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Recostada en la cama, una Yuri con tan solo 14 años de edad escuchaba los sollozos ahogados a través de la pared que separaba su cuarto del de su hermana mayor. Yuri lloraba por el desamparo que sentía, por la impotencia de no poder ayudar a Yoojung. Había intentado dos veces proteger a su hermana de su padre y en ambas ocasiones se había ganado una paliza tan severa que no le permitió asistir a la escuela durante días enteros. La última vez había sido apenas en menos de una semana y su ojo todavía lucía un enorme hematoma causado por su puño. Los gritos de Yoojung se hacían mas frecuentes, mezclados con los gruñidos carnales de su padre. Yuri enterró su cabeza en la almohada y lloró aun más fuerte, compartiendo el dolor que su hermana estaba sufriendo y temiendo que esta noche podría ser en la que su padre decidiera parar en su propia puerta.

Minutos más tarde escuchó un sonido ya conocido de su padre caminando a través del pasillo. Repentinamente los pasos se detuvieron fuera de su puerta. El corazón del Yuri comenzó a latir rápidamente por varios segundos, pero los pasos se siguieron de largo, deteniéndose en la puerta del dormitorio de su padre cerrando la puerta. El cuarto de baño separaba su cuarto del de sus padres, lo que hacía que el poder espiar a escondidas fuera imposible. Sin embargo, también facilitaba que las dos hermanas tuvieran sus conversaciones en privado.

Una vez que se aseguró que su padre no saldría de su cuarto, Yuri salió a hurtadillas de la cama y lentamente abrió su puerta. Miró con cuidado a través del pasillo hacia la puerta de su padre y entró sigilosamente en el cuarto de su hermana.

Yoojung yacía sobre su cama, estaba enrollada como una bolita sollozando impotentemente. Yuri trepó en la cama y abrazó a su hermana mayor.

—De-de-deberías regresar a tu cama antes de que él te encuentre aquí.— Yoojung le advirtió.

—No, él no regresará.— dijo, sujetando a su hermana más fuerte.— Necesitamos escaparnos.— Era una discusión que ellas tenían por lo menos una vez a la semana desde hacia pocos meses.— Por favor Yoojung, no podemos seguir viviendo así. Podemos irnos... a la ciudad o a algún otro lado.—

—No podemos, eres demasiado joven.— Yoojung contestó.— La policía nos encontraría y estaríamos en peores problemas aunque si nos quedásemos aquí.—

—Pero él sigue lastimándote.— la joven adolescente imploró.— Y ella no lo detendrá. Sé que ella escucha pero nunca hace nada.—

—¿Qué puede hacer ella, Yuri? Él solamente le pegaría otra vez y sería peor.—

Las hermanas se sentaron juntas en la cama por varios minutos antes de que Yuri hablara de nuevo.

—¿Cuántos años tenias cuándo él...?— Dejó la pregunta sin terminar, no queriendo realmente poner un nombre a ese acto tan horrible. Yoojung vaciló por un momento antes de contestar.

—Quince.—

—¿Cuánto tiempo crees que él esperará para que venga después a por mí?— Yuri preguntó con voz tímida. —No puedo pasar por eso, Yoojung, yo simplemente no puedo.— Sorbió por su nariz y se secó las lágrimas. —Por favor.—

Hubo un silencio en el cuarto durante varios minutos antes de que la hermana mayor hablase. —Ve a tu cuarto y vacía tu mochila de la escuela. Mete ropa abrigada y ropa interior. Ponte tus zapatos de lona y un suéter grueso.— Yoojung se quedó parada un momento y después rápidamente abrió los cajones de su tocador. Escondiendo en la mochila un par de calcetines negros. Los desdobló para revelar un fajo pequeño de billetes en efectivo. — Espero poder terminar la escuela secundaria y conseguir un lugar para las dos después de que me gradué — susurró.— Iremos hacia el norte, a Pyeongtaek. Es una universidad en el pueblo. Podemos conseguir allí un lugar pequeño para escondernos hasta que decidamos qué hacer.—

El Corazón de Yuri.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora