Epílogo

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Never not - Lauv

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Never not - Lauv

Como los abogados prometieron, la condena de Dylan se logró reducir un año

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Como los abogados prometieron, la condena de Dylan se logró reducir un año.

Ya pasaron más de seis meses desde que él fue puesto en libertad. No obstante, a veces, siento que es mentira, solo un sueño del cual pronto voy a despertar. Pero cuando lo veo frente a mí, mirándome con ojos chispeantes, mejillas sonrojadas, con su sonrisa torcida y su risa reverberando, que es verdad, que el sueño es real.

Fueron años duros y llenos de cambios. Sin embargo, lleno de avances y superación. Dylan, por ejemplo, terminó el instituto mientras estaba en prisión, así como, tomó cursos de pintura y dibujo. Y esto último le ayudó hasta a ganar dinero; ya que, sus cuadros —gracias a uno de los abogados que llevó su caso—, llegaron hasta los oídos de la Secretaria de Educación, quien estuvo encantada en realizar una exposición de arte en donde se pudiera mostrar todas aquellas creaciones artísticas y, a la vez, demostrar el interés de algunos por aprovechar el tiempo y las nuevas oportunidades. Y fue así, como Dylan vendió muchos de sus cuadros a un muy buen precio.

Y yo no puedo evitar sentirme más orgullosa de él; más ahora que por fin ha tomado su vida por completo, que es dueño de sus decisiones, dueño de su libertad. Y podemos disfrutar juntos.

Además, aparte de tener un don innato para la pintura, mi chico, durante su estadía en la prisión, escribió sus memorias —que van desde su niñez junto a su madre, lo que pasó con René, cómo entró a aquel cartel y como logró salir—, y ha estado revisando una que otra propuesta editorial. Sin embargo, ahora sé que hay algo más, pero no lo he podido averiguar todavía. Así que, justo ahora me debato en adivinar qué carrera escogerá si Literatura y letras o Artes plásticas. Y a decir verdad, ambas se le dan muy bien.

Así como, para mí, nuestro amor es como una obra de arte, de ese arte que no busca lógica, que es de trazos y pinceladas sin patrón, que no busca ser comprendido, sino solo hacer sentir. Y Dylan me hace sentir, sin lógica ni razón.

Y ahora se preguntaran, ¿qué fue de mí?, ¿qué hice mientras Dylan y yo estábamos separados? Pues cumplí mi promesa: seguí con mi vida y con mis sueños. Fui a la universidad y entré a la carrera de Psicología —ya estoy en el último año—, además, junto a mis cuñadas, abrimos una ONG dedicada a personas vulnerables: niños huérfanos, madres solteras y ahora personas inmigrantes. Pero enfocándonos sobre todo en menores de edad, tratando de ayudar un poco al caos que posee el mundo.

Contigo, nada más © [Pronto en Amazon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora