Llegué a mi casa y tras dar un saludo rápido a Sofía me lancé veloz por las escaleras en búsqueda del refugio que me brindaba mi habitación, desde luego nada más entrar y cerrar la puerta tras de mí, aquel lugar me brindó de esa seguridad y paz que tanto anhelaba en esos momentos
Una parte de mí quería dejar de sentir tanta ansiedad por todo lo sucedido en casa de Lorena, pero otra parte de mí se negaba a sosegarse
Y es que no nada más se trataba del beso que ella me había dado, en parte sí debo aceptar, pero no toda mi ansiedad era debida a eso... Gran parte era debido a que Lorena había expuesto frente a mis narices mis mayores dudas y temores, con una naturalidad tan abismante que me había dejado impactada
Y cómo no reaccionar así, si yo siempre me había cuestionado mis fracasos amorosos, desde luego me lo había cuestionado internamente y sin exponerlo ante nadie, pero me lo había cuestionado muchas veces al fin y al cabo.
Siempre me preguntaba por qué no lograba formalizar relación con algún chico, por qué ninguno lograba gustarme lo suficiente como para arriesgarme un paso más a lo que estaba acostumbrada, por qué no había logrado decidirme por alguno de los chicos que me pretendían, o siquiera saber por qué siempre me había pospuesto al amor.
Reflexionaba en cada una de las palabras emitidas por Lorena y un escalofrío recorría mi columna vertebral
¿Acaso sería posible que yo fuera como ella y no lo sabía? ¿Acaso yo debía probar con una chica para descubrirlo?
Negué enfáticamente con mi cabeza y me comencé a pasear como tigre enjaulado. Aquello no era posible, ni siquiera debía perder el tiempo pensando en eso. ¡Yo no era lesbiana!
Repetí esa frase un millón de veces como un mantra, para de alguna manera calmar mi mente y dejar de pensar locuras
Aunque si yo no era así... ¿Porqué sentía mis labios arder al recordar la sensación de los labios de Lorena sobre los míos?
Y si no era así, ¿por qué ese simple roce de labios me había puesto más nerviosa que todas las veces que había recibido un beso de algún chico con anterioridad?
Quizás por ser la primera vez que una chica me besaba, ese gesto me había causado confusión, debía ser eso. Aunque no estaba del todo segura
De lo que sí estaba segura era que no quería volver a sentirme así de vulnerable y confundida nunca más. Seguirle el juego a Lorena sería jugar con fuego y yo no estaba dispuesta a eso.
Por lo que decidí que hasta ese momento había llegado mi interacción con ella y todo aquel suceso quedaría enterrado al fondo de un baúl.
*
Al día siguiente nada mas llegar a la academia me propuse en dirigirme rápidamente a mi salón. No deseaba tener encuentros no deseados con nadie.
Ya casi respiraba aliviada al visualizar la puerta de mi salón a unos 20 metros
- Hola güerita - una voz de chica ronca a mi espalda robó en un segundo mi alivio
No alcancé a frenar por lo que pensé en hacerme la sorda y seguir directo a mi salón. Pero Lorena en 2 segundos me pasó por el costado y se me plantó por delante, derribando toda mi intención
- ¿Sabías que es de mala educación ignorar cuando te saludan? - su sonrisa amplia contrastaba con su frase seria
- Lo siento no te escuché. Hola.
Miré incómoda hacia los costados analizando mis opciones para quitármela del frente y escabullirme
- Si me disculpas debo ir a mi salón - rápidamente la rodeé por el costado derecho para proseguir mi camino pero su mano automáticamente aferró mi brazo, haciéndome frenar al instante - ¿Qué? Llevo prisa...
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El vacío de Isidora
RomansaIsidora García es una "Primadonna" con todas las letras en el ámbito artístico de la Academia de Artes a la que asiste hace años, su pasión por el Ballet y violín traspasa toda frontera y se destaca notablemente en esas áreas. Delicada, femenina...