Capitulo7 La ventana del alma

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Narrador

Octubre 2008
5:08 PM

Santiago al verla ahí junto a él se sentía tranquilo cuando la tenía así de cerca sentía una necesidad de no separarse de ella.
Camila sentía temblar, nervios poco comunes en ella, algo le decía que ese hombre cargaba misterios, que ella debía descubrirlos y sin entender sentía un gran peligro.
- Por lo que veo el veneno fue letal-
Dijo Santiago mirándola a esos bellos ojos castaños casi tan oscuros como la noche
-No seas tonto, te salvaste de milagro- dijo Camila con una cara inocente sin entender -Entonces no eres un ángel, eres una heroína- le sonrió divertido y con tono seductor -Estas loco, lo sabías?- sin darse cuenta un silencio estaba creando el ambiente diferente, tan diferente como aquel día en el estacionamiento, con los nervios Camila se retiró y sintió el sudor en sus manos, dándole la espalda a Santiago sentía que él la seguía mirando y así era, él captó la reacción del momento y soltó una pequeña risita mirándola con ternura.
Entró una enfermera y Camila aprovecho para salir diciendo cómo excusa que iba afuera para esperar a Yess, y sí realmente no tardó mucho.
-Como sigue?- soltó sería cerrando tras ella la puerta de la camioneta
-Esta bien, cuando salí una enfermera le quitó el catéter, le dió su ropa y una hoja para que firmara su alta -Y entonces porque estas fumando con esa cara de ansiedad?-
-ansiedad? No, solo se me antojo un cigarro- Yess la miró extraña frunciendo el ceño -Camila, desde tus 15 años, cuando tu papá nos descubrió fumando ya no habías fumado, además tienes arritmia, lo recuerdas?- le quitó el cigarro y lo piso, giraron al escuchar las puertas y ahí estaba el saliendo de ese hospital, cojeando un poco y sonriendo les a ambas - Las invitó a Cenar, la comida aquí no se debería ingerir- Yess levantó una ceja y señaló las llaves -En tú cabaña o la nuestra?-
-En la mía claro está- sonrió acercándose a la camioneta.

Yess encendió la música como siempre que maneja, cantando y riendo llegaron a la parte de las cabañas y Santiago las dirigió hasta llegar a la de él -Solo espero encontrar sartenes- en tono de broma señaló la puerta que había dejado abierta todo el día.
Santi preparó sapagetti a la boloñesa y sacó una botella de vino Claret en la mesa estaban las chicas conversando, de pronto al acercarse vió como reía Camila y sintió una corriente eléctrica por todo su cuerpo como si ella fuese la energía Yess se levantó de inmediato -te ayudó Santi, no vallas a tirar el spagetti- con tono divertido acercó la comida y la puso en el centro de la mesa -Ahora si Santi, nos diste una sorpresa y la duda me corroe, que haces acá?- Yess no soportó más la duda y Camila levantó una ceja con esa mirada de duda hacía Santiago -Soy un acosador y vine a seguirlas- salieron unas leves carcajadas al escucharlo con esa voz gruesa y esa mirada que no podía mantener sería -mentira, está cabaña la compré hace unos años y vengo una o dos veces al año, lo que no sabía es que ustedes también habitaban por acá- Camila lo miró y le respondió sencilla después de sorber de su bebida -Estas Cabañas están diseñadas por mi madre y construidas por mi padre, así que era lógico que compraría una- Santiago se asombró al escuchar eso y por la cara de Yess tampoco estaba enterada -Yo suelo venir acá para hacer mis diseños y a escribir cuando me propongo un libro nuevo- Camila al parecer seguía hablando sin notar las expresiones que le estaba mostrando Santiago -Yo solo vengo cuando voy a visitar a mis padres, llegó aquí y luego sigo mi viaje-
Entre esa plática acerca de las cabañas terminaron su cena, unas cuantas bromas y salieron de la cabaña los tres, Yess les sonrió y se despidió primero, se llevó la camioneta diciendo que iría al pueblo, claro que no era así! Ella solo intentaba dejarlos solos, pues la química brotaba sin que esos dos se dieran cuenta.
-Bueno, ya que debo esperar a Yess, dime qué pasó con tu trabajo en la cafetería? No creo que te dieran vacaciones 3 semanas- lo observó esperando respuesta con las manos en los bolsillos de pie en el último escalón -Muy inteligente la señorita, la verdad es que renuncie, te conté sobre la nueva marisquería, lo que no te dije es que se inaugura en 3 semanas y como soy copropietario, decidí primero despejarme y luego llenarme de trabajo- la miraba de frente con un cigarrillo en la mano derecha y la izquierda escondida en la bolsa de su pantalonera -Ahora es mi turno, porque no has reposado absolutamente nada y porque son obvias esas ojeras- la encaró al poner ese tono de regaño -No puedo dormir, han sido demasiadas cosas e intento distraerme en el ordenador pero todo vuelve- su voz se quebró y el sacó su mano del bolsillo, se sentó en el escalón y con un ademán la invitó a sentarse junto a él, de inmediato Camila se encontraba a su lado viendo como le daba una calada fuerte al cigarro.
-soy pésimo dando consejos, pero un chingon para escuchar, cuando necesites desahogarte puedes hacerlo con toda confianza, creo que es poco tiempo para confiar, pero si no me equivoco sé casi todo de ti en menos de una semana y aunque no te he contado mucho de mí, te debo mi vida, y agradezco haberte conocido-
-Cierto, no sé mucho de ti, pero cuando veo esos ojos grandes y esas pestañas siento que te conozco de toda la vida- sin darse cuenta se miraron mutuamente con sed de sus labios lo único que sonaba al rededor era ese cuento otoñal entre olor de pinos y humedad.
-Hace unos años, cuando perdí a mi prometida, creí que no volvería a encontrar una mirada igual, una sensación de confianza y pureza igual, creí que jamás encontraría a una persona con un corazón puro y fuerte como el de ella... Me equivoqué-
La lista de la luna se reflejaba en la oscuridad de los ojos de Camila y sin dudar ni razonar, se acercó a él y lo besó, apenas tocaron sus labios y el la tomó de la nuca para acercarla, entre abrieron los labios y entre efucividad y ternura al besarse un escalofrío corrió entre ambos haciéndolos estremecer, un deseo que parecía encerrado incluso desde antes de conocerse y esa noche, sin saber cómo algo se encendió entre sus corazones. Ella se separó y se levantó para bajar los últimos 2 escalones y giró para ver a Santiago, aún sentía dentro de ella una sed de él que ni siquiera sé percató en que momento llegó, él la siguió y se le puso en frente a cortos centímetros y con la respiración agitada -Que pasa? Nunca habías besado a alguien como yo?- la encaró con tono de broma y mirada seductora -No sé porqué te besé, tal vez fue agradecimiento y me confundí, y tú respondiste el beso con las mismas razones, te agradezco todo y los libros los dejé en tu casa entre unas macetas, que estés bien- le respondió seria y con mirada dura comenzó a caminar entre los pinos sobre la carretera rocosa hacía su cabaña.

Un solo corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora