6.

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Una fría mano se deslizo por lo largo de mi muslo izquierdo provocándome un vacio en el estomago, una sensación de desagrado, una inquietante lengua chocaba en mi cuello, subía y en ocasiones terminada en mi oído izquierdo, aprisionaba sus dientes en el lóbulo de mi oreja hasta cierto punto que me daba ¿Repulsión?

-Tom... detente- Le pedí en un susurro de nueva cuenta cerrando mis ojos como si así pudiera ignorar el ¿Desagrado?

Hay bastante cosas que no entiendo de él y esta es una de ellas, ¿Por qué hace esto? ¿Por qué actúa de esta manera tan desconocida? ¿Cómo perdió la cordura? ¿Cómo dejo de lado ese sentimiento de amistad que nos une? Lo sé con tan solo ver en sus ojos el reflejo de desesperación, sé que es capaz de todo sin importarle que sea yo. Mantenía mis parpados cerrados con fuerza, aferrándome a sus hombros dando por terminado mis esfuerzos por apartarlo, ya sabía que no lograría nada.

Tantas cosas y a la vez nada pasaba por mi mente, el recuerdo de ese niño pequeño con sus mejillas sonrojadas, su enorme sonrisa dibujada en su delicado rostro, todo eso desaparecía bruscamente con lo que estaba ocurriendo ahora. Escuche el sonido de una hebilla desabrocharse seguida de un rápido bajar de cierre, se aparto un par de centímetros con su miembro semi despierto fuera de sus pantalones, con una mano apoyada en la puerta del cubículo aun acorralándome y con la otra preparando su erección, masturbándose a sí mismo con desesperación.

Abrí mis ojos viendo la escena que me imaginaba, bajando mi mirada solo por curiosidad, viendo como se atendía solo, como apretaba con su mano su miembro agitándolo con rapidez, verlo así me provoco un escalofrió de pies a cabeza ¿De verdad lo iba hacer? ¿De verdad me tomaría aquí y ahora?

-Por favor... no hagas esto- Le pedí nuevamente.

Como ya lo esperaba me ignoro, apoyando de nueva cuenta su cuerpo contra el mío, esta vez rozando su ya completa erección, se sentía tan dura y caliente ¿De verdad le excita esta situación?

*Meses atrás*
***-En el baño- Soltó al descansar su espalda en el asiento

-¿Qué? ¿Hablas del baño en el bar?- Pregunte ingenua ante la confesión de la pelirroja

-Sí, lo hice con Tom en el baño del bar- Respondió sin descaro

-Están locos, malditos ninfómanos- Me burle

-Ni te imaginas fue otro mundo, el que estés pensado que pueden descubrirte, escuchar a la gente fuera del cubículo, no sabes, esa adrenalina te prende así- Hizo un ademan chasqueando los dedos

-Amanda cállate, no quiero escuchar cómo te revuelcas con Tom-Le dije indiferente***

Con todo el descaro ya se las había arreglado para deshacerse de mi ropa interior, la cual ya veía en el sucio piso, seguramente regresaría a casa sin nada.

Movía sus caderas simulando embestidas, rozando una y otra vez su miembro contra mi entrada, más que causarme placer me provocaba algún tipo de pánico, no termina de desagradarme la situación

-Si no te detienes voy a gritar- Lo amenace

-Hazlo- Dijo al levantar una de mis piernas.

No podía creerlo, no así, una sensación desgarradora a causa de mi falta de lubricación, horrible, sin previo aviso me penetro de una forma brusca, lo abrace con fuerza enterrando mis uñas en su espalda por encima de su ropa y aunque lo amenacé con gritar lo único que logre fue un grito mudo.

Comenzó el movimiento de sus caderas desgarrándome por dentro, esto no era real, no podía ser.

Tomaba mis nalgas con fuerzas para enterrarse por completo en mi interior, ardía, una sensación de dolor, quise gritar, pedir ayuda ante esta ¿violación? Sí, eso hubiera sido pero escuche las voces de unos tipos afuera, la oportunidad perfecta, ellos me ayudarían ¿no? Pero mi voz no salía, mi boca o me obedece y se mantiene sellada, mi cuerpo se envuelve en un inexplicable calor, mi respiración se agita, el ritmo de mis latidos se acelera ¿Y si escuchaban mis jadeos? ¿Y si escuchan mis quejidos? ¿Qué pensarían de mí? ¿Qué soy una pervertida adicta al sexo? ¿Qué me encanta que me follen en los baños públicos? ¿Si me escuchaban y comenzaban a pajearse con solo oír mi voz? No eso no podría ser ¿A ellos les excitaría? No pude mas, solté un ligero gemido

-¿Escuchaste eso?- Pregunto una de las voces de afuera

-¿Qué cosa?- Respondió el otro

-No, nada, debe ser mi imaginación.

Mi cuerpo comenzaba a reaccionar a las caricias ajenas, el calor aumenta, sentía mi rostro arder y mis brazo como abrazaban con fuerza a Tom, al sentir sus enloquecedoras embestidas, al sentir el calor arder hasta mis entrañas, recorrer cada parte de mi entrada... yo... mierda, Amanda tenía razón, esta situación me está excitando.

En un momento salió de mi interior, dejando escurrir mis líquidos sobre mis piernas, tomo mi cuerpo acercándome al inodoro, dejando espacio detrás de mí para él en el estrecho lugar, se sentó y me tomo de las caderas penetrándome, apoye mis manos en los azulejos de la fría pared recibiendo sus candentes embestidas sin piedad alguna, sin contenerse para no provocarme gemir, me llenaba con fuerza con su ardiente herramienta, una y otra vez lo sentía, el calor llena mi interior, enloqueciéndome, llenándome de delirio, esas oleadas de placer que sofocaban mi cuerpo, esas manos que apresaban mis caderas, que en ocasiones subía y estrujaban mis pechos jugando con mis pezones. No sé cuantos minutos pasaban, cada jodido minuto era un locura de placer, mordí mi labio inferior para tratar de reprimir los gemidos que tantas ganas tenia de soltar, era tanto el placer que en un momento sentí el sabor a hierro en mi boca, consecuencia de la fuerza con la que mordía mi labio a tal grado que lo hice sangrar.

Era excitante, la situación era de verdad excitante, mi cuerpo se movía al ritmo de las embestidas de mi dueño, ese castaño que es tan jodidamente sensual. Estaba al límite, mi sangre hervía, mi cuerpo se retorcía ante la futura sensación del éxtasis, entonces se detuvo, dejo de moverse quedando fuera de mí

-¿Estas por venirte cierto?- No le respondí, solo voltee a verlo por encima de hombro- Pídemelo.

Esa palabra, solo con pedirlo, no podía humillarme mas, pero la sensación de no llegar es horrible, en este caso el placer me dominaba, entonces tragándome mi orgullo, considerándome demente, dejándome llevar, incline mi cabeza hacia delante, escondiendo mi rostro en mis largos cabellos, respire hondo y entonces lo hice

-Por favor hazlo... haz que me corra.

Una estocada que me penetro hasta el alma, que me hizo alcanzar el paraíso de tanto placer, lo mejor venia, ese endemoniadamente delicioso orgasmo, lo hizo, sentí como vaciaba su esencia tibia dentro de mí, porque esta vez no se protegió, me hizo perder la razón por unos minutos, después de todo resulto una buena fantasía cumplida.

Asfixia (Tom Holland) *Hot*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora