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El padre estaba sentado en la mesa, cenando solo; la abuela seguía arrodillada en su rincon rezando. 

―¿Papa? 

El tono de voz de Lay ocultaba mal su temor de provocar otra discusión. 

―¿Que quieres? 

―¡Déjame salir, por favor! No puedo mas , voy a volverme loco...

Lay se puso de rodillas en el suelo, con las manos juntas en señal de suplica. 

―¡Ni hablar! 

Zhang Ryan parecía impasible 

―Papa, anda... Total, es inútil; o mejor dicho, peor. Si me quedo en casa no estudio, porque tengo ganas de salir, y si salgo tampoco estudiaré mañana porque luego tendré mas ganas de salir. Asi que es preferible que me dejes salir esta noche, asi mañana ya no querré salir y me quedaré en casa estudiando. ¿No? 

El razonamiento era impecable, y el padre confundido por todas esas palabras pronunciadas como una rafaga de metralletas y mas nervioso porque la voz de su hijo impide oir la television, impidiendo oír las noticias, prorrumpio; 

―¡Uf, no te aguanto mas! ¡Haz lo que quieras, total...nunca me haces caso! Eso si, que una cosa quede clara: esta noche sales, pero ay de ti como mañana por la tarde asomes la nariz fuera de  casa. ¡Intentalo y veras! ¿Entendiste? 

―Gracias papa. Te prometo que a partir de mañana me pasaré todas las tardes en casa estudiando. Pero déjame salir por la noche... ¿Que dices? 

Se quedó esperando, pero al no recibir respuesta, penso que su padre por fin se habia calmado y decidido llegar mas lejos. 

―No será que a lo mejor tu...

Tras decir eso el muchacho se apresuró a desaparecer. Aunque su tono parecía convincente, lo cierto es que no tenía la menor intención  de respetar las condiciones que le habia impuesto su padre. 

Y en el fondo Zhang Ryan era mas consciente de ello. Finalizada la conversación, Lay voló literalmente a su habitacion, corriendo el riesgo de resbalarse con un par de calcetines sucios y malolientes que habia dejado esa mañana en el suelo. Tomo el celular, busco el numero de su amigo y espero impaciente hasta que oyó que respondía. 

El pobre de Chanyeol se habia quedado dormido en la cama, con un auricular del ¡Pod en la oreja. El timbre del telefono lo despertó de mal humor. 

―¿Diga? 

―Chanyeol, soy yo Lay. 

―Se puede saber que quieres? Estaba echandome un sueño muy rico...

―¿Como ya dormías? ¿A esta hora? ¡Vamos pasa a buscarme y salimos! 

―Pero no habías dicho que tu padre...

―No te preocupes, ya esta todo arreglado ¡Date prisa! 

―Pero ¡yo estaba durmiendo! 

―Ya se que estabas durmiendo, pero...¿y tus primas? 

―Ya se fueron. 

La euforia de Lay se apagó tras oír esas palabras. 

―¡De todas formas, pasa a buscarme, no quiero quedarme en casa! 

―De acuerdo, me visto y te espero en la puerta. 

Despues de apagar el celular, Lay se preparó para la noche. Al poco de unos minutos, el dueño de un viejo Fiat 127 trataba ruidosamente de estacionarse debajo de la casa de Lay. Alertado por el estruendo, Lay se asomo a la ventana y le sorprendió ver el bólido llevado por Lay, que intentaba, con escaso éxito maniobrar para meterse entre dos coches. 

єscuchαmє || lαчhunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora