Prólogo: La verdad.

85 10 14
                                    

Dos meses después

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Dos meses después.

Me encontraba junto a Nerea ayudando a practicar a los pequeños de nuestro clan para que en cualquier situación de peligro escapen más rápidamente y sin tanto riesgo.

Yo simulaba ser un tiburón hambriento para que practicaran y esto con los caminos que tenían que seguir ya señalados. Escondida entre las algas observé la espalda de mi amiga, esperando el momento perfecto para sorprenderla y justo cuando la "atacaría" salió nadando velozmente siguiendo los caminos explicados por nosotras mismas. Nadé igualando su velocidad siguiendo el rastro que dejó.

Cuando la encontré ya estaba junto a los pequeños tritones y sirenas que la siguieron nadando y riendo escapando de mi, entrando a la seguridad del reino.

—¡Eso fué increíble!.—Dijo Kira la más pequeña del grupo completamente emocionada y los demás comenzaron a apoyarla dando exclamaciones de alegría y sorpresa.

—Mañana será la prueba para ver si aprendieron lo que hemos practicado hoy.—Exclamé con una sonrisa.

»Practicaremos con el simulacro de tiburones, es más facil encontrar uno, puesto que es muy poco probable que un humano se encuentre merodeando por estas aguas tan profundas.—traté de sonar cómica.

Claramente no lo tomaron bien.

El grupo se exaltó con temor al escuchar la palabra Humano, ojalá supiesen que no son tan horribles como se imaginan.

Sin embargo esti lo guardé para mí misma, porque nadie se debe enterar que he ido a la superficie o peor aún que he visto a esos seres.

Nerea al notar que me quedé pensando por un par de minutos, me vio con sospecha para luego proceder a despedir a los infantes.

—Hasta mañana, no se olviden de venir y cuidado con los tiburones hambrientos.—Habló con voz dramática.

Al escuchar las palabras de Nerea ellos salieron nadando muy rápido asustados, quedando a solas Nerea y yo.

»¿Qué hiciste ahora?.—me vió acusadoramente.

—Nada.—mentí esperando que no lo notara, pero para mi mala suerte ella me conoce demasiado bien.

—¿Qué hiciste ahora Merlia?.—Cuestionó con desgana.

—Es enserio, no hice nada.—Contesté aparentando tranquilidad.

Se quedo analizando mi rostro por unos minutos, seguramente tratando de adivinar si lo que decia era cierto.

—No te creo.—Sentenció al terminar con su estudio.

Me hice la ofendida llevandome una mano al pecho, pero al final su mirada insistente me hizo confesar.

—¿Recuerdas que desde hace unos meses no he vuelto a la costa a ver el atardecer?—Asintió con la cabeza confundida y con el ceño fruncido.—, pues se debe a que esa última vez que fuí a ese lugar me quedé atrapada en una red, con mucho esfuerzo fué que logré liberarme y tuve que ir hacía la orilla, porque estaba muy herida.—Me quedé un momento pensando si debía contarle lo demás.

—¿entonces?, se que hay más Merlia.—Comentó rodando los ojos.

Sabía que se daría cuenta, ya hasta parece mi madre.—Razoné rodando los ojos.

—Creo que un humano me vio.

SirenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora