RECUERDO DE UN AMOR

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No puedo sentir nada... ¿acaso... he muerto? No, aún no, puedo escuchar algo que está acercándose... ¿Quién está ahí? No puedo distinguirlo; sin embargo, ¿qué es esta sensación tan cálida que abraza mi cuerpo?

Abrí lentamente mis ojos y te vi, vi como luchabas por mantener tu cosmos encendido, vi como luchabas por mantenerme con vida, aunque eso significara que arriesgaras tu propia vida. Estás exhausto... veo como comienzas a perder la conciencia hasta que te desvaneces por completo sobre mi pecho.

Trato de ponerme de pie, pero tu cuerpo me impide hacerlo de forma rápida, trato de hacerte reaccionar pero parece que es inútil, me aterra la sola idea de pensar que has muerto al encender tu cosmos para salvar mi vida. Rápidamente me pongo a revisar tus signos vitales, me alegro al saber que sigues con vida. Te acojo en mis brazos y te observo detenidamente.

-Shun, haz arriesgado tu vida por mí. Perdóname por favor.- Sin más me atrevo a darte un tierno beso en los labios y luego te miro cálidamente y digo: - Te prometo que pase lo que pase siempre estaré ahí para protegerte... mi amado Andrómeda...

Ahora me dirijo contigo en brazos hacía la casa de Escorpio, he de llegar ahí lo más pronto posible para ayudar a nuestros amigos, Seiya y Shiryu.

Demonios, tal parece que no nos van a dejar llegar allí tan fácilmente, unos soldados nos han cerrado el paso rumbo al templo del Escorpión Celestial... bien... trataré de dejarlos inconscientes para poder avanzar.

-¡Esto es un calentamiento estupendo! - grito al momento en que comienzo a golpear a aquellos que me impiden seguir avanzando. - No os lo he dicho? ¡No sois rivales para mí! - Me abro camino poco a poco entre los soldados del Santuario, trato de no arriesgarme demasiado para evitar así que te llegue algún golpe.

-Aaaagh...- veo que comienzas a reaccionar poco a poco.

-¡Shun! ¿Estás despierto? ¡Menos mal! - me alegra ver que ya estás consiente.

-Hyoga, has vuelto... supongo que mi vida no se ha apagado todavía. - me dices un poco débil todavía, pero siempre con esa hermosa sonrisa.

-Agh... Shun lo siento. Mi debilidad y mis sentimientos por mi madre... te pusieron en esta situación. - realmente no tengo palabras para agradecerte lo que has hecho por mí.

-¡Hyoga! - dices en un susurro.

-¡Sigamos, Shun! ¡Tenemos que llegar hasta Seiya y Shiryu! - trato de alentarte a seguir despierto.

-¡Sí, tienes razón! - me apoyas mientras te recargas en mi hombro.

Seguimos avanzando por esa inmensa escalinata hacia el templo de Escorpio pero de repente una enorme roca es lanzada por uno de esos soldados que no dejan de aparecer para cerrarnos el paso.

-Ah... No podemos cruzar. - dije mientras esquivaba la roca.

-No hagas nada imprudente, Hyoga. - me dices al ver mis intenciones de cruzar imprudentemente ente por esa zona donde hay tantos soldados.

-¡No seas estúpido! ¿Te crees que voy a seguir el consejo de alguien que ha agotado por completo su propio cosmos? - te digo sin pensar, pues estoy frustrado al ver a todos nuestros adversarios.

-¡Oh, venga ya! - me respondes con una sonrisa.

-¡Ja! ¡Si sigues así de quejica, supongo que todo va bien! - tal parece que mi comentario te hace reír levemente.

-¡Hyoga!

-¡No te riendas todavía, Shun! - te digo al percatarme del cansancio en tu rostro.

Un nuevo comienzo (Saint Seiya Yaoi) [En Pausa Temporal]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora