1. SÓLO SOMOS TÚ Y YO

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PRESENTE

OCTUBRE 30-2014

VALERIE

-Dale Felipe, ¡desnúdame y házmelo ya!- le grito a mi novio.

Mi novio: Juan Felipe Cárdenas, el más guapo del colegio. Capitán del equipo de fútbol masculino. Muy popular, y con el cuerpo más deseado y añorado por las mujeres y el más envidiado y ansiado por los hombres. Eso, todo eso, es mío.

-Espera Valerie, dame tiempo- me dice Felipe mientras se termina de quitar su ropa. Al bajar su pantalón azul oscuro de tela del uniforme del colegio noto la pequeña fuerza que ejerce en sus marcados bíceps. Baja sus bóxer Calvin Klein negros y libera su erección.

Realmente Felipe es un dios del sexo, no es la primera vez que tenemos relaciones sexuales pero nunca me dejo de impresionar ante su grandísimo pene, creería que es de unos 18cm en estado de erección.

Aún con su camisa azul clara desabotonada se agacha y toma de su billetera un condón Today y rasga la envoltura de color negro con azul y me lo ofrece.

-Anda colócamelo.

Mandón como siempre. Ruedo los ojos pero estoy tan excitada que solo quiero tenerlo dentro de mí, así que de un sólo movimiento saco el condón mientras que Felipe se acerca. Estoy sentada en la cama de su habitación y él se encuentra de pie frente a mí. Comienzo a colocar el preservativo adecuadamente y en cuestión de segundos el miembro de Felipe ya está cubierto, lubricado y listo para entrar en mí.

-Hey, ¿dónde dejas eso del preámbulo?- digo con cierta sonrisa al ver que Felipe me levanta la falda y corre mis bragas. A pesar de que estoy caliente y quiero sexo desenfrenado deseo que me toque, me bese, me demuestre su cariño. Pero al parecer él se ve un poco más apurado.

-Con que quieres eso. No te preocupes, mi vida.

Se termina de quitar su camisa desabrochada y vuelvo a ver sus templados bíceps. Poso mi vista en su abdomen, un abdomen totalmente trabajado, totalmente deseado, totalmente extasiado. Arqueo mi espalda y gimo de placer al presentar semejante espectáculo ante mí.

Felipe dispara una sonrisa cautivadora mientras se agacha y empieza a quitar mis zapatos y mis medias blancas que llegan hasta más arriba de mis rodillas. Amo a este hombre, lo deseo, me siento plena, feliz, deseosa. Visualizo su pelo negro liso el cual se encuentra un poco despeinado pero está corto, bastante corto. Él levanta su vista y se arrodilla, dispuesto a desabrochar mi camisa mientras besa mi cuello. En estos momentos me siento incapaz de responder, solo quiero verlo, admirarlo y desearlo. Sus pobladas cejas encima de sus ojos color negro resaltan la forma de su cara. Su nariz afilada contrasta con sus perfectos blancos dientes. La piel de Felipe es de un tono claro, ni tan blanca ni tan morena. Puedo afirmar que es más blanca que morena, pero su piel además es cálida y acogedora.

Al cabo de unos minutos me encuentro totalmente desvestida y acostada en la cama, aseguro que pasé muchos minutos admirando la belleza de mi hombre, mi primer y único hombre.

Felipe me abre un poco las piernas y por su actitud veo que se encuentra deseoso, muy deseoso y quiere acabar con esto de una vez. Noto cuando empuja dentro de mí, y me siento viva, el arqueo de mi espalda le demuestra a él y me demuestra a mí que esto es lo que quiero. A él es a quien quiero.

Comienza con sus embestidas fuertes, y mi mente pasa a otro plano. Empiezo a recordar que nuestra relación se ha convertido en unión, gemidos, sudor, pasión, sexo. Se ha convertido en un sonido fuerte, un sonido de choque de pieles, choque de cuerpos, choque de amor. Las penetraciones se han vuelto nuestras mejores acompañantes y las sabanas nuestras confidentes. La almohada ha sido testigo del placer proporcionado mutuamente y del amor entregado por y para cada uno en nuestros cuerpos. Todo esto ha dejado un resultado asombroso, un resultado reflejado en sudor, en besos y en caricias. Un resultado para él y para mí.

Noto un fuerte dolor en mi vagina y es que Felipe me la ha metido sin compasión y con gran fuerza. ¡Sí que me ha dolido!, por poco y me desgarra el útero. Suelto un grito de dolor y araño su espalda con gran fuerza.

-¿Qué te sucede Valerie? Te noto distraída y nos has correspondido ningún beso.

-¿Acaso piensas partirme en dos? Solo pensaba en ti y en mí. Solo tú y yo.

-¡Ni siquiera has sentido cuando me he venido!- grita Felipe saliendo de mí- ¿Acaso disfrutaste del sexo? No alcanzaste el orgasmo, me siento un completo marica- se sienta en el borde de la cama de espaldas a mí y camino hacia él en cuatro patas.

-No te preocupes mi vida, todo fue culpa mía. No me importa si tengo orgasmos o no, lo único que importa es que estamos juntos.- Felipe se voltea y me sonríe. Lo beso dulcemente y se levanta cargándome con él.

-¿Te apetece una ducha?- no respondo pero si siento cuando el agua fría empieza a descender por nuestros cuerpos, yo con mis piernas en su cintura y él abrazándome fuerte. Somos un solo cuerpo otra vez.

Los Giraldo son dos mellizos demasiado populares en el instituto, las fiestas de ellos son llenas de cosas ardientes y demasiado alcohol. Después de nuestra noche sexual, Felipe y yo decidimos asistir a la fiesta de Halloween, celebrando así nuestro aniversario. Es una fiesta únicamente para populares, y es la ultima fiesta del año, a excepción de los de ultimo año. Felipe está en grado undécimo, su ultimo año escolar y yo me encuentro en décimo. Lo más probable es que Felipe siga con su carrera deportiva y en unos meses se encuentre jugando en cualquier equipo de fútbol profesional en cualquier parte del país. Eso me llena de nostalgia, pero no es el momento para pensar en eso.

Cuando llegamos a la casa de Valentina y Daniel Giraldo encontramos un sonido musical totalmente acogedor. Muestro mi mejor sonrisa y cojo de la mano a Felipe demostrándole mi mayor afecto. Felipe me abre la puerta del carro y entramos, saludamos a unos amigos y me doy cuenta que relativamente me encuentro en el paraíso. Nunca había estado en una casa así, tan lujosa, tan arreglada, tan llamativa, mis padres son de un estrato social alto pero creo que los Giraldo lo superan.

-¡Val!- grita Valentina, la melliza- Qué bueno que vinieron ¿Cómo están?

-Hola Valentina, muy bien. Nos encontramos un poco cansados pero venimos a distraernos, espero llevarme a esta mujer temprano. Tengo algo que solucionar en casa.- Felipe esboza su sonrisa maliciosa mientras me acerca hacia él pasando su brazo derecho por mis hombros.

-Hey parce, dale suave a esa mujer- Comenta Daniel, el otro mellizo, que se ve muy apuesto.

-Bueno, y ¿qué esperamos? ¡Qué empiece la fiesta!- Grito tan duro que los demás invitados hacen una bulla junto con nosotros.

Al comienzo la fiesta es muy entretenida, bailo hasta más no poder. Felipe no es muy bailarín que digamos, baila una que otra canción. Pero con o sin él yo me bailo lo que sea. Al cabo de unos minutos voy a sentarme a la mesa junto con una pareja que no conocía, era una pareja aproximadamente de nuestra edad. Realmente parecen X y estaban intrusos en nuestra fiesta, así que decido hacer una broma hacia ellos.

Me dirijo hacia Felipe que afortunadamente está un poco cerca, en su mano derecha tenía un trago y se encontraba hablando con mi hermano Santiago. Lo agarro de la mano y lo dirijo hacia la mesa donde me encontraba.

-Amor, mira aquí unos X mezclados con nosotros-. Me burlo tan fuerte que Felipe y la pareja que tenía al frente voltean a verme con cara de estúpidos.

Más Allá Del SexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora