Cuarto año

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Desde que había llegado al expreso de Hogwarts no paraba de mirar hacia todos lados buscando una cabellera rojiza en particular, aquella a la que había retratado tantas veces, aquella que aparecía en visiones a altas horas de la madrugada, aquella que aparecía en el cielo cuando contemplaba la constelación de Dragón.
Varios alumnos de mi casa ocupaban las cabinas del tren, saludé de paso algunos a los que ya conocía de años anteriores, otros parecían estudiantes de primer año por las expresiones de asombro en sus rostros.
Ocupé unas de las cabinas vacías cerca de los estudiantes de Slytherin (por algunas razón nadie quiere estar cerca de ellos) y esperé paciente a que el tren se pusiera en movimiento. Este iba a ser un gran año, lo veía venir, algo dentro de mi decía que de ahora en adelante todo el camino sería cuesta arriba y quizás solo fuese mi imaginación, pero sentía que de algún modo podría llegar a tener una remota oportunidad de conocer mejor al segundo hijo Weasley.
Risas y gritos emocionados llenaban los pasillos del tren una vez éste se puso en movimiento, sonreí recordando mi primer día.
Escuché pasos cerca de la cabina, quizás algunos alumnos que se habían quedado sin lugar. Un golpeteo en la puerta me hizo levantar la mirada, dos alumnos, de primero año al parecer, estaban encaramados en el marco y de allí preguntaron si podían ocupar los asientos vacíos. Todo el camino hacia Hogwarts me la pasé contestando sus preguntas y vaya que tenían muchas de esas, muchas de ellas enfocadas a los misterios y rumores que esconde el colegio.
Al bajar del expreso y despedirme de ellos, un golpe de realidad me dió en pleno estómago, estaba ya a mitad de camino y cuando menos me diera cuenta este año también habría pasado volando.
Dos cabellera rojizas llamaron mi atención una más pequeña que la otra, y todo lo que había estado pensando se esfumó. Los hermanos Weasley habían llegado y caminaban tranquilos esquivando a alumnos de primero, nada me impediría hacerme cercano al chico dragón.
Este sería mi año y aprovecharía cada momento libre para acercarme a él.
Y nada, ni nadie me lo impediría.
                                       ...
Ahora estaba parado frente a la persona que me impedía salir del gran comedor y que de ahora en adelante sería mi impedimento de varias cosas. La señora Rakepick había escuchado mucho sobre mi problema de actitud y seguramente tenía algo planeado para mantenerme preferiblemente dentro del castillo. No confió en ella, no me agrada su rostro.
Y las cosas no mejoron cuando comenzó todo el asunto de los estudiantes sonámbulos, una de mis amigas ya había caído presa de la maldición y no dejaría que llegará a ninguno más. No a él, no ahora que yo...

Ésto y el hecho de que apenas pudimos sobrellevar la anterior me hizo aceptar el entrenar con la señora-rara-Rakepick. Si ni siquiera el profesor de pociones confíaba en ella, nada me impediría acercarme a ella para asegurarme de que no esté tramando algo peligroso en contra del colegio. El director nos lo prohibió pero no puedo solo quedarme de brazos cruzados y esperar a que uno a uno mis amigos vayan a ser tragados por el bosque prohibido y la bóveda que en definitiva estaba allí.
Cada día que pasaba, mi plan de acercarme a Charlie parecía tener altibajos. Por cada "hola", por cada "¿que tal vas?" también había sus silencios incómodos en las clases de cuidado de criaturas mágicas. Y él era grandioso en esa clase, tenía talento también en el quidditch y me sentía orgulloso de admitir haber ido a los partidos solo para verlo volar a toda velocidad por el campo. Me sentía embobado estando a su alrededor, mi mente divagaba en infinitas posibilidades de charlas cuando lo veía sentado solo en el gran comedor.
Entonces, en el momento en que entró a las tres escobas y propuso ayudarnos con la siguiente bóveda maldita, podría haber saltado de la emoción. Y quizás no lo hice, pero Bill no dejó pasar desapercibido  el hecho de que mis ojos brillaban por la emoción.
C

harlie, el chico dragón, el chico con constelaciones en el rostro, el chico dueño del espacio ocupado en mis lienzos, estaría a mi lado.
Definitivamente este iba a ser mi año. Y si no lo era, lo aprovecharía al máximo cuanto pudiera.

Pensando en su Constelación (~Charlie Weasley~)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora