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Entrando en su apartamento, Yuri echó sus llaves sobre la mesita de café e iba revisando su correo mientras se dirigía a la cocina.

-Correo basura... Más cuentas. -Se quejó.

Lanzó el montón de correo en el mueble de la alacena. Abrió el refrigerador para revelar tan sólo algunos alimentos ya caducados y un brik casi vacío de leche. De pronto pensó en comprar algo pero ya era muy tarde y esa idea se esfumó.

-¡Maldición!

La artista de strip tease abrió el congelador y sacó una pizza congelada y la metió en el microondas, tomó un vaso de cristal de la alacena antes de encaminarse a la sala de estar. Al lado del sofá estaba una botella medio vacía de whisky que había comprado la noche anterior. Yuri tomó asiento y llenó el vaso antes de alcanzar la pitillera y su encendedor. Inhaló el humo lentamente quemando sus pulmones; contuvo el aliento un momento antes de dejarlo salir lentamente. Casi instantáneamente sintió los efectos, su cuerpo relajándose bajo la influencia de la marihuana. Otra larga inhalación seguida por varios tragos de whisky. La stripper ya estaba demasiado colocada como para recordar la cena. Encendió la televisión, presionó los botones del control remoto hasta que encontró el canal de videos de música. Prestó poca atención a la pantalla dándole más importancia a su bebida y al porro que entumecía sus sentidos.

La nariz de Yuri notó un fuerte olor a humo que la hizo despertar de su inconsciencia.

-¿Pe-pero qué demonios?

Con su mente aún borrosa le tomó unos cuantos segundos más darse cuenta de que algo andaba mal. Para entonces el fuego del microondas se había propagado por encima de las alacenas y a través de la cocina. El fuego ya se había extendido demasiado como para poder apagarlo con un extintor. Yuri tomó una caja de cartón que estaba vacía y comenzó a llenar la caja de sus posesiones más preciadas; un trofeo pequeño, una figurilla de cerámica, un álbum viejo de fotos, una carpeta con sus documentos importantes y cuanta ropa podía salvar. Como acto reflejo colocó su cartera alrededor de su cuello temiendo no poder regresar después por ella. Y estaba en lo correcto.

El cuerpo de bomberos estaba ya allí, habiendo sido llamado por uno de los vecinos. Tan pronto como Yuri salió de su apartamento, los bomberos entraron con mangueras para apagar las llamas. La stripper miraba impotente como los raudales de agua entraban en su apartamento, salvando la estructura pero arruinando todo lo que había dejado dentro. Quería gritar o no volverse loca y eligió esto último. Después de meter su identificación y su dinero en los bolsillos, consiguió a alguien que le cuidara la caja con sus pertenencias por esa noche. Después de asegurarse de que no necesitaba nada más, Yuri se marchó en busca de un bar cercano.

La castaña stripper sacaba 25 dólares cuando un tipo corpulento pero agradable se acercó a ella.

-¿Le puedo invitar a una bebida?

-¿Acaso parece que necesito otra bebida? -chasqueó-. Vete y desperdicia tus palabras en alguien mas.

-Oye, sólo trataba de ser agradable -protestó. -Y observé que estabas muy sola.

-¿Y no se te ocurrió que era porque quería estarlo? -Yuri golpeó su vaso vacío ruidosamente sobre la barra, captando la atención del camarero. El presunto conquistador se dio por vencido y regresó con sus compañeros mientras ella tomaba otra bebida.

-Última llamada -dijo el camarero cuando se alejó. La stripper tomó su bebida tan rápido como pudo, después guiñó un ojo y dio una sonrisa al barman para obtener otra bebida más antes de que cerrara la barra.

Tambaleándose afuera con el aire nocturno, Yuri iba tropezando por el camino hacia su incendiado apartamento y al estacionamiento donde su coche estaba estacionado. Pasaría la noche en el asiento trasero de su auto, estando demasiado borracha como para notar el frío de la madrugada.

El Corazón de Yuri.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora