Verano de preguntas sin respuestas

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Los días pasaron y más pronto de lo que me esperaba todos estábamos caminando juntos hacia el gran comedor para asistir a la ceremonia de final de curso. Apenas podía creer lo rápido que había pasado el año, aún podía recordar aquel día en el tren pensando en pasar todos y cada uno de los días del año tratando de acercarme a Charlie, había cumplido mi meta al menos, quizás no de la forma en que lo había esperado. Perdido en mis pensamientos no me di cuenta ciando una mano se posó en mi hombro, giré para encontrarme a Bill sonriendo y moviendo su mano frente a mi rostro.
-Te has ido.-sonreía de oreja a oreja.-Por un minuto pensé que el romper la maldición te había afectado más de lo que pensaba.
-Hombre no te preocupes, solo me perdí en mis pensamientos.-para cuando estuvimos en mitad del pasillo central me fijé que Charlie hacia señales con las manos.-Tu hermanito te está llamando. Los Extrañaré, ¿sabes? A ambos.
Bill sonrió mostrando todos sus dientes y me dió unas palmadas en la espalda, siendo sincero sentí que casi me saca un pulmón.
-Yo también te Extrañaré, y aunque no lo creas-Bill comprobo su alrededor y se agachó para hablarme.- a Charlie realmente le gustó hacerse amigo tuyo, no lo había visto tan emocionado desde que se enteró de la existencia del Quidditch.

Sentí como mi corazón se saltaba un latido y luego regresaba con el doble de velocidad. Sentí como el color llenaba mi rostro, la felicidad fue tanta que apenas presté atención al discurso del director Dumbuldore. Aquellas simples palabras que no prometían mucho lograron llenar mi corazón con felicidad y esperanza.
Quería hablar con él, deseaba que la ultima conversación del año fuera con él, anhelaba compartir un vagón con Charlie Weasley.
A

ntes de salir, debía hablar con el director y la señora Rakepick. No debía demorarme, había empacado todo un día antes solo para ahorrarme el tiempo y pedirle a Charlie si podíamos ir en el mismo vagón.
No creía que lo que tuviera que decirme fuera tan malo, seguramente sería sobre las bóvedas, mi desobediencia, las bromas a Filch o quién sabe realmente. Cualquier cosa que fuese no podría hacer que mi humor cambiara.
...
Definitivamente el hecho de que el próximo año empezara con un castigo a primera hora durante Dumbuldore sabrá cuanto no pudo con mi buen humor. Las pocas horas que pasé com Charlie durante el viaje de regreso fueron unas de las mejores, Bill a mi lado haciendo comentarios sobre lo cruel y justo que puede ser el director.
Bill terminó durmiéndose en algún punto entre la mitad del vieja y la charla de Charlie sobre un supuesto dragón galés verde en la reserva de criaturas mágicas de Hogwarts. Era increíble la cantidad de datos que podía almacenar ese cerebro suyo, cada palabra que salía de su boca era conocimiento y pasión pura. Amaba escucharlo hablar, amaba la expresión que ponía al admitir que no le iba tan bien en emcamtamientos y herbología como el esperaba, amaba ver cómo se mordía el labio inferior cuando se daba cuenta de que dijo algo vergonzoso. Al llegar a la estación, desee fervientemente que mi madre no estuviera allí para llevarme, todo solo para quedarme unos minutos más con él, pero allí estaba ella esperándome impaciente.
-El próximo año,-Charlie habló antes de que me fuera, miró por un momento a Bill.- quizás podamos invitarte a pasar unas semanas en nuestra casa durante las vacaciones de verano. Ya sabes, solo si quieres.
Aquello me dejó sin aire, este día sería recordando como el más feliz de este año. Asentí rápidamente con la cabeza antes de ir corriendo hacia donde mi madre. Pasar el verano con los Weasley. Cada vez que repetía la propuesta en mi mente, una enorme sonrisa se formaba en mi rostro. El próximo año sería mucho mejor que este, haya castigo o maldición, no me importaba con tal de estar cada uno de esos momentos junto a Charlie.
Llegar a casa después de tanto tiempo se sentía raro, la cocina polvorienta, el color grisaseo de las paredes, las ventanas de madera oscura. Todo aquello parecía tan familiar y a la vez desconocido, todo aquello dejaba una sensación de inexplicable melancolía en mi interior. Quizás solo era por haber pasado tanto tiempo lejos.
Subí las escaleras en dirección a mi habitación, mamá apenas había hablado durante el camino de regreso a casa. Apenas recordaba aquel tiempo donde sonreía el día entero, desde el amanecer hasta el anochecer, hasta parecía sonreír mientras dormía. Al menos supe que tan mal no se encontraba, no había dejado su gusto por la limpieza, porque sino no encuentraba otra razón de que mi habitación estuviera tan impecable.
Abrí el ventanal que daba a las colinas de Gales, amaba el verano en mis tierras, los pastos crecian altos y suaves al tacto, las aves nocturnas rondaban por los árboles. La tranquilidad que albergaba mi tierra natal contrastaba bastante con todo lo acontecido durante el año en Hogwarts.
Recorrí mi habitación lentamente, acaricie los cuadernos de hojas llenas con dibujos, sabía que la mayoría de ellos eran de Charlie. Las plantas qur colagaban fuera de mi ventana se veían cuidadas pero tristes, agradecí a la profesora Sprout por compartir conmigo un poco del abono del invernadero. Suspiré dejándome caer sobre la cama, el día había sido largo pero aun así mis energías estaban a tope, la cena había sido monótona y mamá hacía rato que se acostó.
Mordí mi labio con emoción contenida, miré la ventana abierta de par en par y me levanté de un salto. Pocas veces pude dar paseos nocturnos por el colegio en mi forma de animago, en una de ellas Filch casi me había atrapado, pero esta vez podría ser libre. Me quité rápidamente mi abrigo con el solo pensamiento de volar rondando por mi mente y repercutiendo por mi cuerpo entero.
Salté sin mirar atrás, dejé en aquella habitación todo lo que me preocupaba. Adiós mamá con problemas, adiós hermano desaparecido, adiós maldiciones, adiós TIMOs, adiós mis dudas sobre mis sentimientos por Charlie. Hola libertad de volar por el cielo galés.

Poco recuerdo de cómo o cuándo regresé a mi habitación, solo que escaba del cielo que empezaba a aclarar.
Las semanas pasaban y las preguntas se acumulaban en mi cabeza, tampoco hacía nada para tratar de contestar las. Pensar en Charlie hacia que entrara en un estado de ensoñación fantástico donde solía perderme por horas. Ahora estaba pasando otra vez, recordaba estar dibujando plantas, o eso creía, cuando un ruido en mi ventana me hizo sobresaltar. Una lechuza estaba encaramada en el marco y se asicalaba perezosa, llevaba una carta enganchada en mis garras. Sonríe emocionado, era la primera vez que alguien me enviaba una carta, sea quien fuese se llevaría un gran abrazo de mi parte cuando regresara a Hogwarts. Cuando abrí la carta sentí como mi corazón se saltaba un latido, reconocería la clara y perfecta caligrafía de Charlie donde fuera. Me había enviado una carta, él quería hablar conmigo. Mi corazón latía desbocado son solo leer las primeras dos palabras. 

Querido Asriel.

¿Cómo has estado? Espero que bien, amigo te imagino cuidando plantas o leyendo libros a montones. Sí, así es como imagino tu vida fuera de Hogwarts, no te rías.

En fin, con respecto a la propuesta sobre pasar unas semanas con nosotros ¿La pensaste? ¿Qué ha dicho tu madre? ¿Cómo ha estado ella? Recuerdo lo que me contaste sobre su estado de ánimo. Por aquí todo ha ido bien, los gemelos están mas traviesos que nunca, Ron es su blanco para bromas y papá está que no da más de tener que ayudar a cuidarlos en su tiempo libre. Por cierto, me contaste sobre que tu madrina es una Muggle ¿verdad? ¿Papá suele traer cosas muy interesantes que ellos hacen, podríamos ir algún día de paseo donde ella?

Espero tu respuesta con emoción.

Atentamente Charlie.

Definitivamente estaba soñando o alucinando, no podía creerme que Charlie en verdad me había escrit. Debía contestarle y rápido.
Cuando estaba por cerrar la carta y entregársela a la lechuza, recordé un proyecto que estaba haciendo. Fui a mi escritorio y rebusque entre las hojas de uno de mis libros, allí estaba una ramita con flores de valeriana reseca y conservada a la perfección. Sonreí para mi mismo, decidido a que de ahora en adelante esa sería mi firma personal durante nuestras conversaciones.
Vi volar aquella lechuza lejos de mi llevando consigo mi esperanza de una relación más cercana con Charlie, mi chico dragón. Suspiré pensando en que tenía oportunidad.
No desaprovecharía ni un solo momento, todos mis segundos serían para él.

Pensando en su Constelación (~Charlie Weasley~)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora