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Pasaron los días y en mi interior comenzaba a sentir el nacimiento de un sentimiento no experimentado... hasta el momento.

Que me partiera un rayo si no fuera así, pero puedo asegurar como lo que parecía ser una enorme roca se desvanecía poco a poco en mi interior hasta casi pulverizarse.

Y la creadora total y absoluta de ese milagro era Lorena, que sin necesidad de pala y taladro, sólo con sus besos, cariños y caricias parecía tener la cura en sus manos para derribar trozo a trozo de esa masa de piedra sólida que rodeaba con furia a mi corazón, y poco a poco al poder comenzar a sentir, me vi enfrentada a sentimiento más increíble, a uno al que siempre estuve privada que es sentir el cariño por alguien y a su vez poder sentir como esa persona te quiere a ti.

Pese a estos nuevos sentimientos, no había día donde mis fantasmas internos no salieran a restregar temores en mi rostro. No podía dejar de darle vueltas a la idea que quizás todo esto es una locura, que mi familia me haría la guerra si en algún momento decidía escoger a Lorena, que quizás sólo debía enfocarme en mis metas previas, es decir lograr ingresar a la carrera artística de mis sueños.

Pero al pensar en arte, no podía evitar pensar a su vez en Lorena, ella era una forma de arte por si sola, con ese talento y elasticidad para su danza urbana, la agilidad con la que mecía sus caderas, el contoneo sensual de su vientre y el vaivén de su pecho al desplazarse... lo tenía tan firme en mi mente que sentí la boca seca en cosa de segundos, rememorando la sensualidad de su cuerpo, sin poder evitar ponerme roja al auto descubrirme pensando de esa manera tan carnal sobre ella. Nunca un chavo consiguió removerle una hormona y en cambio ella parecía tener control total y absoluto de cada una de las mías. Si tan solo pudiera aferrar mis manos a su piel y sentir su calidez...

- Isidora... - su dulce voz me trajo de regreso al mundo de los vivos - despierta nena que llevo hablándote mucho tiempo, pero sólo me miras fijamente, perdida en tu mundo...

Me dedicó una mirada entre divertida y coqueta.

- ¿Se puede saber en qué pensabas? Por un momento pareciste devorarme con la mirada - pasó su lengua por el labio inferior mientras sonreía y sentí una profunda necesidad de besarla.

- Oh yo... - me ruboricé de inmediato- Nada, sólo pensaba, no es nada - bajé la mirada por un lado avergonzada y por el otro para reprimir las incontrolables ganas que sentía de besarla.

- ¿Estás segura? - se acercó con sigilo varios pasos hasta quedar a un par de centímetros de distancia - Tu mirada fue bastante sugerente.

Deslizó su mirada por mi rostro, desde mis ojos hasta mi boca, descendiendo en un recorrido que pareció acariciar mi cuello, hombros y escote.

Sentí el calor de su mirada y para cuando regresó a fijarla en mis labios sentí que quemaba, a tal punto que sentí seca la boca e inconscientemente pasé mi lengua para aliviar mis labios.

Lorena siguió fascinada con su vista mí acto reflejo y me dedicó una mirada intensa.

- No debiste hacer eso - sentenció con una fiera sonrisa aferrando mi cintura entre sus manos antes de atraerme a ella con una intensidad desmesurada.

Caí rendida ante ella cuando sus labios atraparon los míos de forma posesiva y demandante. Juraría que me estaba devorando casi literalmente la boca y aún así yo necesitaba más, mucho más.

Presioné mi cuerpo contra el suyo hasta arrinconarla en la pared más cercana, liberando todo el deseo que sentía a punto de ebullición en cada uno de mis poros. Luchando con su remera conseguí colar los dedos por debajo de esta mientras ella jalaba con los suyos la cintura de mis pantalones. Su jadeo secundó al mío y cuando sus labios se estrellaron contra mi cuello, mi vista dio con las filas de casilleros que descansaban a nuestro costado. Horrorizada de ser sorprendidas saqué fuerzas de donde no tenía para separarme unos pasos de ella.

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⏰ Última actualización: Jul 25, 2019 ⏰

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El vacío de Isidora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora