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Yena permaneció en el portal mientras veía las luces del coche de su hermano encenderse y salía de su estacionamiento—todo salió bien.— dijo mientras cerraba la puerta.

—Ahora recuerdo por qué prefería quedarme a estudiar todas esas noches cuando tu querías ir a visitar a tu madre.— Chaewon dijo mientras recogía una taza vacía y la llevaba a la cocina.—Es definitivamente una ventaja el tenerla viviendo a dos pueblos de distancia.—

—Te juro que si hubiera escuchado por más tiempo como el Capitán hizo esto y lo otro y que tuvo sus amoríos cuando tenia 20 años o como a la Señora Kang le gusta el té de zarzamora con brandy, consideraría realmente la idea de cometer matricidio.—

Chaewon se rió y abrió el lavaplatos.—Bien, veamos si podemos lograr una salida más conveniente para que no cometas un delito capital. Pásame los platos, por favor.—

—Seguro. Oh, aquí hay una taza y una cuchara.— Yena entregó los platos, luego se apoyó contra el mueble mostrador.

—¿Y como va ese libro?— Chaewon programo el tiempo del lavaplatos y siguió a su ex-amante a la sala de estar.

—Creo que he escrito cerca de 4 oraciones desde la última vez que me preguntaste.— Yena suspiró mientras se sentaba sobre el sofá.—No sé que me pasa. Nunca había tenido un bloqueo así antes.—

Chaewon puso su mano sobre el muslo de Yena.—Tal vez te estas presionando mucho. Tomate un descanso, date algunos días, luego regresa e inténtalo.—

—Ya probé eso, Chae. No trabaje en él.— Pasó sus dedos por su cabello.—Algunas veces pienso que no me queda una sola onza de energía creativa en mí.—

—¿Quieres que le eche un vistazo?—

—No.— Yena contestó.—Te lo agradezco. Pero ya se me ocurrirá algo para resolverlo.— Yena escuchó un sonido y empezó a ver a Yuri bajando las escaleras—Hola.— Un codazo sutil hizo que Chaewon quitara su mano.

—Hola.— La pelinegra miró a Yena y luego a Chaewon.—Pensé que todo el mundo se había ido ya. No me percaté que todavía tenias compañía.— Se volvió hacia las escaleras.

—La general y Jeongin se fueron hace unos minutos.— dijo Chaewon, poniéndose de pie yendo hacia donde Yuri estaba parada.—Solamente charlamos. ¿Por qué no te unes a nosotras?—

—Bueno, Yo...—

Yena gesticuló hacia la silla vacía.—Toma asiento. Debes de estar cansada de estar encerrada en ese cuarto todo el día.—

Yuri dudo, luego asintió la cabeza y se dirigió al asiento indicado.—¿Qué tan malo puede ser? Puedo ser sociable por algunos minutos.—pensó Yuri.

—¿Disfrutó tu hermano la fiesta?—

—Sí, mucho.—

—¿Tienes hermanos o hermanas, Yuri?— Chaewon preguntó sentándose en el sofá.

—Tengo una hermana mayor.—

—Yo soy hija única.— la mujer de cabello rojizo contestó.—siempre pensé que tener una hermana hubiera sido genial.—

—Yo también.— Yena estuvo de acuerdo.—Amo a Jeongin muchísimo pero cuándo tenia dieciséis, tenia que cargar con mi hermano de seis años conmigo por la calle y era un verdadero obstáculo.—

—¿Cuánto se llevan de edad tu hermana y tú?—

—Tres años y medio.—

—Oh, eso es genial.— dijo Chaewon.—Entonces ustedes dos se criaron juntas. —

El Corazón de Yuri.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora