Capítulo 10 La Bala

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Narra Camila

Esa noche se desvaneció la ilusión, todas las verdades se vencieron y salieron a la luz, intenté correr sin mirar atrás fue la sensación más extraña que jamás imaginé, ni siquiera tengo palabras para esta situación y quisiera arrancarme el corazón...
Llegué agitada a mi casa, el causante era el destino que incrustó en mi pecho una maldición, que me bendijo
Perdón si mis palabras yo misma contradigo, pero es la verdad, porque este órgano que me salvó la vida, es el mismo que me condena al odio que me tiene el hombre que amo.

Azotando puertas tras de mí llegué a mi baño, dónde dejé caer mis prendas de ropa y apagué luces, sentí que el nudo en mi garganta estaba a un suspiro de desatar el llanto, y así comenzó el brote del dolor, apreté fuerte mis párpados como si eso apagara las imágenes de mi mente.
Los recuerdos llegaron y lo primero que vi fue una bala y un estallido de sangre frente a mi yo de 8 años, recordé esa tragedia y el peso de mi pecho estalló en lágrimas que tibias rodaban en mi cara mientras la nariz mormada y roja me hacían ver enferma, abrí la regadera y dejé que el agua fría me abrazara, explote en gritos de dolor, pronto llovieron a mi mente más recuerdos, como esas noches en el orfanato, cuando no obedecía y me quitaban las cobijas, el frío no me dejaba dormir y si lloraba la maestra Consuelo me llevaba a un clóset que estaba al final del pasillo, ahí guardaban los detergentes y me encerraba con llave, aunque a veces era peor,mis compañeras de cuarto podían ser muy crueles, en una ocasión me cortaron el cabello y recuerdo también que una vez me amarraron y me llevaron a los baños en la noche, me dejaron así hasta las 7 de la mañana... entre más recordé más lloré... y de pronto cuando el llanto estaba desapareciendo y el jabón me estaba relajando, recordé la peor noche de mi vida... el día que esos tipos me violaron, me desvirgaron de la peor manera, fue un dolor abominable, aún podía recordar como sudaban sobre mí, el primero es al que más recuerdo, primero su mano gorda y rasposa que me frenó por la espalda sujetando me los brazos, me tiró al suelo y sin aún comprender sentí el peligro y por impulso intenté ponerme de pie y huir pero aún ni siquiera me enderezaba y alcanzó mi tobillo, me estiró hacía con él, grité, pedí ayuda, lo golpeé como pude, y tiraba patadas, luché, pero su fuerza me estaba debilitando... tengo presente el olor a tierra que rápidamente me cubrió, se adueñó de mí, me miraba con morbo, lujuria, con maldad, al mirarlo supe lo que estaba pasando pero tuve la esperanza de salir de ahí, ese gordo asqueroso... entre más tallo con desesperación mi cuerpo más recuerdo, una y otra vez ese momento en que se unieron más, a mi al rededor había aproximadamente 5 sombras masculinas, solo vi algunos rostros y sentí que ese imbecil abrió mis piernas y entró en mí bruscamente, grité como nunca en mi vida, de verdad dolía horrible, sentí que estaba destruyendo me por dentro, escuché risas y agresiones en tono de burla contra mí, cerré mis ojos y rogaba porque fuese una pesadilla y esto terminase pero mientras mi llanto salía sin parar un tipo me agarraba las manos y el gordo asqueroso me estaba tapando la boca, recuerdo que las manos le olían a gasolina y aceite, sentí cuando rasgó mi blusa y apretó con fuerza mis pechos, terminó y pensé que me dejarían ahí, que ilusa... el segundo se subió en mí me golpeó varias veces en la cara llamándome perra golosa, y cuando puso sus rodillas sobre mis manos pude ver que ya traía esa cosa afuera, intenté safarme pero me estaban agarrando los pies y la verdad no tenía mucha fuerza, me dolía mucho todo, ni siquiera me dio tiempo de rogarle que no lo hiciera cuando puso una pistola en mi frente y me abrió la boca, fue asqueroso, sentí que me ahogaría en mi vomitada cuando ya estaba dejando de respirar lo sacó y me siguió golpeando, apretó fuerte mi garganta y deseé con todo mi corazón morir, pero eso no acabó ahí ese barbón que olía a sudor con perfume barato y cigarro también entró en mí... ya no tenía fuerza y mis ojos estaban cerrados, inchados; sentí la cara caliente y el cuerpo adolorido, pero aun así luché como pude, el tercero me puso boca abajo con una mano apretaba mis muñecas, y con la otra me estiraba el cabello, recuerdo su asquerosa lengua lamer mi cara y mientras con mis últimos alientos gritaba y lloraba un nuevo dolor me embestia, cuando estaba por desmayarme escuche una voz más vieja decir que era mejor llevarme a "la bodega" y luego tirarme por ahí... luego todo se puso borroso y me desmaye....
Aún no sé cómo es que he podido ocultarles esto a mis padres, o tal vez esperan a que este lista para contarles. No lo sé, pero me cansé de llorar y fui a mi habitación, me puse una camisa floja y me acosté en la cama, escuché llegar a mis papás y caí en ese sueño otra vez, un charco de sangre y coágulos de sangre en el suelo, el quirófano... mi bebé.

Desperté a llorar; lloré, y lloré... y no dejé de llorar en silencio; ahogaba mis gemidos de dolor contra la almohada y volví a dormir pero el sueño que tuve no era ningún recuerdo mío, ni siquiera una pesadilla, hasta creo que no estaba yo... fue intrigante y revelador...

Narrador

Una bala no solo carga plomo y muerte, una bala está en muchos lados, por ejemplo en esas situaciones que te destruyen en estallidos de dolor, y debilidad, esas balas que no te matan pero te pudren para siempre...
Y Camila fue una víctima que cayó en cenizas a causa de esas balas putrefactas, y para poder renacer, debe sanar... debe purificarse llorando, esa es la mejor manera de sacar todo aquello que lleva cargando...
Santiago por otra parte necesita conocerse, soltar, y perdonar para poder seguir...

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⏰ Última actualización: Oct 17, 2020 ⏰

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