3. ADIÓS MAMÁ

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PASADO

JUNIO 15- 2013

FELIPE

Maldito el día en que todo esto empezó... Malditos calmantes que estaban junto a mí... Pi. Pi. Pi. Entreabro mis ojos y maldigo en mi mente:

<<Ese sonido de mierda que me enloquece>>.

Pi. Pi. Pi... Sigue sonando intensamente una y otra vez. Me encuentro inmovilizado y aún no entiendo el porqué. Tengo miedo, desesperación, mi pecho duele bastante y aún no sé si el dolor es fisico o más que eso: emocional.

Escucho a lo lejos una voz pero la reconozco inmediatamente. ¡Claro! Es ese hijo de perra, hombre que me ha traído poco a poco a este abismo, sí, ese mismo, ese al que a veces se hace llamar: mi papá.

¡Estupendo! Ya sé dónde me encuentro. Nuevamente en el consultorio de la psiquiatra Vélez (eso sí, está bien buena), todos aquí creen que estoy loco pero ella no, ella es la única que me entiende. Pero si no estoy loco ¿por qué me encuentro aquí? ¡Oh, sí! Empiezo a recordar mi gran vida...

CUALQUIER DÍA DEL AÑO 2005

-¡No más! ¡No más!- Grita mi madre con lagrimas rodantes en sus mejillas que ya están bien rojas de los golpes que le da mi papi.

No entiendo por qué papi hace eso. Él es un hombre correcto con sus cosas, tal vez mamá cometió un error y está pagando por ello.

-Te lo tienes merecido gran puta-. Bufa mi papito.

Mientras veo esta frustrante escena, me encuentro escondido, detrás del armario, visualizando desde un pequeño agujero. Con tan sólo ocho años no sé exactamente que sucede pero tengo claro la gran diferencia entre lo bueno y lo malo y realmente lo que sucede no es nada bueno.

Hay un silencio desesperante y siniestro, de repente papá viene hacia mí. Entonces estoy completamente seguro que será la ultima vez que me pone un dedo encima.

Dejo de recordar todo lo sucedido ese día y mi cabeza se vuelve un completo desastre. Comienzo a mover la cabeza de un lado para otro, despojando todo lo que me hace daño hasta que la vista se me nubla.

Ahora estoy en mi habitación. A mis diecisiete años puedo interrogarme acerca de todo lo sucedido ese día. Pienso, analizo y me pregunto ¿por qué nunca se hizo justicia? ¿por qué nadie demandó la muerte de mamá? ¿por qué Rafael, mi padre, lo hizo? Simplemente ya no estará para siempre.

Así transcurrieron siete largos años de mi vida, en algún momento decido ignorar esto. Estaba muy pequeño cuando todo sucedió y papá siempre estuvo ahí. Mamá no volverá y con el paso del tiempo me acerco a una sola verdad.

Solo recuerdo su rostro afligido por los golpes. Durante este tiempo lo único que recibía de mi padre era dinero, dinero y más dinero. No puedo negarlo, que me encanta el dinero, realmente no sé qué hacer sin él, pero lo único malo es que papá cree que el cariño y la felicidad de su hijo lo compra con dinero. Tal vez la felicidad pero el cariño que ni lo sueñe.

Papá siempre ha trabajado para que nada me falte, pero no se ha dado cuenta que lo único que me hace falta es él.

A pesar de mi edad, soy un joven con bastantes altibajos emocionales. Cualquier persona que me ve, nunca se le pasaría por la cabeza todo el pasado que escondo. Todos pueden ver al Felipe superficial, al jugador de fútbol, al atractivo, al seductor, al mujeriego. Pero todos desconocen lo que siento, lo que he pasado y vivido. Nadie sabe el peso con el que tengo que cargar diariamente. Nadie, a excepción de ella. Ser consumidor de calmantes no es fácil, pero aun así quiero salir de este basurero.

La psiquiatra Patricia Vélez me ha acompañado desde los ocho años, desde que todo sucedió hasta el día de hoy sigo visitándola. Me he refugiado en la popularidad. Siempre necesité algo para salir de toda la porquería que llevo adentro y la popularidad era esa salida. Ahí puedo demostrar algo que no soy, puedo hacerme sentir importante, deseado y admirado, ahí tengo todo a mis pies. Y es eso lo que quiero, lo único que quiero. Poco a poco todos han conocido al Felipe Cárdenas, al hombre que lo tiene todo física y económicamente, pero nadie conoce al que todo le falta interna y emocionalmente.

Más Allá Del SexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora