecto y confianza del mismísimo rey por ello fue que al morir el monarca acogió a Jaebum y su madre bajo su tutela, poniendo a ambos al cuidado de una de sus casas, de ese modo siempre estarían protegidos y no padecerían pobreza alguna.
El enorme castillo había permanecido desde siempre vacío, si no fuera por los sirvientes que moraban en las cercanías el lugar podría parecer bastante lúgubre, era extraño que la familia real se mostrara por esos lares ya que si bien el pueblo y el bosque aledaños no dejaban de ser pintorescos la realidad era que para esos grandes señores acostumbrados a fiestas esa zona podría parecerles bastante aburrida. Sin embargo hacía una semana había llegado la noticia de que el primogénito del rey iría a pasar el resto del año, hasta que cumpliera la mayoría de edad o según las palabras explicitas del rey "hasta que adquiriera algo de sensatez."
Jaebum recordaba haber visto al príncipe solo una vez cuando tenía alrededor de ocho años, aunque no recordaba exactamente como lucía, sí tenía la imagen de que la sonrisa del príncipe era muy tierna; pero al leer la carta enviada por el rey supuso que se había vuelto un malcriado como la mayoría de los niños ricos, y que en esta ocasión era enviado a aprender el trabajo duro.
─Como si fuera a mover un dedo con tantos sirvientes ─había vociferado ante su madre provocando que esta le diera un golpe en su cabeza.
Ese era el día en que el futuro dueño de la corona llegaba, a más tardar al mediodía por lo que todos corrían de un lado a otro ultimando detalles para recibir al monarca hijo.
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Je T'aime
FanfictionEl monarca malcriado (o no tanto) y el lacayo responsable se encuentran en un rincón del paraíso ¿qué surgirá de ese encuentro? El amor, la guerra o tan solo una amistad. Solo ellos sabrán guiar sus pasos hacia el futuro incierto que les aguarda a...