4. Permisos y compromisos.

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Al despertar en la mañana, salí de mi habitación rumbo al comedor para desayunar, cuando llegué a éste me recibieron los asistentes con una reverencia y sirvieron rápidamente la comida para mi, ya que mis padres no se encontraban en el lugar.

Agradecí sonriente y procedí a comer con tranquilidad, dí un pequeño respingo a recordar que debía preguntar sobre el permiso de hacer las pruebas.

Comí lo más rápido que pude y al terminar me despedí de todas las personas que estaban a mi vista, tomé camino a la habitación de mis padres y al estar en frente de esta me armé de valor y los llamé.

Cuando estos me dieron el permiso de entrar nadé hacia ellos con un aire vacilante.

—Buenos días, papá y mamá.—Dije como primer saludo a ambos.

—Hola mi cielo, ¿Qué necesitas?.—Habló mi madre.

Mientras mi padre me analizaba con la mirada, poniéndome más nerviosa de lo que me encontraba.

—Me preguntaba si podía hacerle las pruebas a los pequeños.—Al verlos no muy convencidos, seguí.— Podría hacerlo en la plaza.

—Cariño, no lo veo muy conveniente en estos momentos—Fué el turno de mi padre para hablar, estaba desilusionada, iba a dar la vuelta para retirarme pero el continuó hablando.—, pero sería una buena distracción para todos y la plaza a mi parecer es muy pequeña, hija mia.—Terminó de hablar con una sonrisa en su rostro.

Di un pequeño grito de felicidad y abracé a mis progenitores con fuerza, ellos rieron devolviendo el apretado abrazo, recordé que debía ir al hogar de las gemelas a planificar todo, presentía que este día sería bastante movido.

—Bueno, ahora debo ir a planificar todo con las gemelas.—Dije con una gran sonrisa en mi rostro.

—¿también Nereida?.—Pregunto mi madre confundida.—Creí que ella trabajaba con su madre cuidando a los recién nacidos.

—Sí, pero al parecer cambió de opinión, ayer me dijo que quería ayudarnos con los infantes y los simulacros.—Informé brevemente.

—Esta bien entonces, que te vaya fantástico mi cielo.—Me dijo cariñosamente.

—Recuerda Merlia, puede ser a las afueras del reino, pero no se alejen mucho y dile a algunos de los guardias que los acompañen.—Habló autoritario mi padre.

—Puedes decirle a Nahir.—Recomendó mamá emocionada, realice una mueca que pasó totalmente inadvertida para ellos.—Es el comandante de la guardia y tu prometido, seguro que te recomienda los mejores.

—No creo que sea necesario mamá—Comenté apresuradamente.—Mauren vendrá con nosotras, le puedo decir que busque a algunos amigos suyos.

Después me disculparé con Mauren por meterlo en mis planes sin avisarle antes.

—Vas a ir con Nahir, Merlia, es tu prometido y debes pasar más tiempo con el.—Ordenó el Rey.—Se casaran dentro de unos meses y últimamente no los he visto juntos.—Expresó extrañado.

—Quizas sea por qué literalmente hace dos meses me lo impusieron como prometido.—Contesté con clara inconformidad.

—Conmigo no uses ese tono, Merlia.—Demandó firme, rodé los ojos y evadí sus miradas.

Tan bien que iba mi mañana.

»Además, los comprometimos pensando que lo querías.—Me dijo con ligero reproche.

—Si lo quiero—Al ver que el me interrumpiría, levante un poco la voz.—¡pero no lo amo!.

Que cliché.

—Con el tiempo lo harás, cariño.—Mamá hablo antes que papá interviniese y con dulzura me tomo el rostro.—Sé que serán muy buenos gobernantes juntos.

—Ahora ve a hablar con él.—Terminó mi padre, me sonrieron juntos y me despidieron.

Salí de la habitación y seguí mi camino con dirección al campo de entrenamientos que se ubica detrás del castillo.

Allí varios de los novatos me hicieron reverencias y se quedaban pasmados de la sorpresa, no era muy común que me encontrara ahí, les sonreí con cortesía y más de uno me sonrió con coquetería, cosa que ignoré olímpicamente.

Vi a unos pocos metros de distancia a Nahir y al parecer sintió mi mirada, porque volteó y sonreímos mutuamente.

Juntos nadamos a nuestro encuentro y nos abrazamos al estar frente uno del otro, el me beso con cariño y se lo respondí lentamente, al separarnos sonreí levemente.

—Te quería pedir un favor.—Hablé con culpabilidad.

—Ya sabía que para algo me necesitabas.—Dijo decepcionado.

—Tampoco lo veas así, es para la seguridad de los pequeños porque tarde serán sus pruebas, el Rey pidió a tus mejores guerreros para su seguridad.—Argumenté con la voz dulce.

—De acuerdo.—Una pequeña sonrisa decoró su rostro.—¿cuántos necesitas?.

—Cinco son suficientes, Mauren ya estará junto a mí y las chicas.

Aún debo preguntarle a el de hecho, pero no creo que le moleste ¿verdad? Después de todo ahi estará Nerea para tranquilizarlo.Razoné.

—Está bien, tengo unos candidatos en mente. Si quieres puedo acompañarte y a las chicas.—Propuso amablemente.

—Claro.—Acepté con una sonrisa un poco forzada.

—Reigh, Percy, Dylan, Sean y Nahuel.

Nahir nombró a esos cinco tritones, que al ser llamados se formaron firmes en frente de nosotros.

»Ellos son unos de mis mejores soldados, ustedes vendrán con nosotros para cuidar a los menores del clan en la prueba que tendrán al medio día. Y los protegeremos y defenderemos si es necesario.—se dirigió a ellos.

—Sí, señor comandante.—Dijeron al unísono antes de dar media vuelta y volver junto a los demás.

—¿qué te parecieron?.—Preguntó con satisfacción.

—Me imprecionaron, se nota que hacen bien su trabajo.

—Si, son muy disciplinados y comprometidos con su labor.

Se creó un silencio a nuestro al rededor que yo decidí terminar.

—Emm... pues gracias por tu ayuda cariño, pero ahora debo ir a buscar a las gemelas para planificar todo, por cierto si vez a Mauren lo llevas contigo, por favor.—Pedí lo último suplicante.

—De acuerdo, adiós amor, nos vemos más tarde.—Se le vió nuevamente decepcionado.

Y eso me hizo sentir terrible, pero tenía otras cosas que hacer.

—Hasta luego cariño.—Me despedí dejándole un beso en la mejilla, le sonreí para luego tomar camino a la residencia de mis amigas.

Conociendo a Nerea ya estaría desesperada por mi tardanza y también sabía que me esperaba un interrogatorio totalmente innecesario apenas llegara.

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